“Papá va a ser candidato”: cuál es la estrategia que planea Sergio Massa para llegar a la presidencia, el ancla del dólar y los errores no forzados de la oposición
El búnker económico se tiñó de política: descuentan la llegada de fondos del FMI y el lunes hay un encuentro clave; Melconian, Lacunza y Laspina muestran sus cartas mientras La Cámpora se dedica a mandar las declaraciones cotidianas de Larreta y de Bullrich
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“Papá va a ser candidato a presidente”. El mensaje llegó al grupo de Whatsapp Massa-Familia a las 20.49 del viernes. Hasta ese momento tanto padres como hijos estaban convencidos de que iría como candidato a senador. Malena, precandidata a intendenta de Tigre y principal socia política del ministro de Economía, miraba de reojo. Sabía que la película no había terminado el jueves. Sergio Massa se los escribió ni bien tenía acordada “la unidad”.
Desde ese momento y tras un comentario alentador de su padre -de origen italiano- y uno muy cauto de su madre, el búnker de campaña política económica funciona sin respiro 24x7 entre el Palacio de Hacienda y el domicilio particular adonde tejen su propio TEG. Primero identificaron el modo de época: hablar de realismo para una economía en estado crítico, un contexto de tolerancia cero del electorado a las peleas internas y la meta de corto plazo de apagar los incendios con un ancla clara: sostener al dólar.
“Las fotos y sonrisas de rivales históricos -entre los que se encuentran los grandes perdedores de la jugada política de Unión por la Patria- se lograron con un solo objetivo que es el de pelear la elección”, admitió a LA NACION uno de los principales referentes de la Cámpora. En el corazón de Unión por la Patria no les preocupa el efecto Grabois, al que no le dan más de tres puntos.
Así es como durante toda la semana se dio otra particularidad propia de este momento: de los 15 mensajes públicos compartidos por Whatsapp por la organización de Máximo Kirchner, diez fueron declaraciones de Horacio Rodríguez Larreta contra Mauricio Macri y Patricia Bullrich, tres de referentes de la precandidata de Juntos contra Larreta y uno de Elisa Carrió hablando sobre espías ilegales en la gestión Macri. La mayoría de la última semana.
Como contrapartida, cada noche enviaron la sonrisa de Massa con Daniel Scioli o el abrazo con Juan Manzur. “Nos están haciendo la campaña. Ojalá se sigan peleando que es lo que el electorado repele”, resumían con una sumatoria de emojis que también fue enviada a algunos de los principales referentes del empresariado argentino que volvieron a las huestes del kirchnerismo tras el cambio de cartas de “Wadito” por “Sergio”, como resumió a comienzos de esta semana uno de los principales referentes de la Unión Industrial Argentina. “No soy ni macrista ni kirchnerista. Soy pragmático”, se sinceró él referente del proteccionismo dentro del mundo de la microeconomía.
¿Qué hay que esperar del ministro candidato para los próximos días? Los sábados y domingos serán días de campaña explícita. “Poco acto masivo y mucha foto y mate cercano”, resumió uno de los estrategas de Unión por la Patria. De lunes a viernes habrá dos turnos. Hasta las 18, una sobreactividad de la cartera económica con actos, reuniones y anuncios. El viernes, por ejemplo, a las 10 fue el anuncio de la temporada de turismo, a las 12 de la actividad económica de mayo, a las 14.30 de las economías regionales, a las 16.30 de la producción de gas y a las 1730 la reunión con Manzur. Contraste explícito con él presidente y su día a día. “La oposición nos correrá por el lado de la inflación y el alza de los precios y en ningún momento negaremos esa realidad. En esta campaña tenemos identificado que la sociedad no quiere que le planteemos soluciones mágicas sino el problema y que se trabaja para solucionarlo. No tengo miedo a que me corran por ahí”, se le escuchó al ministro de Economía esta semana en un encuentro con CEOs.
Sin embargo, para que ese plan funcione hacen falta ahora algunos pasos fundamentales. La economía sin reservas, cepo en alza y una inflación proyectada de 148% se encuentra en estado crítico. La industria no tiene dólares y los pagos se postergaron. La inflación y la inseguridad aparecen a la cabeza de los problemas de los argentinos según la mayoría de las encuestadoras. De ahí que los próximos pasos no dejan margen de error. “La oposición es la que generó una oportunidad que dábamos por perdida totalmente”, agregan en Balcarce 50.
De villano a héroe y de héroe a villano
Este lunes se producirá un zoom del equipo económico previo al viaje a Estados Unidos. Todavía falta el acuerdo técnico que asegure un adelanto de desembolsos el próximo semestre. El Gobierno pagó el vencimiento de deuda de US$2700 millones con yuanes y Derechos Especiales de Giro (DEG), mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de un comunicado, afirmó que siguen las negociaciones en un “contexto desafiante” para la economía. Massa busca un adelanto de los desembolsos que deberían hacerse entre junio y diciembre, unos US$10.600 millones. Además, se había hablado de un giro extra de US$1800 millones de los fondos previstos para 2024. “No está trabado por las bandas de intervención del dólar. Eso ya lo saldamos. Estamos muy cerca”, se entusiasmaron en el Palacio de Hacienda. Leonardo Madcur y Gabriel Rubinstein llegarán a Washington el miércoles con el objetivo de lograr un staff level agreement. Desde la oposición aseguran que anticipo no va a haber, pero sí que puede haber un rollover, es decir un desembolso del FMI para compensar los vencimientos de junio y julio que le permita al ministro de Economía patear el problema para después de las PASO.
