Nuevas restricciones: cómo podría afectar a la economía una nueva limitación de la actividad
Hoteles y restaurantes, servicios, construcción y comercio podrían verse afectados aunque el Gobierno tiene menos margen para cerrar la economía que el año pasado
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Frente a la posibilidad de un aumento de las restricciones por la nueva ola de Covid-19 y un eventual regreso a la fase 3, economistas analizaron qué sectores se verían más impactados y cuáles menos, a partir de la experiencia del año pasado. Entre los primeros estarían hoteles y restaurantes y otros servicios, mientras que el agro y la industria seguirían funcionando. Además, advirtieron que la caída de la economía traería una baja en la recaudación impositiva, que llevaría a más emisión monetaria para financiar al fisco y habría un nuevo golpe al trabajo formal.
Consultado por LA NACION, el economista Francisco Mattig citó un análisis que hicieron en la consultora Consultatio Plus, en el que le asignaron distintos niveles de riesgo de cierre a los diferentes sectores (3 es el de mayor riesgo y 0 el de menor) a partir de parámetros cualitativos, aunque el mayor riesgo coincide con el nivel de crecimiento anual que mostró cada sector a diciembre de 2020.
“Hoteles y restaurantes tiene un nivel de riesgo 3, al igual que otros servicios, y si nos fijamos, cayeron respectivamente 47% y 15% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020. Con esos cierres tendríamos un impacto general bajo, porque representan un 5% de la actividad. Pero el viceministro de Salud de la provincia, Nicolás Kreplak, también habló de la construcción, a la que nosotros le atribuimos un nivel de riesgo 2 y pesa otro 5% del PBI. Sin embargo, el mayor impacto va a estar en el comercio, que es el sector que más pesa en el producto: casi un 20%”, analizó.
“Dentro del comercio hay muchas cosas: negocios, ventas minoristas que pueden verse afectadas por restricciones que imponga el Gobierno o las medidas de autocuidado que tomen las personas por su cuenta”, agregó.
En cuanto a los sectores menos afectados, dijo que serán el agro y la industria (a los que les asignaron un nivel de riesgo de cierre 0), porque el agro no se verá impactado y tiene por delante un período estacionalmente bueno, mientras que la industria seguiría funcionando con protocolos.
Por su parte, Matías Rajnerman, de Ecolatina, también señaló a hoteles y restaurantes como los más perjudicados si se diera un eventual regreso a fase 3, así como al turismo y el esparcimiento (teatros y cines), pero hizo hincapié en que el Estado sería una víctima colateral, por la caída de la recaudación.
“Si bien recompuso algo su financiamiento en pesos, eso no alcanzaría y aumentaría la emisión aun cuando no haya IFE o ATP. El gran tema es que la caída de la recaudación se financiaría con emisión y eso ejercería más presión sobre el dólar paralelo sin que el Banco Central tenga reservas, como el año pasado, cuando tuvo que vender el 65% de las reservas netas. Esto no lo puede hacer este año, si bien las importaciones están restringidas. Si se perjudica la recaudación, nos perjudicamos todos. Va a haber presión cambiaria sobre todo en el dólar paralelo, pero puede arrastrar al oficial, como el año pasado”, pronosticó.
Algo similar piensa Emilia Calicibete, analista económica de la consultora LCG, quien remarcó que la única alternativa que tiene el Gobierno en estos momentos para solventar el déficit fiscal es con emisión, ya que no puede aumentar los impuestos ni salir a tomar deuda.
“Se lo conoce como ‘dominancia fiscal’, es cuando el gasto público se financia con emisión monetaria, como ya se hizo durante todo el año pasado. Es la única opción que le queda, pero a la vez puede generar una distorsión en los precios. Los efectos de la emisión no se ven inmediatamente en la inflación, menos todavía si el Gobierno impone controles de precios. Pero una vez que se descongelan los precios, las repercusiones en la economía comienzan a observarse”, añadió.
Sobre qué sectores se verían beneficiados, Rajnerman dijo que podría haber nuevamente un impulso de los gastos dentro del hogar por el efecto de mejora en el sueldo que genera el encierro. No porque haya una mejora del salario real, sino porque no se gasta en esparcimiento.
Sin embargo, Calicibete advirtió que, ante un cierre de la economía, los ingresos de la población se ven afectados y, por tanto, los patrones de consumo se alteran. Así, las personas tienden a proteger su salario y consumen menos, incluso en comercios considerados “esenciales”.
“No considero que haya un sector económico ganador, sino que todos pierden. En el caso de los locales esenciales no se ven tan perjudicados en comparación con el resto de la actividad, pero al haber una menor circulación de la gente en la calle, la demanda también cae”, añadió.
Para los economistas es seguro que el Gobierno tiene poco margen para restringir fuertemente la actividad, a pesar del aumento de casos de coronavirus. “El año pasado la gente estaba asustada, accedía más rápido. Ahora, venís de una caída de casi 10 puntos del PBI, una pobreza brutal, sectores que están muy golpeados. Si se da ese confinamiento, va a pegar. Por eso es importante que, si se lleva adelante, dure poco y se ajusten los protocolos”, remarcó Julia Segoviano, también de la consultora LCG.
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