Para Ferrari, la imitación no es ningún halago
La automotriz italiana se lanza contra un fabricante español de réplicas ilegales
ALBALAT DELS SORELLS, España—Ningún fabricante de automóviles de lujo había montado unas instalaciones como las líneas de ensamblaje embutidas en los depósitos de José María Calero entre campos de naranjos en esta localidad valenciana. Él y su equipo armaban elegantes autos a pedido para los fanáticos que siempre habían soñado con tener un Ferrari.
Entre sus clientes satisfechos estaba María Lapiedra, una actriz porno española y especialista en latín. "Hice más amigos que nunca con el Ferrari", asegura Lapiedra en su página web. "Todo el mundo se quería montar", agrega.
Pero los ejecutivos de Ferrari estaban claramente descontentos con Calero, ya que nunca antes habían oído hablar del mecánico español y hasta hace poco tampoco sabían a qué se estaba dedicando. Los "Ferraris" de Calero se fabricaban sobre chasis de viejos y vapuleados Toyotas, utilizando fibra de vidrio y juegos de piezas prefabricadas. Sus clientes lo sabían, por supuesto, pero estaban dispuestos a pasarlo por alto porque los 40.000 euros (US$54.500) que cobraba Calero por cada auto eran una quinta parte del precio de un Ferrari auténtico.
Ferrari avisó a la policía española, que hizo una redada a los dos depósitos de Calero y los clausuró en julio, requisando 17 réplicas de Ferrari y dos de Aston Martin. Ahora, los tribunales españoles decidirán el futuro de lo que los expertos en propiedad industrial califican de una de las mayores operaciones de falsificación de automóviles de la historia, un caso que podría ayudar a definir los límites legales del oscuro mundo de las réplicas de automóviles.
La policía española asegura que los autos son ilegales al igual que lo son las falsificaciones de bolsos de lujo. Calero, y otros en el negocio, las califican de obras de arte reconstruidas con mucho esfuerzo.
Estos litigios parecen estar aumentando, junto con el tamaño y la sofisticación de estas operaciones de fabricación de kit cars.
En los anales de la jurisprudencia de los kit cars, el caso de Calero es el más importante desde el precedente del Batimóvil. En febrero, un tribunal estadounidense falló en contra de una empresa de California llamada Gotham Garage, que había recibido una demanda por violación de derechos de marca y patente por parte de Warner Bros. El juez Ronald S.W. Lew dictaminó que Gotham Garage no puede ponerse a fabricar Batimóviles como los de las películas del superhéroe sin el consentimiento de Warner Bros., productora de la franquicia Batman. Su argumento fue que el nombre Batimóvil y sus representaciones en obras de ficción están protegidos en el mundo real. El "demandado no copió el diseño de un auto cualquiera: copió el perso-naje del Batimóvil", escribió el juez en su fallo. (Gotham no respondió a una solicitud de comentarios sobre lo que ha ocurrido con sus Batimóviles).
Un caso similar se produjo en Alemania en 2012, cuando los agentes de aduanas del país confiscaron una réplica alemana de un Mercedes-Benz 300SL, a petición del fabricante del automóvil, Daimler AG. Después de que un tribunal del país diera la razón a Daimler, el auto ilegal fue "hecho pedazos", señaló la compañía con mal disimulada satisfacción.
Según los expertos, el caso contra Calero podría girar en torno a la cuestión de quién pegó logotipos de Ferrari en sus autos. Él dice que lo hicieron los clientes que los habían encargado, antes de que las réplicas volvieran a sus depósitos para reparaciones. La policía española no está de acuerdo y señala que Calero descargó de Internet logotipos en alta resolución que imprimió con una impresora sofisticada.
Una portavoz de Ferrari, Joanne Marshall, indicó que la empresa italiana confía en ganar el caso.
Si fue Calero el que puso los logotipos, cometió un error de principiante, según el también fabricante de réplicas Francisco Aguilar. Aguilar señala que su empresa, SRC Kit Cars, ensambla hasta cinco réplicas de Ferrari al año en las Islas Baleares y desaconseja el uso de logotipos con una advertencia en su sitio web y dice que nunca ha tenido problemas con la justicia.
"Sabemos de clientes que andan por ahí con nuestros autos haciéndolos pasar por Ferraris", manifestó. "No nos gusta y pensamos que eso devalúa nuestro producto, que es diferente".
Calero es un hombre enjuto, de pelo ensortijado y actitud osada. "Hicimos una inversión de 400.000 euros y habíamos creado 13 empleos, y todo eso se ha ido al traste", indicó. Pero agregó que la redada de la policía no le ha quitado la idea de relanzar su negocio.
Un soleado domingo no hace mucho, él y tres ayudantes trasladaron en un camión alquilado tres réplicas de Ferrari en diversas etapas de reconstrucción desde uno de sus depósitos originales hasta un taller más pequeño.
Con todo, dijo que el prolongado proceso legal podría acabar con sus recursos, aunque el juez le diera la razón finalmente. No hay ningún juez asignado y si siguen los retrasos "Ferrari ya ha ganado. No se van a presentar en el juicio, no lo necesitan", dijo Calero.
Las 19 réplicas confiscadas languidecerán en dos depósitos abiertos de pruebas hasta que se resuelva el caso, señala la policía, y serán destruidas si Calero pierde el juicio.
Uno de los depósitos, en el complejo policial de Canillas, en Madrid, alberga docenas de vehículos que han sido utilizados en casos de tráfico de drogas, atracos a bancos y otros delitos. Ninguno de estos vehículos llama la atención como los Ferrari falsos.
Las réplicas parecen llevar el distintivo motor Ferrari en la parte trasera, un truco, ya que mantienen la configuración original con los motores en la parte delantera mientras que en la trasera hay estuches de plástico vacíos.
Tres de las réplicas confiscadas fueron compradas a Calero por Pedro Álvarez, director de un concesionario en Madrid de compra y venta de vehículos de segunda mano. "La gente quiere estos autos sobre todo para aparentar", dijo en relación a las falsificaciones.