Para México, una reforma energética es clave para ganar competitividad
CIUDAD DE MÉXICO—Durante décadas, la política energética de México se limitó básicamente a la exportación de petróleo a cambio de efectivo para financiar el gasto gubernamental. Ahora, el nuevo gobierno del país quiere utilizar la industria petrolera y el monopolio estatal Petróleos Mexicanos con un objetivo distinto: energía más barata para una economía más competitiva, dijo el presidente ejecutivo de la compañía, Emilio Lozoya.
En una entrevista con The Wall Street Journal, el ejecutivo de 38 años dijo que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se está esforzando para reformar las leyes tributarias y energéticas este año, algo que resultaría en energía más barata para los consumidores y para las empresas que operan en el país.
En la actualidad, el gobierno depende de Pemex, una de las mayores petroleras del mundo, para 35% de su gasto fiscal, lo que deja a la compañía con muy poco para invertir en áreas como gas natural. Mientras tanto, las empresas privadas prácticamente tienen prohibido invertir debido a las leyes energéticas nacionalistas de México.
El resultado es un país rico en recursos energéticos donde las compañías a menudo pagan precios más altos por la energía que en otros lugares. Por ejemplo, México cuenta con grandes reservas de gas natural. Pero dado que Pemex no invierte lo suficiente en ese sector, tiene que importar gas de Estados Unidos, lo que aumenta los costos de las empresas mexicanas que tratan de competir con rivales globales como China.
"La energía debería ser analizada desde una base competitiva y no como un generador de divisas extranjeras", dijo Lozoya, en referencia a un potencial impulso a la inversión en industrias como el gas, petroquímicos y fertilizantes.
Para complicar aún más las cosas, la producción petrolera de México ha decaído a 2,55 millones de barriles diarios frente a un máximo de 3,4 millones en 2004, conforme el crudo de fácil acceso en el Golfo es reemplazado por reservas más difíciles de explotar en alta mar y de crudo pesado. Para impulsar la producción, la compañía necesitará más dinero, tecnología y experiencia.
Reformar las leyes energéticas de México es ampliamente visto como una prueba importante para un país que captó la imaginación de los inversionistas al ligar su economía a un acuerdo de libre comercio con EE.UU. a mediados de los años 90, pero que luego ha visto cómo en los últimos años su estrella ha ido perdiendo brillo frente a otros mercados emergentes como China y Brasil.
Para México, agobiado por la violencia relacionada al narcotráfico, semejante iniciativa enviaría una poderosa señal a los inversionistas, posiblemente atrayendo miles de millones de dólares, opinan los economistas.
"De lo que se trata es de recuperar el impulso de la reforma y eso no se ve tan a menudo en los mercados emergentes hoy en día. Abordar esos tabús y esos cambios restablecería la narrativa mexicana como un reformador y sería muy positivo", opinó Gray Newman, economista jefe para América Latina de Morgan Stanley.
Pero cambiar no será fácil. La nacionalización petrolera de 1938, llevada a cabo por el Partido Revolucionario Institucional, de Peña Nieto, es considerada un momento clave en la identidad mexicana. Algunos legisladores de izquierda, contratistas mexicanos e incluso algunas firmas extranjeras que prestan servicios a Pemex podrían ver ese cambio como una amenaza, apuntan analistas.
Lozoya, el líder más joven que ha tenido Pemex y quien es visto como una persona cercana al presidente, no mencionó detalles específicos sobre cambios propuestos a las leyes energéticas, y señaló que eso depende de los partidos políticos del país. Sin embargo, aseguró que los partidos tanto de derecha como de izquierda ya habían encontrado terreno común en los últimos meses para conversar sobre temas como la educación y la reforma laboral.
"Obviamente, nuestro desafío es que necesitamos cumplir con las reformas pendientes y gobernar de manera responsable durante los próximos años, pero veo esto como una muy buena oportunidad para que México retome el camino de una mayor productividad y mayor crecimiento económico", dijo.
La oposición conservadora de México, el Partido de Acción Nacional, está principalmente a favor de una mayor apertura de la industria energética a la inversión privada, mientras que el izquierdista Partido de la Revolución Democrática ha propuesto una apertura más limitada para áreas como la refinación.
Hijo de un ex secretario de Energía, Lozoya ha tenido un principio complicado al frente de la mayor compañía de México, que en 2011 tuvo una facturación de US$111.000 millones. Una explosión el mes pasado en la sede de Pemex, en Ciudad de México, cobró la vida de 37 trabajadores. La compañía dijo que el incidente fue causado por una acumulación de gas metano en la bodega del edificio, pero todavía desconoce lo que causó dicha acumulación.
Lozoya apuntó a la revolución del gas de esquisto en EE.UU. junto con el petróleo en alta mar como ejemplos de cómo México puede beneficiarse de nuevas tecnologías que puedan impulsar la producción energética, reducir los precios y crear empleos.