Para Argentina, cuenta regresiva de un mes para evitar otra cesación de pagos
BUENOS AIRES—El enfrentamiento de Argentina con un reducido grupo de fondos de cobertura rebeldes acaba de entrar en una fase crítica. El país sudamericano dejó pasar el lunes sin pagarles a los acreedores y abrió así un período de gracia de 30 días para evitar caer en su segunda cesación de pagos en 13 años.
Los tribunales estadounidenses impidieron que Argentina realizara un pago de intereses programado para el último día de junio a menos que también le pagara a un grupo de fondos que no aceptaron los canjes de deuda ofrecidos por el gobierno argentino en 2005 y 2010. Si Argentina no llega antes del 30 de julio a un acuerdo con los fondos rebeldes, conocidos como holdouts, caerá en un default sobre su deuda reestructurada.
Ambas partes participaron en conferencias telefónicas con un mediador designado por un tribunal a fines de la semana pasada, pero el lunes parecían estar muy lejos de alcanzar un acuerdo. Elliott Management Corp., que opera NML Capital Ltd., uno de los holdouts, dijo en un comunicado enviado por correo electrónico que en la actualidad no hay conversaciones y que Argentina se ha negado a negociar.
Mark Brodsky, fundador de Aurelius Capital LP, otro de los holdouts, manifestó en una declaración por separado que "el gobierno argentino se niega siquiera a reunirse". El Ministerio de Economía de Argentina así como abogados de la firma Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, que representa al país, declinaron comentar al respecto.
A pesar de la posibilidad de caer en una cesación de pagos en un mes, los bonos argentinos se están cotizando a niveles que sugieren que los inversionistas confían en que el país y los acreedores que lo demandaron alcanzarán un acuerdo. Los bonos de Argentina en dólares que vencen en 2033, cuyo interés debía ser pagado el lunes, se transaban a US$0,84 por dólar, un poco menos que los US$0,852 del viernes. El rendimiento, que se mueve en dirección opuesta a los precios, ascendió a 10,45% desde 10,26% el viernes.
Gorky Urquieta, codirector de deuda de mercados emergentes en Neuberger Berman, mantiene una variedad de bonos argenti-nos en su cartera y dice que una venta generalizada podría ofrecer oportunidades de compra. El gestor espera que el país resuelva sus diferencias con los acreedores antes de entrar en cesación de pagos. "Me gusta el hecho de que Argentina está contra la pared", dice. "Eso va a hacer que se sienten en la mesa" a negociar.
Las tres grandes agencias de calificación de crédito, Standard & Poor’s Ratings Services, Fitch Ratings y Moody’s Investors Service han indicado que si Argentina no hace un pago del interés no quiere decir que su calificación será reducida en forma automática a la categoría de default. S&P y Fitch han manifestado que podrían rebajar la calificación de la deuda argentina en cualquier momento durante un período de gracia de 30 días, dependiendo del avance de las negociaciones.
Argentina ha señalado en reiteradas ocasiones durante su larga batalla con los acreedores que un pacto abriría la puerta a una avalancha de nuevos reclamos que, según sus cálculos, podrían exceder los US$120.000 millones y llevar al país a la bancarrota.
Algunos analistas, no obstante, estiman que la cifra podría ser mucho menor. Argentina ha llamado repetidamente a los fondos de cobertura "buitres" e indicado que sus esfuerzos equivalen a una "extorsión".
De todas maneras, algunos funcionarios del gobierno, incluida la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, han manifestado recientemente su disposición a conversar con los holdouts.
Una corte distrital de Estados Unidos nombró la semana pasada al abogado Daniel Pollack para conducir las negociaciones entre Argentina y los fondos rebeldes.
Abogados de ambas partes tomaron parte en conferencias telefónicas efectuadas el viernes y el sábado dirigidas por Pollack, según fuentes bien informadas. Pollack confirmó la realización de las conferencias telefónicas.
En ambas teleconferencias, los abogados de Argentina solicitaron que la Justicia aplazara la ejecución del fallo que prohíbe el pago a los acreedores de deuda reestructurada como condición para empezar a negociar, dijo una persona al tanto. Un juez del Distrito de Nueva York rechazó un pedido similar la semana pasada.
Sin embargo, los inversionistas dicen estar seguros de que habrá una resolución porque Argentina no puede darse el lujo de volver a entrar en una cesación de pagos.
Un nuevo default podría ser desastroso para una economía que muchos analistas dicen entró en recesión este año debido a una inflación galopante y a la escasez de dólares. Las reservas de divisas del banco central argentino, que el gobierno usa en parte para pagar sus deudas, rondan los US$29.000 millones, su nivel más bajo de los últimos siete años y medio.