Para los economistas, el acuerdo con el FMI está más lejos de lo que se creía
La falta de consenso en el sendero fiscal sacó a la luz los desacuerdos con el organismo multilateral; también quedaron expuestas las diferencias internas
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Las palabras del ministro de Economía, Martín Guzmán, dejaron una impresión negativa entre los economistas sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar la deuda por US$45.000 millones. “Si me preguntabas hoy a la mañana te decía que a la negociación le faltaba mucho. Ahora, te digo que falta mucho más de lo que pensaba”, resumió uno de los expertos.
Durante su discurso, Guzmán explicó cuáles son los cuatro bloques que conforman el plan macroeconómico integral que el Gobierno busca acordar con el organismo multilateral: el fiscal; el monetario y financiero; el externo y tipo de cambio, y el de la inflación. El funcionario admitió que el sendero fiscal es el aspecto que viene trabando las negociaciones.
“Lo que pide el FMI es diferente a lo que acá presentamos. La diferencia consiste en un programa que con alta probabilidad detendría la recuperación económica que viene transitando la Argentina y es un programa de ajuste del gasto real, versus un programa que le dé continuidad a la recuperación fuerte que el país está viviendo. Es importante que como Estado Nación estemos alineados en defender los intereses de la Argentina”, argumentó el ministro.
Para Fernando Marull, economista de FMyA, el mensaje fue en línea con el Presupuesto 2022, incluso con algunos detalles que fueron inesperados. Sin embargo, el mensaje en sí resulto “bastante negativo como para pensar en un acuerdo”. En definitiva, las palabras de Guzmán solo sirvieron para conocer cómo vienen las negociaciones y concluir que “por el momento no hay acuerdo”.
“Lo que hicieron fue explicar por qué se demoran tanto en negociar, pero falta mucho todavía, se hicieron afirmaciones muy vagas. El Gobierno trata de convencer a la opinión pública local de lo que genera el acuerdo y venderlo como si no fuera un ajuste, pero finalmente van a tener que hacer una corrección del equilibrio fiscal. Lo de hoy fue un acto político para explicar lo que se va a venir en algún momento”, sostuvo José Echagüe, economista de Consultatio Investment.
Por su parte, Lorenzo Sigaut Gravina, director de análisis macroeconómico de Equilibra, argumentó que Guzmán se mostró “razonable” y destacó que haya blanqueado el problema del sendero fiscal y, como consecuencia, la reducción del déficit y la emisión monetaria, dos factores que son consecuentes. “Mientras que el Gobierno insiste en una reducción gradual del déficit fiscal, desde le otro lado de la mesa se mostró que querían más rudeza”, analizó.
“Hay que ver si se agiliza la postura del Gobierno o si están plantando una bandera. Cuando se acerca un acuerdo, las partes exacerban sus desacuerdos. El mundo claramente no le va a tener mucha paciencia a la Argentina, sino que exige un sendero más brusco de reducción del déficit, sobre todo si creen que fue light. Hoy estamos en un momento de tensión, me da la sensación de que un plan tan chato como el que plantea Guzmán es difícil que se lo aprueben”, agregó Sigaut Gravina.
A su vez, Echagüe consideró que el discurso sacó a relucir las diferencias que hay dentro del oficialismo sobre cómo acordar con el Fondo Monetario Internacional y subrayó que no hay una sola visión al respecto. “Es difícil hacer un anuncio si ni siquiera se tiene apoyo interno como para poder avanzar; hay visiones muy distintas”, resumió.
“Donde vi algo bastante negativo es en el discurso de los gobernadores. Todos los que hablaron después de la exposición fueron negativos. Capitanich repudió la deuda, Rodríguez Saá prácticamente pidió el default. En términos generales, no me da una buena percepción”, coincidió Marull.
Tipo de cambio e inflación, dos grandes desafíos
Luego de un año donde el tipo de cambio oficial se atrasó un 17% frente a la inflación, durante su discurso el ministro de Economía informó que el dólar mayorista se moverá durante 2022 consistentemente con la evolución del superávit comercial, para que le permita a la Argentina acumular reservas internacionales.
“La realidad es que no puede decidir en qué momento devaluar y por cuánto. Tenemos reservas prácticamente negativas, un flujo completamente incierto y una brecha del 100%. No sé si hay posibilidades de decidir cuánto, cómo y de qué manera hacerlo. Se los va a llevar puesto la realidad, algo que sucede siempre en la historia argentina”, argumentó el economista de Consultatio.
Según Sigaut Gravina, el mayor desafío que tiene el Gobierno por delante es la generación de divisas. El año 2021 fue negativo, ya que con Derechos Especiales de Giro (DEG) y US$7500 millones extras por la mejora de los precios internacionales, no solo el Banco Central no acumuló reservas, sino que generó un atraso cambiario, algo que “complica más la sostenibilidad de la deuda” porque hace más difícil la exportación, que es la principal fuente de ingreso de divisas.
Y el otro punto que resonará durante 2022 es la inflación. El año pasado la Argentina culminó con una suba generalizada de los precios en torno al 50% -se conocerá el dato la semana próxima-, a pesar de haber anclado el tipo de cambio y de haber congelado precios y tarifas.
“El FMI pide que no se atrasen más, por lo que va a ser difícil contener la inflación. Esperamos que este año esté en un rango de entre el 50-60%. El Fondo va a exigir que aumenten las tarifas y se quiten los subsidios por lo menos para los que más tienen, porque es contradictorio con la agenda ecológica que dice tener el Gobierno, estar financiado energía fósil. Va a estar en discusión”, cerró el analista de Equilibra.
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