La fecha del viaje de Rubinstein y Madcur se debe a que el 4 de julio es feriado en Estados Unidos. “Cerraremos la definición en nuestra reunión del lunes y luego volarán con un preacuerdo”, confían en Economía. Massa reveló esta semana cuál es su estrategia en otro encuentro con un directivo de una firma industrial: “En caso de recibir esos dos tramos de fondeo, no me quedan más torres por derribar hasta la elección y saco de la cancha el riesgo de reperfilamiento. Voy a evitar cualquier devaluación”. También se trabaja en un acuerdo con Brasil que buscan anunciar en los próximos días.
“El Fondo debe haber puesto sobre la mesa una devaluación anticipada pero es poco probable que ocurra”, analizó Alejandro Werner, exdirector del Hemisferio Occidental del FMI. Y agregó: “Al final del día van a llegar a un acuerdo”, que se va a traducir en “un poco de movimiento del cambio oficial, algunas medidas como devaluación tarifaria, estimulación de la exportación y castigo a la importación”, y “puede que saquen algunas decisiones vinculadas a los tipos de cambios especiales”. Aventuró en ese sentido que la visita de funcionarios argentinos a Washington tendrá como objetivo “cerrar este acuerdo”.
“Lo que vamos a ver es un desembolso muy parecido a lo que estaba programado originalmente, aunque mucho menor de lo que el Gobierno esperaba. El anuncio lo van a empaquetar con otros compromisos asumidos con multilaterales para que el número final parezca un poquito más grande”, expresó el exdirectivo del FMI.
Otro de los desvelos de cara a la campaña es la inflación. La mayoría de las consultoras están dando un número apenas debajo del 7% para junio y Programación Económica le puso el 6 adelante, según un paper reservado que circuló esta semana. “La inflación va a comenzar a bajar cuando el Tesoro deje de ser un demandante insaciable del Banco Central. El ancla es fiscal y sin ese paso las recetas monetarias no van a funcionar. Hay que dejar de gastar lo que no tenemos”, resumió Hernán Lacunza, exministro de Economía de Mauricio Macri y el principal referente de Horacio Rodríguez Larreta, esta semana en el encuentro de ejecutivos de Finanzas del IAEF.
“Empezar a resolver la inflación es solucionar los subsidios energéticos”, graficó. En esa misma reunión se generaron también otras definiciones de fondo como la de Claudio Belocopitt, presidente de Swiss Medical, quien indicó que la Argentina “es un país que discute y se plantea el equilibrio fiscal como la solución a estos problemas”, y dijo que eso es como discutir la ley de gravedad. “Me parece que la Argentina tiene a la clase política como máxima responsable; los empresarios podemos tener nuestra responsabilidad, pero acá hay discusiones que son absolutamente ridículas. Me parece que si nos centramos en ello y no vemos la verdad de los problemas, vamos a seguir dando vueltas en la misma calesita”. Por los pasillos, los cerca de 800 directivos de finanzas cruzaban proyecciones para un país que suponen imprevisible.
Algo similar ocurrió en Jesús María, Córdoba, adonde Carlos Melconian dio finalmente el puntapié inicial al que será su traje a medida para los presidenciables de Juntos por el Cambio. Con María Pía Astori, presidenta de la Fundación Mediterránea, y en su rol de presidente del IERAL, puso el foco en el bimonetarismo, incluso con una eventual reforma del Código Civil que autorice los contratos en ambas monedas, y en generar un paquete de medidas de shock para cambiar la tendencia y utilizó la misma palabra que marca la época: “realista”. Los pilares de su proyecto del que participaron 70 economistas y le demandó más de un año y medio de trabajo pasan por la estabilidad macroeconómica, una reforma del sector público y “dejar hacer” al sector privado.
En tanto, Javier Milei, el candidato presidencial de La Libertad Avanza, que participó tanto del IAEF como de un encuentro empresario del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) puso la mira en el cepo y la dolarización. “Abrir el cepo de un día para el otro implica que, con el cambio de portafolio, te vas a una hiperinflación, porque hay un derrumbe de la demanda”. Al hablar de la dolarización, afirmó que en su propuesta original planteaba una solución que tardaba dos años y medio. “Si no cambiamos, en 50 años vamos a ser la villa miseria más grande del mundo”, indicó.
El road show de ministeriables y planes económicos no terminó. El jueves 6 de julio será el turno de Luciano Laspina, principal espada económica de Patricia Bullrich, quien acaba de editar “Desenredar la Argentina”, diagnósticos y propuestas para quebrar la decadencia. Allí describe su punto de vista sobre cómo derrotar la inflación, las ideas para el plan de estabilización y hasta cuál es el tamaño del estado ideal.
“En los últimos 100 años, la Argentina tuvo 77 años con déficit fiscal. La inflación promedio fue del 65% -sin contar las dos híper- y hubo recesión económica cada tres años”, resume. Lo hace también junto a su equipo que presenta al comienzo de las 500 páginas. “Salir del populismo nunca ha sido una tarea sencilla. El fracaso ha sido la regla más que la excepción”, escribe el potencial ministro de Bullrich. Ella lo acompañará en el encuentro en el Four Seasons adonde dadas las confirmaciones hubo que aumentar sustancialmente el espacio para los invitados entre los que aparecen economistas, políticos y referentes del establishment pero no se encuentra el empresario prebendario que se autopercibe pragmático y que estaba viendo cómo podía ser invitado.
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