El Gobierno ofrecerá bonos a los bancos para financiar parte del gasto sin aumentar la emisión
El Ministerio de Economía y el Banco Central (BCRA) trabajan en la elaboración de un plan para derivar "liquidez ociosa" del sistema bancario hacia instrumentos de la deuda pública, con el objetivo de asegurarle financiamiento al sector público sin tanta dependencia de la emisión monetaria.
La propuesta recibió días atrás el aval del presidente Alberto Fernández, quien confía en poder lanzarla antes de que culmine la etapa de la cuarentena que se abrió hoy, es decir, el 10 de mayo.
A esto se refirió el presidente el sábado pasado, cuando, tras fundamentar la extensión del aislamiento (con muy leves flexibilizaciones, varias de las cuales fueron bloqueadas luego por las autoridades de los distritos más populosos), habló de un "plan de cinco etapas" y criticó a quienes afirman que el Gobierno no tiene "plan económico".
El comentario derivó de lo que el politólogo Lucas Romero, director de Sinopsis, calificó como una "curiosidad del destino" al recordar que a Fernández "lo eligieron para encender la economía" y hasta ahora "termina ganando popularidad apagándola". Fernández sabe que ese reclamo está creciendo y deberá dar respuesta para no dilapidar el capital político que ganó con la pandemia.
La idea nace de la inquietud que genera en las autoridades económicas la sostenida emisión monetaria a la que debió apelar el BCRA para poder financiar y poner en marcha los planes de ayuda económica y social en medio de la pandemia, temor que comparte el presidente Fernández.
Y deriva a su vez de las limitaciones fácticas que, en muchos casos, encontraron los bancos para volcar masivamente créditos al sector productivo, aun cuando el BCRA armó un esquema para que desarmen una parte de sus inversiones en Letras de Liquidez (Leliq) para fondear esos préstamos.
El Gobierno está convencido de que esa intermediación puede hacerla mejor el Estado nacional, y por eso trabaja en generar incentivos para que, mediante la emisión de bonos de deuda, el Tesoro pueda captar buena parte del dinero ocioso que tienen los bancos para sus inversiones financieras.
"El país tiene que recuperar condiciones para que el sistema financiero vuelva a canalizar el ahorro en inversión productiva, ya sea pública o privada", adelantó días atrás el ministro Martín Guzmán en una entrevista concedida al portal "El Cohete a la Luna", que dirige Horacio Verbitsky.
El BCRA comenzó a hacer viable la etapa de preparación de este esquema al fijar en torno a los $1,3 billones el cupo de Leliq que los bancos pueden tener en sus carteras. "Ese desarme inducido y las condiciones monetarias más laxas impulsaron las colocaciones en pases pasivos, y es dinero que está colocado al 15% anual", destacaron a LA NACION en la entidad, para negar que la idea sea avanzar hacia un paso obligatorio.
Si bien es un número hoy influenciado por el cierre de mes, vale notar que el sistema acumuló unos $630.000 millones en esas inversiones de muy corto plazo. Y mantiene una capacidad prestable que ronda el 66% anual, pese al fuerte impulso que tomaron los préstamos comerciales.
En el BCRA reconocieron que se avanza en dirección a que esos fondos ayuden a financiar las necesidades del Tesoro, pero aclararon que no se analizan colocaciones compulsivas. "El incentivo que el sistema tendrá es económico"., señalaron
"[Los bancos] tienen un excedente de fondos que podrán colocar al 31%, si tomamos la referencia de lo que paga hoy el Tesoro, con la posibilidad de descargar esa cartera en el mercado si en algún momento lo necesitan, porque ya asumimos un compromiso, que ejecutamos en algún momento, de ayudar a la conformación de una curva de tasas de interés, algo en lo que se avanzó bastante", insistieron en la entidad monetaria.
Las normas actuales habilitan a los bancos a invertir hasta el 50% de su Responsabilidad Patrimonial Computable (RPC), que ronda $1,9 billones, en instrumentos de deuda pública nacional. De este total, tendrían colocado menos de la mitad en ese tipo de inversiones.
El esquema apunta a buscar un destino para la inyección monetaria que viene (mayo y junio serán otros dos meses de alta emisión) más que para la ya realizada. Y Economía no piensa en algún instrumento de deuda especial para ponerlo en marcha. "Se haría con los títulos en pesos que ya conoce el mercado", concedieron en la cartera que conduce Guzmán.
Claro que para tratar de evitar que ese dinero, que el Estado volcará a gasto (para apoyar a sectores afectados por la pandemia y financiar un relanzamiento de la obra pública), tenga efecto inflacionario cuando vuelva a la calle, muy posiblemente tanto el BCRA como la Superintendencia de Seguros decidan aumentar algunos encajes y dispongan que bancos y aseguradoras (las empresas que son reguladas por ambos organismos) puedan integrar ese diferencial con dichos activos.
El esquema apunta a capturar liquidez excedente del sistema financiero, que en muchos casos no puede dar créditos por el manejo de riesgos y el nivel de actividades que se manejan en negro, con el fin de volcarlo a financiar auxilios y programas que intentarán asegurar una recuperación de la economía tras el casi inédito golpazo que le provoca la cuarentena.
El plan incluye dar impulso a una ley de "compre nacional" enfocada en permitirles a las empresas argentinas reemplazar productos importados, con el doble objetivo de revitalizar a empresas locales e intentar reducir hasta en un 15% las importaciones, algo sobre lo que -según pudo establecer LA NACION- ya trabajan en conjunto funcionarios de la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Desarrollo Productivo.