Owens-Illinois sigue creyendo en el vidrio
PERRYSBURG, Ohio—Hace cinco años, Owens-Illinois Inc. parecía haber hallado una fórmula ganadora. El mayor fabricante del mundo de botellas para cerveza, vino y licor había reducido costos, se había deshecho de negocios prescindibles e incursionado en el mercado chino de rápido crecimiento.
Luego, las botellas le jugaron una mala pasada. Durante los últimos años, las cerveceras que apuntan al mercado masivo han envasado más de su producto en latas. En momentos en que la economía de Europa tambalea y China se desacelera, la demanda global por botellas de vidrio para bebidas, que representa cerca de 85% de los ingresos anuales de Owens-Illinois, apenas crece.
La empresa, que opera con la marca O-I, vendió o cerró cerca de la mitad de su capacidad en China luego de encontrar una férrea competencia local. También redujo su capacidad en Australia debido a que la mayor parte del vino del país ahora es exportado al por mayor y embotellado en otras partes. La fortaleza del dólar perjudica el valor de casi 75% de las ventas internacionales de Owens-Illinois.
La empresa tiene 13 plantas en América Latina distribuidas entre Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, según su sitio web. En octubre de 2014, Owens-Illinois anunció un emprendimiento conjunto con Constellation Brands Inc. para operar una planta en Nava, México, la cual proveerá envases a las cervezas que Constellation exporta a EE.UU., como Corona y Modelo.
De cierta forma, Owens-Illinois apuesta a la popularidad de las cervezas mexicanas. La empresa planea invertir cerca de US$275 millones en la expansión de la planta en Nava, en el estado de Coahuila.
La facturación ha declinado en cada uno de los últimos cuatro años a un total de US$6.780 millones en 2014, 8% por debajo del nivel de 2011. En los cinco años al 31 de marzo, las acciones de Owens-Illinois cayeron 34%, mientras que el índice S&P 500 subió 77%.
Enfrentado a todos estos problemas, el presidente ejecutivo Albert Stroucken pide paciencia. El holandés presiona a su equipo de investigación para que encuentre formas de reducir los costos de producción y hacer botellas con diseños y colores más sofisticados que puedan venderse a precios más altos. El ejecutivo dijo en una entrevista que el negocio "sigue siendo un generador de efectivo muy sólido", lo que en años recientes le ha permitido a Owens-Illinois reducir su deuda y en 2014 aumentar su recompra de acciones. La ganancia neta descendió 59% en 2014 a US$75 millones.
A otros se les ha agotado la paciencia. El mercado del vidrio "se ha alejado de ellos", dijo Scott Gaffner, analista de Barclays. "Necesitan una nueva mentalidad".
Gaffner agregó que no es obvio cómo Owens-Illinois puede enderezar el rumbo, pero que la empresa podría ser más activa en el recorte de costos y en ceder volúmenes cuando los márgenes son muy bajos.
Stroucken, de 67 años, tiene programado dejar el cargo a fines de año. La junta directiva ha designado un probable sucesor: Andrés López, un colombiano que lleva 29 años en la empresa, ascendido en diciembre a director general y de operaciones. En los últimos nueve meses, tres altos ejecutivos han pasado a otras compañías. Stroucken señaló que una rotación de ese tipo suele ocurrir cuando se hacen planes de sucesión.
A pesar del declive de la acción, la remuneración total de Stroucken ascendió de US$7,8 millones en 2010 a US$9 millones en 2014. Dave Johnson, el director de relaciones con los inversionistas, dijo que una de las razones para ello es la mejora del flujo de caja libre, o el efectivo de las operaciones menos el gasto de capital.
Owens-Illinois parece estar finalmente en el camino de la recuperación, anotó Alexander Roepers, presidente de Atlantic Investment Management Inc., una firma de Nueva York que posee alrededor de 7,5% del fabricante de botellas. En una carta a la junta directiva, Roepers criticó a fines del año pasado el estilo de Stroucken como "reactivo" y la presionó para que acelerara la sucesión. En una entrevista, Roepers dijo que tenía "impresiones positivas" de López, el sucesor designado.
Owens-Illinois, fundada en 1903 por Michael Owens, quien inventó una máquina automática para hacer botellas, enfrenta un gran rival en Europa y EE.UU., Ardagh Group, de Irlanda, que fabrica empaques de metal y vidrio y la cual en 2014 registró una pérdida de 391 millones de euros sobre ventas de 4.730 millones de euros.
Owens-Illinois y Ardagh se enfrentan a miles de rivales más pequeños a nivel local y regional, que suelen ofrecer precios más bajos. Cuando una embotelladora entra en bancarrota, lamenta Stroucken, "los activos son comprados por alguien más, tal vez por una fracción del valor, así que están listos para operar de nuevo". Las fábricas usan la tecnología similar de calentar arena, carbonato de sodio y piedra caliza a unos 1.565 grados y luego verter vetas amarillas de vidrio fundido en moldes.
KPS Capital Partners LP, una firma de private equity de Nueva York, se pasó el año pasado al negocio de las botellas con la compra de Anchor Glass Container Corp. Jay Bernstein, socio de KPS y presidente de la junta de Anchor, dijo que las botellas son un mercado muy estable y el vidrio tiene cierta elegancia que atrae a los fabricantes de productos premium.
Stroucken, que lleva 10 años en Owens-Illinois, resalta el centro de investigación de la empresa en Perrysburg, donde una planta de botellas en miniatura permite ensayar ideas sin interrumpir la producción. Una en uso es la de capturar y reusar más calor, lo que reduce los costos de la energía. Otra es aumentar la automatización. Stroucken espera que se encuentre la forma de construir plantas de botellas pequeñas que podrían ser tan eficientes como las grandes. Su ideal es un horno fundidor que quepa en un camión, aunque no sabe si es factible.