Nuevas proyecciones: a cuánto llegará el dólar y la inflación este año
Las estimaciones de 45 consultoras económicas locales e internacionales indican que los precios subirán 56% este año
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Este año la Argentina podría registrar la inflación más alta desde 1991, cuando el país estaba transitando la salida de la hiperinflación y la suba generalizada de los precios fue del 84%. Entre la escalada de los precios internacionales por la guerra entre Rusia y Ucrania, los ajustes de tarifas y un mayor movimiento del tipo de cambio oficial, las estimaciones de los economistas se acercan cada vez más a una inflación del 60% para 2022.
Así surge del informe Latin Focus Forecast de abril, estudio que promedia las estimaciones de 45 consultoras y entidades financieras, tanto locales como extranjeras. De acuerdo con los expertos, este año cerrará con una suba de precios del 57%. Este número es 2,8 puntos porcentuales más con respecto a la encuesta previa (54,2%).
Este miércoles se conoció la cifra de marzo, del 6,7%. “Está sin anclas. La economía se encamina a mayores niveles de nominalidad sin cambios de precios relativos significativos, porque no hubo un salto discreto del tipo de cambio y todavía no se vinieron las fuertes correcciones de tarifas. Para todo el año la inflación va a superar el 60%, con riesgos más al alza más que a la baja”, consideró Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria.
Al observar en detalle el Latin Focus, las proyecciones más benignas provinieron de parte de Fitch Solutions (40%), Pezco Economics (44,1%) y MAPFRE Economics (44,7%). De la mano contraria, Econométrica S.A. proyectó que habrá una inflación del 73,4%, Banco Galicia del 65% y FIEL del 64%.
Para Soledad Pérez Duhalde, directora de operaciones de Abeceb, una inflación a estos niveles trae varias consecuencias. Entre ellas, se generan mayores tensiones dentro del oficialismo, se distorsionan los precios relativos, repercute en los salarios y en una caída de la actividad, aumenta la conflictividad social porque los grandes impactos de precios se ven reflejados en alimentos y bebidas, eso incentiva al Gobierno a seguir interviniendo en los precios de la economía, y como detonante, afecta a las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Hacia delante hay dos cuestiones centrales. Por un lado, cómo se va a resolver el tema de las tarifas energéticas. La Argentina se comprometió ante el FMI a bajar los subsidios, pero producto de la guerra los precios de la energía aumentaron fuerte y, si el país cumple, el salto de tarifas sería muy grande. Por el otro lado, cómo se va a resolver el tema salario. Acá el desafío más grande es cómo recuperar los sueldos sin que generen mayor nominalidad”, añadió Claudio Caprarulo, director de Analytica Consultora.
Dólar oficial arriba de los $150
En los últimos meses, el Banco Central (BCRA) aceleró el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. Este año ya no podrá utilizarlo como un “ancla” contra la inflación y moverlo al 1%. “Después de haberlo atrasado 18% desde diciembre de 2020 hasta la actualidad, el Gobierno no tiene margen en el marco del acuerdo con el FMI para seguir con esa política cambiaria”, remarcó Paolicchi.
No obstante, es el contexto internacional lo que le está permitiendo al Gobierno correr el tipo de cambio por debajo de la inflación. Por esa razón, los panelistas que participaron del Latin Focus pronostican un dólar mayorista a $156,17 para finales de diciembre, $1,83 menos que en la encuesta pasada ($158). Actualmente, el tipo de cambio oficial se muestra en pantallas a $112,92. Son $43,25 más.
“Los niveles actuales de inflación llevan a querer a pisar más el tipo de cambio. La realidad es que el mundo le ha dado el margen para hacerlo, porque la inflación llegó a todo el mundo, por eso en el Latin Focus las expectativas bajaron. A principios de este año se esperaba que el movimiento sea parecido a la inflación, pero con el fogonazo inflacionario que hay, lo están haciendo menos”, explicó Pérez Duhalde.
En el mismo sentido apuntó Caprarulo, quien remarcó que “ir a la par de la inflación es meterle más leña al fuego”. En provecho de que la inflación es más alta en todo el mundo y el resto de las monedas están sufriendo cierta apreciación, la competitividad del tipo de cambio oficial puede sostenerse sin ir corriendo detrás del aumento de precios. Para eso es clave seguir el Índice de Tipo de Cambio Multilateral, el cual compara el dólar real respecto a las monedas de los principales socios comerciales del país, principalmente Brasil.
Cuánto crecerá la economía este año
De acuerdo con Latin Focus, este año el ritmo de expansión del PIB se moderará “notablemente”, en medio de un efecto base menos favorable y un “enfriamiento” de la demanda interna. Entre el pesimismo de los consumidores y las empresas, una inflación que roza el 60%, falta de reglas claras y escasez de dólares para importar, en 2022 se limitará el crecimiento: la economía crecerá un 2,6%, cifra que no cambia respecto al informe previo.
Para Paolicchi podría haber algunos factores externos que ayuden, aunque también tienen sus riesgos. Por ejemplo, si se confirma una mayor desaceleración en Brasil, la Argentina también podría sufrir por el lado de las exportaciones. Mientras que en materia de consumo, el principal componente, la caída del salario real, “no ayuda”.
Pese a las trabas que estableció el Gobierno en materia de importaciones, el vicepresidente segundo del BCRA, Jorge Carrera, indicó que en marzo los pagos de importaciones acumularon los US$7100 millones, un “récord absoluto”. Eso explica por qué el Banco Central terminó el primes trimestre del año en posición vendedora, incluso pese a las buenas liquidaciones del agro.
Según Caprarulo, el Gobierno tiene que acumular dólares. Y, para eso, no puede sostener estos niveles de importaciones. Entonces, el Banco Central tiene dos opciones. Por un lado, encareciendo las importaciones mediante un aumento del tipo de cambio oficial, ya que hoy en día los importadores se dolarizan mediante las importaciones, aprovechando que la brecha se ubica en un 70%. O, por el otro lado, con más cepo.
“Pero las dos soluciones tienen una contracara, con un menor nivel de crecimiento. En un caso, la inflación se va por las nubes; en el otro, no le permite el desarrollo a los sectores que están atados a las importaciones y necesitan insumos para producir. Al mismo tiempo, no se pueden sostener estos niveles de importaciones porque el Gobierno no puede acumular dólares, un factor clave: más allá del acuerdo con el FMI, en los próximos años se vienen grandes vencimientos de deuda”, cerró.
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