Perez Companc se vendió en US$ 1182 millones a Petrobras
La empresa brasileña se hará cargo de la deuda de US$ 2000 millones netos que tiene el grupo
Los inversores internacionales que imaginaban hace unos meses que la devaluación argentina sería una magnífica oportunidad para comprar empresas encontraron ayer el primer gran caso testigo: la compañía brasileña Petrobras llegó a un acuerdo con el grupo argentino Perez Companc para adquirir el 58,6% del holding.
La operación, que se concretará el 30 de septiembre próximo, será por casi 1182 millones de dólares (754,6 millones en efectivo) más la deuda de 2000 millones netos que tiene el grupo argentino, que será asumida por Petrobras. Y significará, en los hechos, que Perez Companc abandonará el negocio del petróleo crudo y el gas, su principal actividad en la actualidad, y se quedará sólo con el sector alimenticio.
El convenio incluye, además, la cláusula de que la empresa de la familia Perez Companc finalice con éxito la refinanciación de la referida deuda con los acreedores. La mitad de ese pasivo ya fue acordada, con una adhesión del 90% para las obligaciones negociables. El resto será más complejo: dependerá de la recepción que el canje tenga entre los bancos acreedores, representados por el JP Morgan.
"Nosotros no teníamos la empresa en venta, pero apareció una oferta no vinculante que, dentro de los valores de la devaluación de la Argentina de hoy, es muy importante. La hemos considerado muy conveniente", dijo anoche a LA NACION Carlos Cupi, presidente del directorio de Perez Companc SA.
El directivo agregó que, a partir de ahora, el holding centrará sus estrategias en su empresa Molinos. "Una parte del monto será focalizada en los alimentos. Desarrollaremos el mercado interno", dijo.
Para la compañía argentina, fundada en 1946, las penurias financieras comenzaron en diciembre, cuando la devaluación tornó impagables sus vencimientos en dólares.
La sola mención del patrimonio actual de la firma, que pasó de 2931 millones de dólares en marzo del año pasado a 778 millones este año, resulta elocuente para describir el deterioro. Y también los ingresos y egresos: el grupo obtuvo ganancias por 149 millones de dólares durante el primer trimestre de 2001 y pérdidas de 681 millones en el mismo lapso de este año.
Malestar con el Gobierno
En el nuevo escenario, Perez Companc buscó entonces fortalecer sus negocios en otras latitudes, como Venezuela y Ecuador, lo que no impidió que tuviera que comenzar un plan de refinanciación de su deuda. En la empresa evitaron ayer cualquier cuestionamiento público al Gobierno, pero muchos ejecutivos lo hicieron en voz baja. Y los reproches, que ya habían comenzado en febrero, no atacaron sólo al cambio en la política monetaria, sino a lo que la compañía interpretó como permanentes modificaciones en las reglas de juego, con la aplicación de retenciones y topes a las exportaciones de crudo.
De todos modos, en la principal de las empresas que pasarán ahora a manos brasileñas, Pecom Energía, entendieron que no era el momento de hacer declaraciones. "A nosotros nos notificaron hoy; no tenemos por qué hablar porque no fue una decisión nuestra: el dueño decidió vender y punto", se excusó ante la consulta uno de los hombres de negocios.
La operación cambiará de cuajo el contexto energético de la región. Porque empieza a forjarse en América latina un poderoso grupo que buscará competir con la estatal Petróleos de Venezuela (PdvSA). Petrobras, empresa controlada por el Estado brasileño, lo anticipó ayer en un comunicado, al señalar que la compra de Perez Companc apuntala su "estrategia internacional, cuyo objetivo es convertirse en la empresa integrada líder en América del Sur".
Las intenciones fueron, sin embargo, manejadas con estricta reserva, al punto que nadie en el mercado imaginaba los pasos de Petrobras. Tampoco lo sabía el presidente Eduardo Duhalde, cuya agenda le impidió recibir al titular de la empresa, Francisco Gros, en una visita que el directivo realizó hace un mes al país para anunciar sus deseos de invertir en la Argentina.
Gros, que se reunió entonces con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, dijo ese día, en el hotel Caesar Park, que analizaría cualquier oferta porque le interesaba este mercado por una cuestión estratégica. Pero entonces las versiones indicaban que el interés estaba en Repsol YPF -operación que hoy parecería lejana-, y en la refinadora Santa Fe, que sigue bajo estudio.
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