Pandemias: las lecciones económicas que dejó la gripe española
La historia enseña que las cuarentenas terminan ayudando a reducir el impacto social a futuro
La mayoría de las personas no duda en calificar de moralmente repugnante a la idea de poner un precio a la vida humana. Y, sin embargo, esa es la posición en la que muchos líderes políticos aparentemente se encuentran hoy.
Ante la letal pandemia de Covid-19, los gobiernos de todo el mundo deben decidir cuánta perturbación económica tolerar para suprimir la enfermedad, o al menos para frenar su propagación.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pudo haber tenido en cuenta los costos económicos cuando tuiteó el 23 de marzo, "no podemos permitir que la cura sea peor que el problema mismo". Después de reflexionar sobre el levantamiento de los bloqueos para Semana Santa, desde entonces ha decidido mantenerlos hasta fines de abril.
Según un nuevo artículo de Sergio Correia y Stephan Luck, de la Reserva Federal, y Emil Verner, del MIT, la noción de que reducir las muertes por una pandemia necesariamente perjudica a la economía es falsa.
En su estudio, Correia y sus colegas analizaron la experiencia de Estados Unidos de la pandemia de gripe de 1918, comúnmente conocida como gripe española, que infectó a 500 millones de personas en todo el mundo y mató a unos 50 millones. La gripe de 1918 afectó especialmente a los trabajadores jóvenes.
Al igual que el Covid-19, la gripe española llegó a diferentes lugares en diferentes momentos, con gobiernos locales ofreciendo diferentes respuestas. Y como ahora, las reacciones de los distintos países incluyeron el cierre de escuelas, cuarentenas y restricciones en el horario comercial.
Correia y sus colegas descubrieron que las ciudades estadounidenses que experimentaron el mayor número de muertes por la pandemia de gripe también tendieron a sufrir los mayores impactos en sus economías (medido en términos de la disminución de la producción manufacturera y el empleo).
La tasa de mortalidad dependía en gran medida de las políticas públicas. Los autores estiman que las ciudades que impusieron restricciones más duras que el promedio sufrieron 560 muertes por cada 100,000 personas, en promedio, en comparación con 730 por 100,000 en otros lugares.
También descubrieron que a los gobiernos que implementaron políticas más estrictas, como la prohibición de reuniones públicas y el cierre de iglesias y escuelas, les fue mejor que a aquellos que impulsaron medidas más indulgentes.
Modelo a seguir
Los funcionarios y especialistas encargados de diseñar las políticas contra la pandemia del Covid-19 podrían considerar que la experiencia de la gripe española, incluso en lugares que la combatieron relativamente bien, no es una propuesta que se deba intentar repetir. Pero los economistas tienden a pensar que las políticas agresivas para combatir este tipo de enfermedades son deseables.
Una encuesta reciente de la Universidad de Chicago preguntó a un grupo de economistas prominentes si abandonar el bloqueo de Estados Unidos, en un momento en que las infecciones podrían aumentar nuevamente, causaría más daño económico que mantener las restricciones.
El 41% de los economistas dijo que estaba "totalmente de acuerdo" con esta premisa y otro 39% se manifestó "de acuerdo". Apenas el 14% de los consultados dijo no estar seguros con los resultados de esta política y el 6% no respondió. Ninguno estuvo en desacuerdo.
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