Nuevo avión presidencial: un pago, el triste final del Tango 01 y el motivo que aceleró la decisión de Alberto Fernández
Los cerca de US$22,23 millones para la compra de la aeronave fueron enviados a la Organización de Aviación Civil Internacional el viernes pasado; el motivo detrás de la decisión final del Presidente
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Esta vez parece ser la definitiva. El Gobierno transfirió los dólares necesarios para la compra del avión Boeing 757, destinado a la Presidencia, el viernes pasado. Pese a que confirmó múltiples veces la operación sin concretarla, y a que todavía hay espacio para echarse atrás -cuando se realice la revisión de la unidad-, los US$22,23 millones necesarios para la adquisición ya se encuentran en manos de la Organización de Aviación Civil Internacional, la intermediaria en la operación, según fuentes oficiales.
De acuerdo con la Presidencia, la transferencia fue requerida inmediatamente después de que el ministro de Economía, Sergio Massa, y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, firmaran conjuntamente una decisión administrativa para ampliar el presupuesto del año y, en particular, el de la Secretaría General. La modificación, publicada en el Boletín Oficial el último día de la semana pasada, sumó $4.021.945.600 a la cartera, que fueron convertidos a dólares y enviados a la OACI horas después.
En la medida, no figura un aumento de recursos. El Gobierno comunicó que pagaría US$12 millones de los US$22 millones que desembolsó a la OACI con un crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (exCAF). Fuente oficiales aseguran que consiguieron ese acuerdo a 10 años, por una tasa anual cercana al 4%, gracias a las gestiones de Sergio Massa.
Sin embargo, fuentes del sector aseguraron a LA NACION que no hubo un pedido específico del Gobierno para financiar el avión, no se firmó ningún acuerdo nuevo (en todo caso podrían usar fondos de uno anterior) y no habrá una transferencia adicional al Estado argentino.
Según Economía, la CAF “está avanzando en la propuesta de libre disponibilidad para el desembolso de US$10 millones en el cortísimo plazo y está aguardando documentación”.
Las divisas quedarán congeladas en el organismo internacional hasta que el Gobierno firme el contrato de exchange con el broker de aviación, llamado C&L Aviation Group, que representa al vendedor de la aeronave. Los colaboradores de Alberto Fernández estiman que la firma ocurrirá esta semana.
Por la presencia de esta empresa intermediaria, la Presidencia no concretará el intercambio directamente con el dueño real del Boeing 757 que ingresará a la flota oficial. La versión que circula dentro de la Casa Rosada es que el avión, puesto en vuelo en el año 2000, fue originalmente propiedad de la familia dueña de los cruceros Carnival. Al fallecer uno de sus miembros, fue vendido a un banquero israelí por US$42 millones.
En 2020, previo a la pandemia, este empresario se habría divorciado de su esposa, a la que le quedó el avión en la división de bienes. Ella decidió venderlo y al no encontrar compradores en el mercado, bajó el precio hasta los cerca de US$25 millones por los que adquirirá el vehículo la Presidencia. Unos US$3 millones serán pagados con partes del Tango 01. Mientras buscaba nuevo dueño, alquiló el avión a empresas como DHL, United Airlines y Delta.
La vendedora será la encargada de cortar el avión oficial y llevárselo en partes. Para ello, deberá contratar un servicio especial, que desguazará el Tango 01 en el Aeropuerto El Palomar, en los 30 días posteriores a la firma del contrato. De acuerdo con las evaluaciones preliminares hechas por el Gobierno, lo que más vale es un motor y el tren de nariz. Los análisis concluyeron que hay corrosión (óxido) en uno de los motores y en el fuselaje, razón por la cual no fue aprobado un vuelo ferry. Por lo tanto, dejarían definitivamente la Argentina en otro avión, para ser reparadas y vendidas.
El día que Alberto Fernández decidió comprar
Alberto Fernández demoró hasta el 15 de noviembre pasado la decisión final para comprar la aeronave. Según sus colaboradores, el Presidente intentó regresar antes a la Argentina por el episodio de hipotensión y gastritis erosiva en su viaje a Bali, Indonesia. Pero su equipo no pudo gestionar la logística para emprender el viaje de vuelta cuando él quiso debido a, entre otros motivos, las horas de vuelo que llevaba la tripulación, que se encuentran reguladas desde una perspectiva comercial y no ejecutiva. Se trataba de un vuelto charteado a Aerolíneas Argentinas. Esas normas, entre otras, no se adecuarían a las necesidades de un mandatario.
La idea de comprar un nuevo avión presidencial había cobrado fuerza a mitades de este año. En el fallido presupuesto 2022, se incluyó una partida por US$15 millones para reparar el Tango 01, tarea que, con el pasar de los meses, resultó imposible por el nivel de deterioro del avión, de acuerdo con fuentes oficiales.
Durante el transcurso de 2022, el Gobierno llevó adelante actos preparatorios. En abril, se autoeximió de pagar derechos de exportación para los aviones que componen la flota presidencial o para enviar al exterior los repuestos que podrían estar en sus talleres. El motivo expresado es que se requerían repuestos que solo se producen en el exterior y que requieren exportar temporariamente las unidades para su arreglo. Sin embargo, en el mercado se interpretó que era para hacer un “exchange”, un procedimiento en el que se entrega un avión en desuso al proveedor en el extranjero a cambio de uno nuevo.
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