Para los inversionistas, México es ‘el feo más bello’
Los inversionistas en bonos se han abalanzado sobre México, país al que consideran uno de los pocos mercados emergentes capaces de resistir algunos de los males globales que han golpeado a sus pares.
La inversión extranjera en bonos del gobierno mexicano alcanzó en enero un máximo de 1,57 billones de pesos (US$85.000 millones), para superar el récord registrado en noviembre, según el Instituto de Finanzas Internacionales.
El mercado local de deuda de México ha estado disfrutando de la entrada de dinero durante buena parte del último año, mientras que los mercados emergentes en general han experimentado salidas de capital. Los fondos de deuda de mercados emergentes en moneda local sufrieron retiros de casi 20% durante los dos años hasta mediados de diciembre, mientras que los fondos que invierten en deuda local de México recibieron 1% más de capital de los inversionistas, según EPFR Global.
Muchos inversionistas dicen que México ha mostrado cierta capacidad de resistencia a la desaceleración del crecimiento de China, el alza de las tasas de interés en Estados Unidos y el declive de los precios de las materias primas.
México es "un refugio, el mejor entre los peores, el menos feo", dijo Siobhan Morden, director gerente y analista para América Latina del banco japonés Nomura en Nueva York.
El atractivo del mercado en relación con sus pares representa un contraste para un país que históricamente ha servido de catalizador del sentimiento de los inversionistas sobre los mercados emergentes.
En 1994, México golpeó a los inversionistas extranjeros con una devaluación del peso, provocando una venta masiva de sus activos financieros, algo conocido como el efecto tequila.
Pero los fondos de inversión dedicados a América Latina y los mercados emergentes tienen que poner su dinero en alguna parte, y durante tiempos difíciles prefieren a menudo a México al considerarlo la opción menos mala. Su calificación de grado de inversión, la relativa facilidad con la que se pueden negociar sus bonos y su estrecho lazo con la recuperación de la eco-nomía estadounidense hacen sobresalir al país.
El mercado de bonos de México es uno de los más líquidos del mundo en desarrollo. En el tercer trimestre de 2015, los volúmenes de negociación de la deuda mexicana subieron 10% comparados con los registrados en el mismo periodo del año previo. En contraste, los volúmenes generales en la deuda de mercados emergentes cayeron 22% en el mismo período, según la Emerging Markets Traders Association, una asociación de operadores de mercados emergentes.
La diferencia refleja en parte las rebajas de calificación de crédito del año pasado a importantes países emergentes, como Brasil. Otros, como Venezuela, han planteado preocupaciones entre los inversionistas sobre la estabilidad política. Las tres principales agencias calificadoras tienen a los bonos de México con grado de inversión estable.
"México es uno de los países menos riesgosos si se guía por la calificación, por la exposición, por la calidad de las instituciones, por las reformas", dijo Gorky Urquieta, codirector del equipo de deuda de mercados emergentes en Neuberger Berman, firma que gestiona unos US$6.500 millones y que tiene una posición sobreponderada de deuda local de México en relación con su índice de referencia.
No todos están convencidos de que México pueda escapar de los problemas globales que están golpeando a la mayoría de los países en desarrollo.
"Un tercio del presupuesto del gobierno depende del petróleo; eso tiene que hacerle pensar a uno, y la moneda sigue siendo golpeada. Da un poco de mareo", dijo Elisabeth Colleran, gestora de cartera en el grupo de mercados emergentes de Loomis, Sayles & Co., que administra cerca de US$1.300 millones.
La estatal Petróleos Mexicanos, o Pemex, que le trasfiere al gobierno la mayor parte de sus ingresos petroleros, ha sufrido con la depresión de los precios de la energía.
Al igual que otras monedas de países emergentes, el peso mexicano ha estado bajo presión. En lo que va del año, la divisa ha perdido 5% frente al dólar y la semana pasada alcanzó un mínimo histórico.
Estos retrocesos se registraron a pesar de que el banco central de México elevó en un cuarto de punto porcentual las tasas de interés en diciembre, a 3,25%, para mantenerse al mismo ritmo de la Reserva Federal de EE.UU. Durante el Foro Económico Mundial celebrado en enero en Davos, Suiza, el gobernador del banco central de México, Agustín Carstens, dijo que planeaba subir las tasas al mismo ritmo de la Fed para apoyar el peso y los activos financieros del país.
El mercado mexicano de bonos soberanos denominados en pesos perdió el año pasado 11% en términos de dólar, frente a una caída de 15% en el J.P. Morgan GBI EM Global Diversified Index. Los bonos ganaron 1,5% en términos de pesos, frente a una caída de 2,2% en monedas locales para el índice más general, según Ashmore Group.
La mayor ventaja del país frente a otros mercados emergentes es su relación comercial favorable con EE.UU. Gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, 80% de las exportaciones de México van a su vecino con pocos o ningún arancel. Eso ha hecho que el país sea menos vulnerable que otros, como Brasil y Chile, al menor apetito de China por las materias primas.
Por años, México era un mercado de riesgo marcado por auges y crisis. La percepción de los inversionistas extranjeros empezó a cambiar en 1994 cuando el acuerdo comercial profundizó los lazos económicos con EE.UU. y atrajo más capital hacia los mercados financieros mexicanos.
Pero una sublevación violenta ese año en el estado de Chiapas y el asesinato de un candidato presidencial asustaron a los inversionistas extranjeros. Luego, una devaluación mal hecha en diciembre de ese año provocó la crisis de la divisa, lo que ahuyentó a los inversionistas extranjeros. EE.UU. coordinó un rescate de US$50.000 millones, pero el crecimiento de México languideció por años.
Desde entonces, mejores políticas han ayudado a proteger a México de otra crisis financiera, dice el Instituto de Finanzas Internacionales. La deuda del gobierno federal, equivalente al 35% del Producto Interno Bruto, es baja frente a la de otros países en desarrollo.
Por ahora, muchos inversionistas en bonos parecen contentos encontrando refugio en México siempre y cuando su principal socio comercial siga siendo económicamente saludable.
"EE.UU. crece y uno de los enormes beneficiarios es México", dijo Andrew Stanners, gestor de inversión en Aberdeen Asset Management PLC, que posee US$11.500 millones en deuda de mercados emergentes e invierte en bonos mexicanos a cinco y 10 años.
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