Sucedió el viernes: documentos internos anticipaban que podría ocurrir un desastre ambiental
Oldelval es la empresa concesionaria del mantenimiento del caño que se rompió el viernes; mails internos de la compañía muestran que se debió haber inspeccionado antes el estado de corrosión
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Una catástrofe ambiental pocas veces vista ocurrió el viernes pasado en Río Negro. Al menos 3200 metros cúbicos (m3) de petróleo se derramaron a 30 kilómetros de la ciudad de Catriel. Esto equivale a 20.000 barriles. La responsable del accidente es la empresa Oldelval, que está a cargo del mantenimiento y operación del ducto que conecta Vaca Muerta con Puerto Rosales (Buenos Aires).
En mails internos de la compañía que vio LA NACION ya se advertía en junio pasado que era necesario realizar una prueba hidráulica en una parte de la traza del ducto Medanito - Puesto Hernández, para averiguar el estado de corrosión de los caños, un proceso que recién se aprobó el último viernes a la noche, después de consumado el accidente.
Un episodio similar le ocurrió a la compañía en agosto de 2014, cuando, por falta de mantenimiento, la corrosión produjo una rotura de la cañería en el tramo Alagarrobo-Salitral (Buenos Aires). En ese entonces se derramaron 1780 m3 de petróleo crudo, según un informe del entonces Ministerio de Planificación Federal, del cual dependía la Secretaría de Energía.
En esta ocasión, comunicaciones internas de la compañía muestran que había preocupación por los caños que pasan por Rincón de los Sauces (Neuquén), que estuvieron parados llenos de crudo durante ocho meses. Esto acelera el proceso de corrosión de la cañería. Los ductos fueron revertidos para que bombeen petróleo de Medanito a Puesto Hernández para llevar petróleo a Mendoza y, debido a este proceso, se tendría que haber hecho la prueba hidráulica de esos caños.
“Mediante la prueba hidráulica podremos operar la reversión por línea 1, asegurando el flujo continuo en el tramo mencionado anteriormente y garantizar la integridad del mismo. Considero que la realización de esta prueba es de carácter urgente, teniendo en cuenta el tiempo que ya ha transcurrido desde que la cañería está parada”, dice un mail enviado por Gastón Gader, jefe de Operaciones de Oldelval, fechado el 15 de junio pasado.
El correo estaba dirigido a M.V., jefe de Integridad de la compañía, M.O.G., especialista en integridad de ducto, y F.G.Z, gerente de Confiabilidad. La liberación del pedido de “carácter urgente” recién fue aprobada el viernes pasado a las 21 y le fue asignado a Pecom, la empresa del Grupo Perez Companc, que “tiene reconocida trayectoria en los trabajos que realiza para Oldelval”.
El hecho ocurrió a las 11.45 de la mañana del viernes, según informó la empresa, pero recién los equipos de contención comenzaron a actuar pasadas las 17 horas. Al día de hoy se puede ver una pileta de lona, del estilo “pelopincho”, colocada debajo de la rotura del caño.
La suerte quiso que el accidente se produjera cerca de un yacimiento y no en la ciudad de Rincón de los Sauces. El caño la atraviesa a la mitad y pasa cerca de hospitales, escuelas y viviendas. Esto hubiera significado una catástrofe aún mayor, con posibilidad de que haya una explosión debido al spray de gas que se genera. Todavía falta ver el estado del caño en ese tramo para evitar que se produzca otra contingencia peor.
“La cantidad de petróleo que se derramó por el agujero del caño se debió a que la válvula de corte estaba a más de 30 kilómetros de donde se produjo la falla, lo que deja en evidencia también la falta de planificación de los técnicos que evalúan posibles riesgos”, explicó a este medio un técnico que conoce el funcionamiento del sistema.
Además, como ese ducto “escala” la cordillera, la estación de bombeo Medanito tiene que empujar más fuerte para que la presión permita que el petróleo corra. Luego del accidente, el crudo se desbordó por la pendiente en descenso, generado un río negro, en un homenaje de mal gusto al nombre de la provincia.
“Cuando estás en altimetría, hay que calcular dónde poner las válvulas de corte. Si hubiese habido una más cerca de donde se rompió el caño, se hubiera cortado antes el derrame”, opinó en reserva el analista del sector.
