Dueño de Fate: “Va a ser más fácil encontrar restos del Arca de Noé que neumáticos”
Está estancado en un punto muerto; hay bloqueos en las tres fábricas que hay en el país, además de un paro en una de ellas; las empresas advierten que se complicará el abastecimiento
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Un conflicto gremial iniciado hace cuatro meses y que no logra encontrar una solución que deje conformes a ambas partes pone en jaque por estos días la producción de neumáticos en el país, debido a bloqueos de plantas y paro, entre otras acciones de fuerza, que impiden llevar adelante la producción.
De las tres empresas que fabrican en el país, las multinacionales Pirelli y Bridgestone, y la local Fate, esta última es la que en esta oportunidad se lleva la peor parte, ya que además del bloqueo que afecta a todas, en ella se desarrolla un paro. “Tenemos un trato preferencial”, ironizó Javier Madanes Quintanilla, dueño de Fate.
“Va a ser más fácil encontrar restos del Arca de Noé que neumáticos. Hay que salir con lupa a buscar o cruzar el río Paraguay en canoa. A mi mismo me cuesta resolver el problema”, dijo el empresario en declaraciones a Radio Mitre. También admitió que la empresa está operando a un 40% de su capacidad.
Madanes Quintanilla, que también es dueño de Aluar, dijo a LA NACION, que “ahora la fábrica no solamente está bloqueada, sino que también está parada la producción”. Y, recurriendo otra vez al tono irónico, agregó: “Veremos si esto lleva a algún beneficio a alguien. Pero se ve que las convicciones ideológicas de los muchachos son muy fuertes”.
En tanto, desde el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna) denunciaron ayer que “las patronales de la industria del neumático pretenden dar un ´golpe´ a la mesa de negociación colectiva”. Y afirmaron: “Las patronales quieren decidir en forma dictatorial qué está bien y qué está mal, que es lo que debemos aceptar los trabajadores y qué es bueno para nosotros. Es algo inadmisible, ya que sería darles el poder total de colocar cada aspecto de la relación laboral bajo los requerimientos únicos de los intereses patronales”.
El conflicto que, como se dijo, comenzó hace cuatro meses y acumula 17 audiencias fallidas en el Ministerio de Trabajo, está encallado en un punto del que parece imposible salir: el Sutna reclama que las horas trabajadas en días de fin de semana se paguen un 200% más que las de los días de la semana, mientras que las empresas argumentan que si aceptan eso tendrían un aumento de costos del 15%, algo que les restaría competitividad.
Sin embargo, Madanes Quintanilla dejó entrever que la razón por la que no se puede llegar a un buen puerto en las negociaciones es otra. “Lo de las horas al 200% ya no es un tema que sea el eje de lo que se está discutiendo, sino que lo que realmente está detrás es quién conduce la planta, si la empresa o el gremio”, comentó el empresario.
Por su parte, Alejandro Crespo, secretario general del Sutna, dijo hace unos meses que lo que se reclama es una actualización salarial acorde con la inflación, ya que sus trabajadores sufren un marcado atraso en ese sentido. Y, respecto del aumento de costos que aducen las empresas, argumentó: “El costo por la mano de obra por cubierta producida es de tan solo $1000″.
Esta situación ha llevado a que las plantas de la empresas fabricantes trabajen al 40% de su capacidad y que se vea comprometida la provisión de neumáticos en las automotrices y en el mercado de reposición. El tema no es menor, si a esto se suma que la importación está restringida y que, en caso de lograrse, luego su precio es exorbitante.
LA NACION intentó contactarse con la cámara que agrupa a las tres empresas que fabrican en el país, pero eso no fue posible. Tampoco obtuvo respuesta de Crespo, titular del Sutna.
Al inicio del conflicto, las empresas fabricantes, a través de la cámara que las agrupa, detallaron el triple impacto negativo que traerían las medidas de fuerza derivados de él: por el lado de la industria, habría falta de suministro a las automotrices y diversos tipos de transporte; por el de la economía en general, se daría la pérdida de exportaciones y divisas y, por el de los consumidores, desabastecimiento de neumáticos de fabricación local.
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