Para Moody’s el 2024 será un año complicado para los bancos en Argentina
Por la recesión ya en marcha, las dudas que se mantienen sobre las reformas lanzadas y la ecuación negativa de tasas a la que están expuestos hoy
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La agencia calificadora Moody’s advirtió que las perspectivas para los bancos argentinos este año son negativas “debido a las severas condiciones operativas que restringen el potencial de generación de utilidades y sus actividades”.
La evaluadora difundió ayer un informe con las proyecciones que maneja para los distintos sistemas bancarios de América Latina. Allí sostiene que la perspectiva de México subió de estable a positiva mientras que las de Brasil, Chile, Colombia y Perú las mantuvo en “estable”.
“Las perspectivas de los sistemas bancarios de América Latina son diversas y reflejan las condiciones económicas y operativas únicas de cada país. En términos generales, observamos una tendencia positiva en el crecimiento de los préstamos, la calidad de los activos, el repunte gradual de las inversiones en la región y la confianza de los consumidores que respaldará las operaciones bancarias en 2024″, explicó Ceres Lisboa, associate managing director de Moody’s.
Claro que el informe mantiene una perspectiva negativa para la actividad en Argentina, aunque resalta que las entidades con actuación en el mercado local están preparados para lidiar con un entorno de negocios complicado. “Los fundamentos financieros de los bancos se mantienen relativamente sólidos, protegidos por una fuerte capitalización, utilidades positivas ajustadas a la inflación y altas reservas de liquidez, tanto en moneda local como extranjera”, detallan al respecto.
“Pero el financiamiento y la liquidez de la banca estará sujeta a los cambios en la percepción de riesgo de los ajustes macroeconómicos”, acotan.
“Los recientes aumentos de las reservas en divisas del Banco Central -aunque todavía en niveles bajos- brindan cierto alivio a los retiros de depósitos en moneda extranjera. Con amplios colchones de liquidez, tanto en moneda local como extranjera, los bancos siguen posicionados en títulos soberanos y de bancos centrales, que están sujetos a importante riesgo crediticio y cambios de política. En el lado positivo, los bancos dependen poco de los ajustados mercados financieros extranjeros y de la moneda extranjera″, concluyen.
La advertencia general de Moody’s, con la que coinciden en el propio sector, tiene en cuenta la “recesión prevista” en un marco en el que la inflación se mantiene elevada y el nuevo Gobierno impulsa una “ambiciosa agenda de reformas” pero que presenta aún “importantes riesgos de implementación”.
A eso suma “los cambios en la política monetaria ya realizados que incluyen recortes de las tasas de interés que presionarán los márgenes y la rentabilidad en general de los bancos”, aunque reconoce que el colchón que pudieron hacer en 2023, año de resultados alcanzando máximos históricos por las rentas obtenidas de sus posiciones en títulos públicos ajustados por inflación o dólar, les permitirá amortiguar ese impacto.
La referencia, traducen desde los propios bancos locales, alude a que ahora reciben por los pasivos remunerados que depositan en el BCRA una tasa inferior (del 8,33% mensual promedio) a la que están obligados a pagar por los plazos fijos tradicionales (9,04%). Y que, además, al migrar su liquidez hacia nuevos bonos del Tesoro lo están haciendo a tasas también negativas.
Al mismo tiempo, tienen a favor la tendencia a la revalorización que muestran los papeles de deuda pública que ya tenían en sus carteras a partir de los esfuerzos que hace la administración para reordenar las cuentas públicas.
Sin embargo, Moody’s ya había advertido en un anterior informe que “la restricción sobre los márgenes de interés que derivó de la reducción de las tasas dispuesta por el Gobierno llevará a los bancos a aumentar su exposición a instrumentos públicos”, lo que para su evaluación “tiene implicancias crediticias negativas debido a que el perfil crediticio del soberano sigue siendo muy débil”.
Al abrupto cambio en las condiciones de sus negocios con el sector público, tan rentables el año pasado y como complicados en el actual, se suman los problemas que plantea el duro escenario de estanflación que ya transita la economía.
Si bien la muy baja exposición crediticia que el sistema ya tiene al sector privado, tanto corporativo como hacia el público en general, lo deja a cubiertos de algunos riesgos, se descuenta que la morosidad irá en aumento, aunque partiendo de niveles históricos muy bajos.
“Que hayamos quedado reducidos en los últimos años a un sistema transaccional, en algún sentido, puede ser un alivio en este contexto”, explicó días atrás un referente del sector a LA NACION.
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