"Padres Nasdaq": las recetas de la economía para criar hijos
Cuál es el rol de las madres y los padres según la edad de sus hijos? Cuando los chicos tienen de 0 a 6 años sos Google. De 6 a 9 años: sos AppStore. De 9 a 16 años: sos Uber. De 16 a 24 años: sos MercadoPago. De 24 años hasta que se van: sos Airbnb.
Al creativo Nicolás Pimentel se le ocurrió este texto el 16 de julio pasado, por la mañana. Caminaba con su hijo de 6 años, que no paraba de bombardearlo a preguntas. Y pensó: "Hasta que descubra los buscadores, yo soy Google para él". Lo unió con la certeza de que para su hija de 10 años y su logística demandante era una suerte de "Uber humano" se puso a pensar qué otras versiones de "padre Nasdaq" -en relación al mercado de empresas de tecnología- se podía imaginar.
Lo tuiteó, pensando que era un chiste para unas decenas de "favs", como le suele pasar en el mejor de los casos en la red social. A la noche, la ocurrencia tenía 800.000 impresiones, y le había llegado por media docena de grupos de WhatsApp: se lo mandaron desde su mamá hasta los padres del colegio. Para media mañana ya había perdido el copyright y varias cuentas tuiteaban el material como propio.
Es probable que la reacción se haya debido al humor involucrado, pero también, cree Pimentel, a una fibra social muy sensible hoy en día que tiene que ver con la agenda de crianza y educación de los hijos. La incertidumbre sobre el futuro, la economía y la crisis climática son factores que refuerzan esa preocupación. No por nada, dos de los dos libros más vendidos de "economía pop" en los Estados Unidos en lo que va del año tienen que ver con esta "economía de los estilos de crianza".
La profesora de economía de la salud de la Universidad de Brown, Emily Oster, publicó semanas atrás su nuevo libro Cribsheet, "una guía basada en datos para ser un padre más relajado desde el nacimiento al preescolar", de alguna manera una continuación de su ensayo anterior, "Esperando lo mejor", en el cual desplegaba ideas de la economía para la etapa del embarazo.
Oster recorrió la literatura de "consejos" de crianza y enseñanza, tratando de ver cuáles de las conclusiones se apoyan en estudios rigurosos y cuáles no. "Es muy frustrante hacerlo; si una madre o padre se meten en Internet probablemente salgan más confundidos de lo que entraron", dice.
Hay, por ejemplo, problemas de disonancia cognitiva: muchos padres que tomaron alguna decisión con respecto a la crianza de sus hijos luego quieren creer que fue la adecuada, con lo cual se vuelven embajadores de esta postura y la defienden con uñas y dientes ante otros padres en redes sociales.
Como economista, Oster se encontró con muy pocos estudios verdaderamente "aleatorios", es decir, con un diseño estadístico tal que se puedan extraer conclusiones más robustas de causalidad. Por ejemplo, toda la literatura sobre las ventajas de alimentar al bebé con leche materna. "Hay muchos estudios que encuentran impacto en el coeficiente intelectual de chicos alimentados con leche materna en su infancia. La realidad es que, desde un montón de factores, el tipo de madres que tienden a dar la teta es distinto al de las que no, con lo cual es muy probable que alguno de esos factores incida sobre los tests de inteligencia, y no el hecho de dar leche materna", explica. En otros campos que hoy generan ansiedad, como la exposición a las pantallas, las series de tiempo son demasiado cortas. Oster sí cree que hubo avances con estudios confiables en áreas como vacunas y alergias.
Un antecedente en esta línea es el libro Parentology, del científico Dalton Conley, que lleva la bajada de "Todo lo que usted quería saber sobre la ciencia de criar chicos pero estaba muy agotado como para preguntar". Conley tomó varias de las conclusiones que aprendió para su vida personal. Por ejemplo, le puso a una de sus hijas un nombre larguísimo, porque un paper demostró que personas con nombres únicos y memorables tienen un mejor desempeño. Y a la otra la dejó elegir su nombre de más grande (porque también había literatura favorable al respecto).
El libro de Oster se suma a otro ya comentado en esta sección, Love, Money and Parenting (Amor, Dinero y Paternidad), de los economistas Matthias Doepke y Fabrizio Zilibotti, que en los últimos meses continuaron publicando investigaciones al respecto. Los autores estudiaron en profundidad el fenómeno de las madres y padres "tigres" o "helicópteros", con mucho más tiempo invertido en intervenciones sobre sus hijos que en décadas anteriores.
Los economistas hallaron que existe una correlación fuerte entre desigualdad y estilos de crianza. En países con distribución del ingreso más pareja (los nórdicos, por ejemplo) priman los valores de "creatividad" e "independencia", porque hay bajo riesgo de que al crecer esos chicos caigan en la extrema pobreza. En lugares con mayor desigualdad, en cambio, prevalecen estilos más autoritarios, que den "armas para abrirse camino en la vida". Dopeke y Zilibotti encontraron esta dinámica en los Estados Unidos, donde el estilo más relajado de crianza tuvo su pico en los 60 y 70 (con una distribución del ingreso más pareja) y más recientemente viró hacia posturas más intervencionistas.
Trabajos por hacer
Melina Furman estudió biología en la UBA, tiene un doctorado en Ciencias de la Educación de la UBA y da clases en Udesa y en el Instituto Baikal. El año pasado escribió el best seller Cómo criar hijos curiosos (Siglo XXI), que ya se vende en varios países de América Latina y Europa. Furman dijo a la nacion que hay que tener cuidado con extrapolar conclusiones de estudios de los Estados Unidos a la Argentina. "Aquí hoy la tendencia ?progre' es la contraria a la de los Estados Unidos, y ve con peores ojos intervenir, hasta llegar a decisiones extremas. Por ejemplo, hay madres y padres que están en contra de que sus hijos aprendan a leer antes de que se lo enseñen en el colegio".
Además, dice Furman, en este campo las mediciones son discutibles: "No está del todo claro qué es lo que conviene medir", apunta. La mayor parte de la economía de capital humano se enfoca en ingresos en la vida en relación a estilos de crianza, pero es probable que muchas de las personas terminen con un costo en términos de bienestar emocional. "Hay muy poco en las mediciones que haga alusión a la 'motivación intrínseca' de los chicos (que ellos quieran aprender algo motu proprio)", explica Furman, que a fin de cuentas es la madre de todas las batallas.
Pimentel recibió todo tipo de reacciones por su tuit de los "mapadres Nasdaq". Desde decenas de otras aplicaciones en las que nos terminamos convirtiendo hasta alusiones a la teoría de "trabajos por hacer" ("Jobs-To-Be-Done"), que postula que una mejor lente para avanzar con procesos de innovación consiste en no enfocarse tanto en mejoras de un producto sino en el "trabajo" que los consumidores necesitan que se haga por ellos.
Hace dos fines de semana, cuando se lo contactó para esta nota, destacaba una reflexión de las redes sociales: la generación X -a la que él, con 44 años, pertenece- es la más obediente de la historia: obedecimos a nuestros padres de chicos, obedecemos a nuestros hijos ahora. Estaba con sus hijos en la costa, haciendo malabares con distintos programas: "Viste que ahora en vacaciones nos convertimos en 'productores de recuerdos memorables de nuestros hijos'", comentó. Padres Google Fotos.
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