Para sentirse presidente
Cinco hoteles de lujo para disfrutar de la Nueva York que esta semana abarrotaron los jefes de Estado
NUEVA YORK.– Manhattan se terminará de vaciar esta noche de la Asamblea General de Naciones Unidas, la invasión anual que cada septiembre llena sus hoteles, bloquea sus calles y la inunda de guardaespaldas y limusinas. Aquellos que quieran venir a pasar unos días encontrarán sus hoteles un poco más disponibles. Pero sólo un poco, porque Manhattan se vacía un día y se vuelve a llenar al día siguiente: mañana.
Como en Nueva York todos los hoteles son caros, la diferencia entre el alojamiento de subsistencia y una estancia de lujo o semilujo es menor que en otros lados. Entre un cuarto húmedo y oscuro de espaldas a Penn Station y una suite con spa y masajistas tailandesas hay a veces menos de 100 dólares de diferencia por noche. Uno puede entonces venir a Nueva York por unos días y sentirse tratado (si está dispuesto a soltar un poco más de plata) casi como uno de los cien jefes de Estado que esta semana pasado visitaron la ciudad.
Cambió mucho el paisaje hotelero de la ciudad en los últimos años: en el camino quedaron joyas emblemáticas (el Plaza Hotel y el Chelsea Hotel, transformados en departamentos), pasó un poco la moda de los hoteles decrépitos renovados y glamurizados por la dupla Ian Schrager-Philippe Starck y brotó, casi de la nada, una nueva generación de hoteles boutique de lujo con énfasis en el servicio.
Cinco opciones para sentirse jefe de Estado por unos días:
1. Four Seasons (57 East 57th. Street). Elegido siempre por el matrimonio Kirchner en sus visitas a la Asamblea de la ONU. Este año, Cristina Kirchner prefirió el Mandarin Oriental, otra opción popular entre estadistas. La atmósfera es mitad corporate y mitad sultán asiático. Como sus dueños: Bill Gates y el príncipe saudita Al-Waleed.
2. Waldorf Astoria (301 Park Avenue). El Alvear de Manhattan. No tiene el estruendo de sus colegas más nuevos ni la ostentación de otros, pero mantiene su pompa señorial y elegante. Punto de encuentro internacional en la semana de la Asamblea.
3. The Standard (848 Washington Street). Construido encima de la High Line, uno de los paseos nuevos más populares de Manhattan, el Standard es lujo cool, más para diseñadores que para políticos. O para exhibicionistas: a la noche, algunos huéspedes posan desnudos y orgullosos contra los ventanales.
4. Sofitel (45 West 44th). Su suite más cara estuvo hace poco en las tapas de los diarios gracias a Dominique Strauss-Khan. Otras suites, más baratas, ofrecen un servicio similar: elegancia francesa contemporánea.
5. Gramercy Park Hotel (2 Lexington Ave). Durante medio siglo fue una guarida de bohemios y haraganes. Ahora, renovado, es un hotel de lujo rockero, con mucho terciopelo y toques góticos. Especial para Amado Boudou y demás guitarristas nostálgicos con temor a envejecer.
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