El Gobierno llega a las elecciones con variables clave desbordadas
La inflación que no cede del 3%, un dólar blue por encima de $200, brecha cambiaria arriba del 100%, el riesgo país más alto en 14 meses y alto déficit son algunos de los indicadores que más preocupan
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Desde que empezó el año, casi todo lo que al Gobierno le podría haber salido mal de cara a las elecciones legislativas ocurrió. Sin ir más lejos, a dos días de que los votantes acudan a los comicios, el dólar blue se encuentra a máximos históricos (hoy se vende a $204), el riesgo país registra su valor más alto en 14 meses y la inflación no para de subir. Incluso el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que traería una suerte de bálsamo para los mercados, todavía parece lejano.
“No hay un solo indicador que de bien en este momento. El único, tal vez, es la parte de actividad económica, donde es difícil distinguir cuánto es de recuperación porque se fueron terminando las restricciones del Covid-19, más que por una virtud de la política económica actual. La gran mayoría de los indicadores dan mal y creo que el Gobierno, a partir de las elecciones primarias, con la estrategia de querer mejorar sus chances expandiéndose fiscalmente, lo que hizo fue agravar el problema. Veremos cómo reacciona la política a partir de la semana que viene, pero se ha deteriorado muchísimo la situación de los últimos dos meses desde las PASO”, observó Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos.
1. Incertidumbre política al tope, que impide la estabilidad económica
Para Elisabet Bacigalupo, responsable de macro de Abeceb, hoy la economía “no tiene ningún tipo de ancla”. Todas las variables fiscales, monetarias y cambiarias están “desbaratadas”. Pero, por sobre todo, el país no tiene un ancla fundamental para mantener a raya a las expectativas: el ancla política de “anticipar el rumbo futuro”.
“El Gobierno sufrió una fuerte derrota en las elecciones primarias y todavía le resta por resolver un montón de interrogantes. Quedó debilitado en un contexto de fuertes tensiones en la coalición gobernante, diferencias internas, de mirada de diagnóstico. Hoy la incertidumbre está al máximo porque no se sabe qué rumbo político va a terminar adoptando. Falta la primera ancla, que es la política, la madre de todas las anclas”, remarcó.
2 .Presión cambiaria en alza: brecha y distorsiones
Como consecuencia de una “incertidumbre política extrema”, los desbalances macroeconómicos se ven reflejados en el mercado cambiario. Esta semana el dólar blue ya acumula un incremento de $7,50 y se vende a $206,50, el valor nominal más alto del que se tenga registro. Los dólares financieros “libres”, que no tienen intervención del Estado, también se vieron impulsados hacia el alza y se comercializa por arriba de los $112.
El mayor problema es que la brecha entre el tipo de cambio paralelo y el dólar oficial mayorista ya se posiciona por encima del 106%, situación que genera distorsiones en la economía. “El exportador, que tiene que vender a $100 cuando sabe que hay un dólar a $207, busca liquidar lo mínimo posible y se genera incentivo a la sub-facturación. El que tiene que importar es al revés, trata de comprar ahora en el mercado oficial porque sabe que en cualquier momento cambia el viento, por eso el Banco Central (BCRA) buscó restringir el pago adelantado de importaciones”, explicó Tiscornia.
Para Bacigalupo, la brecha del 100% es “insostenible”. Al analizar la historia de la brecha, muy pocas veces estuvo por encima de los tres dígitos. “En los ‘70, en los ‘80. Momentos muy puntuales, pero la brecha suele ser más baja en momentos de cepo. Está incorporando el valor de la alta incertidumbre”, agregó.
3. Tendencia al atraso cambiario
También relacionado con el punto anterior. A comienzos de este año, el Gobierno ancló el tipo de cambio y se movió a un ritmo del 1% mensual, muy por debajo de la inflación. Para los economistas, esto es insostenible a lo largo del tiempo porque profundizará los desequilibrios macroeconómicos.
“La pregunta del millón es qué van a hacer con el tipo de cambio después de las elecciones, pero algo tienen que hacer porque se pierde competitividad. Empieza a haber un atraso cambiario, que tarde o temprano siempre termina mal. No descarto que van a seguir intentando atrasar el dólar, la pregunta es cómo lo van a tocar. ¿Van a pegar un salto del 20-30% para corregir y se acabó la milonga o devaluarán más rápidamente todos los meses? Yo me inclino por la segunda”, argumentó el director de C&T Asesores Económicos.
4. Reservas “por el piso”
Con el alto precio de los commodities y la buena cosecha, la primera mitad del año el Banco Central robusteció sus reservas. Pero, con la llegada del mes de junio, la situación cambió drásticamente. De acuerdo con datos de la consultora Equilibra, desde el 12 de septiembre (las PASO) hasta ahora las reservas brutas cayeron US$3072 millones.