Si bien la compañía también destacó que no hubo afectación de ningún río cercano, todavía no está confirmado que el petróleo no haya alcanzado la napa. Se calcula que el crudo baja a la tierra 10 centímetros por día aproximadamente.
Los caños que están debajo de la tierra se suelen oxidar. Por eso, las empresas inyectan corriente inducida a los ductos, conocido con el nombre de protección catódica, y realizan una inspección interna con herramientas que en la jerga del sector se las llaman “chanchos inteligentes” (por la forma del aparato, similar al animal), que miden el espesor interno y la corrosión de la pared de los caños. En función de esa medida, se diseñan los planes de mantenimiento de corto y mediano plazo del sistema de ductos.
El ducto que se pinchó bombea 5000 metros cúbicos (m3) por día y lo hacía solo cuando juntaba esa cantidad de petróleo. El accidente podría haber sido mucho peor si el caño en cuestión era el que transporta el petróleo a Puerto Rosales, que tiene una capacidad de 35.000 m3 por día.
Los dueños de Oldelval, en conflicto
En las últimas semanas, había salido a la luz la tensión que hay entre las productoras por la falta de inversión en el ducto 1700 km que opera Oldelval. Lo paradójico es que las accionistas de la compañía son las mismas petroleras, que están en discusiones desde agosto para elegir un gerente general.
La composición accionaria está conformada por YPF (37%), ExxonMobil (21%), Chevron (14,5%), Pan American Energy (11,9%), Pluspetrol (11,9%), Tecpetrol (2,1%) y Pampa Energía (2,1%), quienes tienen la concesión hasta 2028.
En agosto pasado dejó la gerencia general Jorge Vugdelija y, desde entonces, los accionistas no se ponen de acuerdo para elegir el sucesor. Históricamente, los dueños del 70% de las acciones que se vendieron originalmente a las empresas privadas (YPF era una compañía estatal en 1993) son responsables de nominar al CEO, donde el mayor peso lo tiene ExxonMobil. Sin embargo, en esta ocasión, YPF quiere designar a un ejecutivo propio.
El actual gerente general interino, Ricardo Hösel, de hecho, fue designado por la petrolera con control estatal y distintas fuentes señalan que estaba realizando un “buen trabajo”, que ahora se vio empañado por el accidente del viernes. Según fuentes de la industria, cuando YPF tomó el control de la empresa a mitad de año, realizó un informe y encontró que la compañía no estaba operativamente en buenas condiciones. Entonces llevó técnicos propios para mejorar el funcionamiento.
“Toda la línea gerencial de Oldelval es muy profesional y tiene un nivel de excelencia a nivel internacional. Prueba de ello ha sido el haber ganado el Premio Nacional a la Calidad en 2019. Ahora se inició la búsqueda de un nuevo gerente general, asunto que se encuentra en proceso. No hay relación alguna entre la renuncia del gerente general y el incidente. En todo momento Oldelval estuvo con capacidad operativa para seguir adelante con su actividad”, dijeron en YPF a LA NACION. Agregaron: “El reemplazo del gerente se va a resolver de común acuerdo en el directorio de la compañía, donde están representados todos los accionistas”.
El ducto que se pinchó bombea 5000 m3 por día y lo hacía solo cuando juntaba esa cantidad. Oldelval está a cargo también de los ductos que tienen capacidad de hasta 35.000 m3 por día. Si el accidente ocurría en esos tramos, las consecuencias podrían haber sido mucho mayores. Recientemente, la empresa anunció inversiones por US$50 millones para ampliar esa capacidad hasta 42.000 m3/día, que es la concesión inicial que recibió en 1993. Las petroleras, por su parte, tuvieron que moderar sus niveles de producción de petróleo debido a este cuello de botella.
El sábado, el Secretario de Energía, Darío Martínez, recorrió la zona del derrame y dijo que se exigirán “todas las tareas de remediación”. Además, manifestó que “los técnicos de la Secretaría relevaron la situación y trabajarán en analizar las tareas realizadas y en determinar las causas y responsabilidades de este episodio de derrame”.
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