PASO 2021: no fue sólo la economía, estúpido
¿Por qué en el total del país, el pasado 12 de septiembre, Juntos por el Cambio superó al Frente de Todos, por 9 puntos porcentuales? A ciencia cierta, no lo sabe nadie. ¿Por qué pudo haber ocurrido? Esta es una pregunta diferente.
La lista de causas posibles es extensa: 1) porque, a raíz de la desastrosa forma en que el Poder Ejecutivo encaró la compra de vacunas, 114.000 argentinos y argentinas perdieron la vida por el Covid 19; 2) por la duración y la arbitrariedad con la cual se implementó la cuarentena; 3) por los múltiples vacunatorios VIP; 4) por el festejo de un cumpleaños en la Quinta de Olivos en medio de una cuarentena estricta, entre otros puntos.
Como todas las referidas causas generan el mismo efecto, resulta prácticamente imposible identificar cuál de ellas fue la causa, o al menos, la más significativa. De manera que, en una de esas, la explicación es más complicada que simplemente echarle la culpa a “la economía”. Pero, con vistas a la elección del 14 de noviembre próximo, los muertos no pueden resucitar, las horas de clase perdidas no se pueden recuperar, pero “con bolsillos llenos de plata” algunos compatriotas pueden cambiar su voto.
Esta es la razón por la cual le atribuyen al oficialismo iniciativas y medidas concretas, destinadas a mejorar, de manera súbita, el bienestar económico de la población, aunque sea de manera transitoria. Digo le atribuyen, porque suelen sobreestimarse las capacidades operativas de los gobiernos.
¿Puede el 14 de noviembre próximo achicarse la diferencia registrada el 12 de setiembre pasado? Puede. ¿Puede aumentar? Puede. ¿Puede el oficialismo dar vuelta el resultado? Puede. Esto se plantea en el plano de las posibilidades, plano que es demasiado amplio para tomar decisiones. También es posible que hoy nieve en CABA, pero nadie saldrá a la calle con esquíes y bufandas.
El decisor se pregunta: ¿cuál es la probabilidad de que, en la elección propiamente dicha, el Frente de Todos obtenga más votos que Juntos por el Cambio? Es un número suficientemente bajo como para que, error tipo I, error tipo II, merezca ser tenida en cuenta.
¿Por qué planteo esto? Porque la forma en que el oficialismo está procesando la derrota electoral, invita a seguir “minuto a minuto” las vicisitudes del accionar del Presidente y la vicepresidenta de la Nación. Lo cual desvía el foco de lo esencial: la contundencia del pronunciamiento de los votantes.
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