Qué opina de la economía argentina el CEO de una de las mayores compañías de litio del mundo
El CEO de Livent, una de las mayores productoras de litio, dijo que la demanda del material crecerá un 20% anual por 15 años y que la Argentina es clave en el negocio
- MINI BIO. Cargo: Presidente y CEO de Livent. Estudios: Tiene una licenciatura en Contabilidad y Finanzas de la Nottingham Trent University. Habilidades: Antes, fue vicepresidente ejecutivo y CFO de FMC.
"Vamos a estar acá por mucho tiempo", afirma Paul Graves, CEO de Livent, una de las principales firmas productoras de litio a nivel global, sobre los planes de la empresa en la Argentina. Presente en el país hace más de tres décadas, la compañía de origen estadounidense anunció este año un plan de inversiones de US$600 millones para triplicar su producción de litio en el salar del Hombre Muerto, en Catamarca, y llegar a las 60.000 toneladas anuales. "Es el mayor proyecto que tiene la compañía hoy", dice el número uno de la empresa que exporta el mineral que extrae del país a plantas productoras en China, Europa y Estados Unidos.
Los números de la compañía, que tiene en la Argentina su principal fuente de extracción del mineral, muestran el potencial de un sector que apunta a convertirse en un motor exportador del país. En 2018, facturó US$442,5 millones, con un incremento interanual del 27%, y triplicó sus ganancias (a US$126 millones), con el hidróxido y el carbonato de litio como sus principales mercancías.
-¿Qué comprende el plan de inversiones local?
-La expansión tiene cuatro etapas, involucra un crecimiento físico de la operación en el salar, inversión en infraestructura y que cada fase represente un avance en la producción de 10.000 toneladas en plazos de 18 meses. Ya desarrollamos un gasoducto que abastece el área y vamos a estar invirtiendo para incrementar su capacidad. También vamos a construir nueva infraestructura y caminos, en un proyecto que va a emplear a 700 personas. A su vez, demanda invertir en educación, porque para crecer se necesitan empleados locales capacitados y esa fuerza laboral se mejora con formación.
-¿Es la infraestructura un problema para ustedes?
-No veo que sea un problema en absoluto diferente a lo que ocurre en otros países. El principal inconveniente en nuestro negocio es que la mayor parte de las reservas de litio están en lugares remotos, sea en la Argentina, Australia o Chile. Si bien hay tensiones con las comunidades locales, en general encontramos que el país es muy receptivo de las inversiones extranjeras. Si no invertimos acá, hay que buscar otros países con sus propios problemas en materia de infraestructura. El litio que no sale de Sudamérica viene de Oceanía, y está realmente muy lejos. Es muy remoto, se necesitan miles de kilómetros de rutas y de ferrocarril.
-¿Cuán abundante es el volumen de litio en el país? ¿Qué potencial tiene?
-Las mayores reservas de litio del mundo están en la misma región de Chile, Bolivia y la Argentina, y el país es tercero por volumen. El desafío particular es extraer litio de sales en lugar de rocas. Requiere muchos más procesos, porque es un mineral muy reactivo e inestable, y separarlo para obtenerlo puro es muy complejo. Por eso, el factor clave es la infraestructura. Se necesita mucha energía en lugares remotos, suelen ser lugares áridos o desérticos y se demanda mucha agua, y también fuerza laboral capacitada.
-La minería habitualmente encuentra resistencia por parte de comunidades locales. ¿Cómo trabajan en ese aspecto?
-No podemos hacer nada que afecte negativamente la calidad de vida de las comunidades que viven en el lugar. Si no estamos mejorándolo, entonces no deberíamos estar ahí. No podemos extraer toda el agua limpia y no dejar nada para la comunidad. Y, en efecto, limitamos la cantidad de mineral que extraemos en cualquier localidad según la disponibilidad de energía y agua. Esperamos que, a medida que invertimos y el negocio crece, podremos tener nuevas fuentes de energía y eso nos permitirá expandirnos sin afectar la vida de la comunidad local.
-¿Cómo evalúa el clima económico actual que hay en la Argentina?
-Estamos aquí hace mucho tiempo y atravesamos muchos ciclos económicos. Hoy, hay una apertura genuina a la inversión extranjera y lo apoyamos. Reconocemos que hay que resolver problemas estructurales, como la inflación, pero para nosotros es una economía que está empezando a ser un poco más predecible. Hay que mirar el largo plazo. Si uno invierte o actúa según el escenario financiero actual, seguramente va a estar tomando una mala decisión. Hay que asumir esas condiciones y saber que habrá momentos en los que el contexto nos beneficiará y otros en los que será más desafiante. Además, todo lo que producimos se exporta desde la Argentina. Entonces, es igual de importante qué pasa en Estados Unidos, China o Europa, y las disputas comerciales que afectan el comercio mundial, tanto como la inflación, la tasa de interés o el tipo de cambio local, que impactan en el corto plazo.
-El año pasado el Gobierno impuso retenciones a las exportaciones. ¿Cambió su negocio?
-Cualquier barrera a las exportaciones genera problemas y distorsiones, pero me gustaría plantear la situación de forma inversa. En el pasado, el principal problema que teníamos para operar en la Argentina era la imposibilidad de traer productos al país, no de exportar. Cuando hay controles de capitales, es un desafío aún mayor, entonces, si bien nunca vamos a decir que poner mayores impuestos a las exportaciones es algo bueno, hay que mirarlo en perspectiva.
-¿Cómo proyectan el crecimiento del negocio del litio?
-No vemos un pico en la demanda antes del año 2040. Hay un largo camino. En 2017 había unas 210.000 toneladas de litio en uso en el mundo; en 2025 será 1 millón de toneladas y se llegará a 2 millones en 2030. Es un crecimiento del 20% anual por los próximos 15 años.
-¿Qué impulsará esa demanda?
-Hace cinco años, la baterías eran un cuarto de la demanda; hoy son la mitad y en 2025 serán el 80%, aunque también se usa en la industria del vidrio, cerámica, neumáticos, farmacéutica, químicos y en la agricultura.