Odebrecht, un símbolo del auge y la caída de la economía brasileña
RÍO DE JANEIRO—El magnate brasileño de la construcción Marcelo Odebrecht era un candidato natural para pronunciar el discurso de apertura en la escuela de negocios a la que asistió en Lausana, Suiza. Como presidente ejecutivo de Odebrecht SA, dirigía la constructora más grande de América Latina, con una cartera global de obras que incluye el estadio donde juega el equipo de baloncesto Miami Heat —una iniciativa de US$200 millones—, un proyecto portuario de US$1.000 millones en Cuba y una de las mayores represas hidroeléctricas de África, en Angola.
En junio, dos días antes del evento, las autoridades brasileñas cambiaron drásticamente los planes de Odebrecht al arrestarlo bajo sospecha de haber desviado unos US$1.800 millones de la estatal Petróleo Brasileiro SA, Petrobras. Los fiscales lo acusaron de lavado de dinero, corrupción y delincuencia organizada.
Odebrecht, que permanece detenido, y la empresa niegan cualquier irregularidad. La compañía calificó el arresto de su máximo ejecutivo de "innecesario e ilegal", ya que estaba colaborando con la investigación.
Odebrecht, de 47 años, se sumó de esta forma al elenco de un drama internacional que sacude los más altos niveles de la política y los negocios de Brasil. Su empresa forma parte del selecto grupo de multinacionales del país que han prosperado gracias a su habilidad para transformar sus conexiones con el gobierno en contratos públicos, financiación estatal y subsidios de los contribuyentes, de acuerdo con analistas y ex ejecutivos de la constructora.
Odebrecht facturó US$46.000 millones el año pasado, casi la mitad fuera de Brasil. La firma, que emplea a 170.000 personas, ha construido en Brasil carreteras, astilleros, aeropuertos, estaciones de metro y recintos para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro. La compañía ha trabajado en proyectos en cuatro continentes. "Más que una empresa, son un símbolo del Brasil moderno", dice Thiago de Aragão, de la consultora Arko Advice, de Brasília.
Los fiscales dicen que durante al menos una década, desde alrededor de 2003, algunas de las mayores constructoras de Brasil, incluida Odebrecht, formaron un cartel para repartirse el trabajo e inflar el precio de los contratos de Petrobras. Estas empresas supuestamente sobornaron a políticos, partidos y personas ligadas a Petrobras, utilizando a menudo bancos offshore para ocultar las pistas, dicen los investigadores. Petrobras dijo que fue una víctima y que coopera con las autoridades.
Marcelo Odebrecht, miembro de tercera generación de una familia multimillonaria, es uno de los acusados más prominentes. Su detención ha provocado una profunda revisión de las relaciones de la empresa con el gobierno y su participación en las licitaciones. Investigaciones sobre Odebrecht están en marcha en Suiza y Portugal, a las que podrían sumarse pesquisas en Panamá, Perú y Ecuador, dijeron las autoridades.
A través de sus abogados, Odebrecht prefirió no responder a múltiples solicitudes de comentarios para este artículo.
Aunque los proyectos en marcha deberían mantener estables los ingresos de la firma, el futuro es incierto. Petrobras ha prohibido nuevos contratos con Odebrecht y el gobierno brasileño suspendió nuevos negocios con la empresa de construcción hasta que culmine la investigación.
La compañía dijo que sólo 6% de las ventas de su unidad de construcción proviene de contratos con el gobierno brasileño y se negó a revelar la proporción de otras partes de la firma o el detalle de sus ingresos del exterior.
Standard & Poor’s Ratings Services redujo en junio la calificación de la filial de construcción de Odebrecht al grado de inver-sión más bajo.
Los fiscales alegan que las filiales de Odebrecht usaron cuentas bancarias suizas para blanquear casi US$270 millones en sobornos supuestamente pagados para obtener contratos de Petrobras entre 2006 y 2014. El juez a cargo del caso, Sergio Moro, describió a Marcelo Odebrecht como uno de los autores intelectuales, "directamente involucrado con la práctica de estos delitos, y guió el trabajo de otros".
Odebrecht fue fundada en 1944 por el abuelo de Marcelo, Norberto, un descendiente de inmigrantes alemanes, en la ciudad de Salvador, en la costa noreste del país.
La empresa ganó reputación internacional por la calidad de su ingeniería y por cumplir los plazos fijados. Su primer proyecto fue una represa hidroeléctrica en Perú en 1979. En 1984, empezó la construcción de la mayor represa hidroeléctrica de Angola durante la guerra civil del país y forjó buenas relaciones con el presidente José Eduardo dos Santos, quien sigue en el poder.
La empresa y un socio completaron la construcción de un ala del Aeropuerto Internacional de Miami luego de problemas con la empresa anterior. En Panamá, en tanto, la compañía se adjudicó proyectos públicos por US$8.500 millones desde 2006, equivalente a 20% de la producción del país.
Durante la década de 2000, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva trató de promover la reputación de Brasil como potencia emergente global alentando la expansión de Odebrecht en el extranjero. Representantes de la empresa participaron en las mi-siones diplomáticas comerciales, según cables diplomáticos publicados este año por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Los ingresos de Odebrecht crecieron de US$5.500 millones en 2003, cuando Lula llegó a la presidencia, a US$46.000 millones el año pasado. El banco de desarrollo de Brasil, conocido como BNDES, ayudó a financiar el crecimiento de Odebrecht. Entre 2007 y 2015, la compañía recibió más de US$8.000 millones en créditos del BNDES para proyectos en el extranjero, lo que enfureció a muchos brasileños que dijeron que el dinero debería haber sido gastado para mejorar la infraestructura nacional.
La compañía se adjudicó algunos de sus contratos más importantes en los países donde Lula tenía buena relación con los líderes, entre ellos Venezuela, que durante 14 años fue gobernada por el fallecido Hugo Chávez.
La relación del ex presidente brasileño con Odebrecht y otras empresas locales es investigada por las autoridades en un caso separado. Da Silva y Odebrecht han negado las acusaciones.
Odebrecht permaneció en contacto con altos funcionarios del gobierno incluso después de que la compañía fue acusada el año pasado en el caso Petrobras, según documentos policiales.
En noviembre pasado, una semana después del arresto de ejecutivos de seis constructoras brasileñas, la agenda de Odebrecht mostró una reunión en la residencia del vicepresidente brasileño, Michel Temer, según los registros de un iPhone que la po-licía confiscó en su dormitorio.
Un portavoz de Temer confirmó el encuentro, pero dijo que Odebrecht la solicitó para tratar negocios de la empresa, no la in-vestigación judicial.
—Luciana Magalhães contribuyó a este artículo.