En tanto, las reservas netas disminuyeron por US$1030 millones, incluso a pesar de que ingresaron US$300 millones de préstamos de organismos multilaterales y restan contabilizarse otros US$295 millones de la CAF.
“Desde las elecciones primarias, el Central vendió US$600 millones en el mercado spot, US$800 millones en el paralelo y al menos 4000 millones de contratos en el mercado de futuros. Casi US$5500 millones entre los tres mercados: spot, paralelos y futuros”, indicó el economista Fernando Marull, socio de FMyA.
5. Riesgo país a niveles máximos post-canje
Al igual que el dólar, el riesgo país tampoco para de subir. El índice elaborado por el JP Morgan cerró este jueves en los 1753 puntos básicos, un 0,9% arriba frente al cierre previo. Se trata del número más alto desde la reestructuración de la deuda en septiembre del año pasado. “Quiere decir que el mercado no cree en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, resumió Marull.
Más allá del índice, Bacigalupo sostuvo que la Argentina está “fuera del radar del mundo”. En el fondo, el riesgo país advierte que la probabilidad implícita de un default en el corto tiempo “es alta”. Leído en conjunto con otros indicadores, la Argentina “tiene una venta de oportunidades fiscales acotada” y, si se observan los vencimientos de deuda en dólares que se avecinan para los próximos años, los montos que deberá enfrentar son altos.
“¿Cómo va a hacer la Argentina para generar US$8000 millones para pagar el capital de los bonos que empiezan a vencer?”, se preguntó. La única posibilidad es tener un programa fiscal serio y así acceder a los mercados globales de crédito.
6. La inflación que no cede
Este jueves se confirmó: la inflación no para de crecer. Ni tarifas frizzadas, ni un tipo de cambio oficial anclado, siquiera el congelamiento de precios sirvieron para contener el aumento generalizado de los precios, que en octubre fue del 3,5%. Desde que arrancó el año el índice de precios al consumidor ya acumuló una suba del 41,8% y la cifra es del 52,1% si se lo mide en términos interanuales.
“Las pseudo-anclas que pretende usar el Gobierno, como el congelamiento de tarifas y de precios, terminan siendo pan para hoy, hambre para mañana. O más bien, hambre para hoy”, ironizó la responsable de macro de Abeceb. Con ella coincidió Tiscornia, quien remarcó que todas esas medidas solo “patean el problema para adelante”. En algún momento tendrán que corregirse y sumarán más motivos para que la inflación siga en aumento.
7. Déficit financiado con emisión
Según números del economista Marull, desde las elecciones primarias hasta la actualidad el Gobierno emitió unos $600.000 millones para financiar las cuentas del Estado. “Se trata del famoso Plan Platita. El país perdió el financiamiento real y tuvo que salir a emitir”, remarcó.
“La emisión monetaria y el déficit fiscal es central en cuanto a la inflación. No se va a ver mañana, no es tan inmediato, sino que se va desplegando a lo largo del tiempo y en algún momento termina pegando, a pesar de que otras cosas parecen más controladas, léase tarifas y precios congelados”, graficó Tiscornia.
8. Salario real “pulverizado”
Ayer el Indec informó que los salarios registraron en septiembre un aumento en términos reales del 0,5%, crecimiento que se dio por tercer mes consecutivo. Aunque, en términos interanuales, todavía continúan en terreno negativo y caen un 0,9%. Y si se amplía la mirada aún más, la situación empeora y se encuentra “en niveles históricos bajísimos”.
“Desde el máximo alcanzado en noviembre de 2017, los salarios acumulan 46 meses de caída real, ostentando una pérdida del poder adquisitivo del 22% promedio. En tanto, los más afectados han sido los trabajadores informales, para los cuales la pérdida real alcanza el 35%, mientras que la misma resulta del 18% para los formales”, analizó la consultora LCG.
La consultora Abeceb considera que, pasadas las elecciones, se empezarán a percibir las primeras reacciones políticas y definiciones económicas. La “esperanza” es que el Gobierno utilice el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional como “un ancla para ordenar las expectativas y contener el descalabro”.
“El Gobierno no va a comer vidrio. En esta idea de instinto de supervivencia política lo va llevar a no cometer locuras, probablemente no vaya hacia una radicalización extrema y que acuerde con el FMI. Por eso, nosotros vemos un mix de moderación y radicalización, porque está en el ADN que sigan con los cepos, las restricciones e intervenciones. Pero algo de consolidación fiscal, un compromiso de reducir el financiamiento monetario, no seguir devaluando por debajo de la inflación, son algunas de las cosas que esperamos post-elecciones. No intentarán suicidarse, porque la economía y está debilitada y necesita un service inexorable importante”, cerró Bacigalupo.
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