Operativo inflación: plancharla como sea
El Gobierno está evaluando una batería de medidas para poder mejorar el número de IPC de octubre; mientras los precios dejaron de bajar con fuerza, la popularidad del gobierno libertario, que parecía inalterable, empezó a ser algo más vacilante
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El Gobierno cuenta con dos grandes logros desde que asumió. Por un lado, eliminó el déficit fiscal y lo estableció como una máxima inamovible (y creíble) de la gestión. Por el otro, bajó la inflación a un ritmo más acelerado del que todos los economistas preveían. El primero de logros se mantiene firme -pronto anunciará el ministro Luis Caputo que en septiembre también tuvieron superávit financiero-, pero el segundo parece haber perdido impulso. En agosto la inflación marcó un 4,2%, por encima de lo esperado por el mercado, y en septiembre se espera que esté algo por encima del 3,5 por ciento. Nada qué festejar.
“Es importante que siga bajando; a mi me preocupa más que el nivel de reservas”, dice un banquero con años de la City. “La Argentina operó con reservas negativas muchos años. En cambio es necesario que la inflación baje para que termine de repuntar la economía y se sostenga el consumo”, aclaró. En el equipo económico la lectura no es muy distinta. El dato de pobreza del primer semestre solo refuerza la importancia que tiene el insistir con bajar la inflación. De ahí que se esté evaluando una batería de medidas para poder mejorar el número de IPC de octubre. Porque mientras los precios dejaron de bajar con fuerza, la popularidad del gobierno libertario que parecía inalterable empezó a ser algo más vacilante, según recogieron la mayoría de las encuestas que se difundieron en las últimas semanas. Todavía los niveles de apoyo son altos -muy, para un mandatario que lleva 10 meses de gestión-, pero el cambio de tendencia llama al menos a mirarlo con atención. Las mediciones condicen con una economía que si bien pareciera haber repuntado fuerte o más fuerte de lo estimado en julio pasado, mostró luego en agosto señales mixtas.
De ahí que para octubre en la Secretaría de Energía estén evaluando bajas tanto en el precio del gas como el de electricidad. Desde el Gobierno apuntan al componente de la boleta que depende exclusivamente del dominio oficial, que es el precio al cual el gas y la electricidad se incorporan al sistema de transporte y de distribución. Quien no incremente sus consumos tendrá al final de mes una baja en la boleta.
A los menores costos en los servicios públicos se le adicionará que el lunes YPF estaría anunciando una rebaja en los combustibles. La baja internacional en el precio del crudo Brent sostiene la medida de la petrolera estatal, que además según ha dicho el propio CEO de la compañía, Horacio Marín, tiene la intención de instaurar entre los consumidores el mensaje de que así como los precios suben cuando los costos se encarecen, también pueden bajar cuando se reducen. No siempre el consumidor tiene que perder.
Según el Relevamiento de Expectativas (REM) que publicó el Banco Central (BCRA), la mediana de las consultoras privadas estima una inflación de 3,5% para septiembre y también para octubre. Habrá que ver si las previsiones se corrigen a la baja.
En un intento de mejorar la micro, el equipo económico seguirá asimismo en las próximas semanas buscando anunciar desregulaciones. En el BCRA, por caso, están estudiando la posibilidad de habilitar a los bancos a que den hipotecas contra boletos, y ya no sólo contra escrituras. La medida, creen, podría colaborar a oxigenar el negocio de la construcción, aunque quienes están en el sistema financiero son un poco más cautos. Por lo pronto, porque hoy son pocos los bancos dispuestos a dar créditos de largo plazo, y los que lo hacen, tienen un límite asignado relativamente bajo. “Nadie da créditos a 30 años, cuando el fondeo [por los depósitos] es a 30 días, si no lo puede después descargar en el mercado”, explican. Si bien los hipotecarios están creciendo al 15,9% mensual, según datos del BCRA, el stock apenas suma $912.000 millones, una cifra que no hace mella en la economía.
También se espera que parte de los dólares del blanqueo se vuelque a la actividad. El ingreso de efectivo en los bancos en las últimas jornadas generó optimismo en el oficialismo. Hasta ahora, los bancos captaron más billetes de los que habían recibido durante el blanqueo de Mauricio Macri. Los depósitos en dólares crecen a razón de US$1000 millones por día. En los bancos creen que las colocaciones cash podrían superar los US$14.000 millones a fin de octubre.
Pero son muchas las batallas pendientes. La del presupuesto para las universidades todavía está abierta. Las iniciativas del Gobierno para intentar aplacarla todavía no rindieron frutos. Otra no menor será la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La Argentina debiera pasar sin dificultades la últimas dos revisiones del programa, la novena y la décima, que corresponden a los trimestres finalizados en junio y septiembre, respectivamente. Salvo la meta de reservas netas, el Gobierno de Javier Milei cumplió con todas las consignas establecidas por el organismo internacional. La negociación formal por un nuevo plan debiera venir una vez finalizada estas revisiones. El problema es que los planes de estabilización en la Argentina siempre tienen una cuota alta de creatividad y el FMI no pareciera tener demasiadas intenciones de reescribir sus manuales de economía.
En paralelo, el equipo económico mantiene conversaciones con los bancos por un préstamo de entre US$3000 millones y US$5000 millones para cubrir los vencimientos de capital de los primeros meses de 2025. Pero no habría apuro por anunciar nada por ahora.
La Argentina sigue suscitando entre los inversores extranjeros gran interés, aunque por ahora las inversiones son contadas. Este fin de semana, cinco gobernadores se trasladarán a Londres, para intentar destrabar proyectos mineros, que avanzan más lento de lo que muchos quieren admitir. Son Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Marcelo Orrego (San Juan). El martes tendrán reuniones bilaterales con los número uno de Codelco, ICMM, Anglo American, First Quantum y BHP en el coqueto Hotel Intercontinental Park Lane, en la capital británica. En la Argentina hay muchos proyectos que están teniendo dificultades para conseguir financiamiento. No se descarta que algunos chicos cambien de mano en los próximos meses.
Pero, como sucedió durante la gestión de Mauricio Macri, al menos es evidente que el país se mantiene en el radar inversor. No por nada el World Economic Forum organizará a fin de octubre en Buenos Aires un evento empresario, “Country Strategy Meeting on Argentina: The opportunities and challenges of change”, que no tiene precedentes en el país. Están convocando para el encuentro, que será en el Palacio Libertad (exCCK) el 22 y 23 de octubre, a números uno globales de algunas de las principales compañías que operan en el país. La convocatoria será un buen indicador del voto de confianza que existe en el Gobierno. Macri había tenido su propio foro inversor, pero organizado por el Gobierno y no por el WEF. ¿Será una señal de que los resultados serán distintos esta vez?
En el sector petrolero, en tanto, en las próximas semanas podría terminar anunciándose una transacción menor, aunque interesante por los jugadores que involucra: Pan American Energy (PAE) y Crown Point Energía, una empresa petrolera canadiense pero que tiene como controlante a Pablo Peralta, presidente y dueño también del Grupo de SyT (GST). PAE le vendería a Peralta -también propietario del Banco de Servicios y Transacciones y de Orígenes- dos áreas convencionales en Santa Cruz -Koluel Kaike y Piedra Clavada-. La operación está pendiente de una serie de aprobaciones por parte del gobierno provincial. Según había informado en su momento Crown a la bolsa canadiense, pagará por la operación US$12 millones, más una contraprestación en especies.
Son por ahora pequeños movimientos en un país que todavía está convulsionado política y económicamente. Hay quienes no descartan que antes de fin de año el broche mayor llegue con una visita del Papa Francisco, ya que a sus interlocutores les insiste que quiere visitar el país. De concretarse, no sería una visita sin simbolismos. Se habla de que podría ir pasar por Buenos Aires (Luján), Córdoba, Santiago del Estero y hasta Santa Cruz.
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