Nuevas medidas sobre el dólar: cómo funciona el mecanismo que intenta desactivar el Gobierno
Massa pondrá en marcha cambios para moderar la brecha; según los especialistas, las diferencias entre los distintos tipos de cambio afectan a las exportaciones tanto como las retenciones
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CÓRDOBA.- El lunes próximo el Gobierno anunciará la puesta en marcha de un nuevo “dólar agro”. El ministro de Economía, Sergio Massa, busca, además, simplificar los tipos de cambio para el sector agroexportador y hará lo mismo con las cotizaciones con las que se importan productos y servicios. Hace tiempo que la brecha cambiaria -persistente en el tiempo- compite con las retenciones como obstáculo principal para vender fuera del país.
El año pasado, la AFIP recaudó US$10.945 millones en concepto de retenciones, y el 97% lo explicaron las cadenas agroindustriales (US$10.592 millones). De ese global -según un análisis de Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada)-, el complejo sojero implicó 72%. Si se agrupan por cadenas, los cereales y oleaginosas representan el 91%.
Los economistas apuntan que la creación de dólares diferenciados a los que apela el Gobierno es una “muestra clara” de que la brecha es un problema para los exportadores y cuya existencia está relacionada directamente con los cepos y trabas para acceder al circuito legal.
Desde Fada describen que en los últimos dos años y medio hubo una mejora sustancial de precios internacionales, primero impulsada por la política monetaria de Estados Unidos y los principales bancos centrales del mundo, y luego por la invasión de Rusia a Ucrania, con mayor impacto en el trigo y el girasol.
En paralelo, se dio una baja abrupta del tipo de cambio oficial real, que afecta de manera negativa la competitividad cambiaria de la producción agrícola. Por esa situación es que fueron necesarias las dos ediciones del dólar soja para impulsar las ventas de la oleaginosa.
En términos de tipo de cambio real, descontando los efectos de la inflación, en el último año el dólar cayó 7%. Medido a precios de marzo último, el tipo de cambio del mismo mes de 2022 era el equivalente actual a $222 y de ese mes de 2021, a unos $281 de hoy.
Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (Cera), dice a LA NACION que las retenciones y la brecha son dos “efectos independientes”. Reitera que los diferentes dólares creados por el Gobierno son una forma de eliminar o reducir temporariamente las retenciones a los sectores elegidos.
Las que recaen sobre el complejo sojero constituyen el “principal problema recaudatorio”, por lo que una posibilidad sería “encapsular el problema y darle competitividad al resto”, apunta. “Es una carga que quita competitividad y rentabilidad al exportador -agrega el ejecutivo-. Ya hubo un acuerdo con la Unión Europea y hay que pensar cómo implementarlo intrazona”.
Respecto de la brecha, ratifica que las restricciones a las importaciones complejizan la situación al diferir los precios de venta y de compra para las empresas: “Se dan situaciones anómalas; todos miran el tipo de cambio oficial con incertidumbre. Cómo invertir si no se sabe a dónde se va, si hay un proceso devaluatorio en marcha y no se puede importar a ese tipo de cambio”.
Marcelo Elizondo, experto en comercio exterior y titular de la consultora DNI, no duda en afirmar que la brecha es “mucho peor” que las retenciones, ya que “quita” la mitad de los ingresos. El exportador recibe pesos para comprar US$500, aunque vendió por US$1000. A eso se suma que -a diferencia de las alícuotas de las DEX- es “imposible de prever”.
A su criterio son tres los grandes problemas que enfrentan los exportadores: retenciones, brecha cambiaria y el arancel para terceros mercados. Las exportaciones argentinas pagan esa carga para la mayoría de los mercados porque “no hay acuerdos; son muy pocos”. El 70% del comercio mundial se hace con arancel cero; en la Argentina ese valor es de entre 20% y 22%.
Coincide David Miazzo, economista de Fada, en que el efecto sobre lo que se recibe de la brecha y de las retenciones es similar, aunque reconoce que gran parte de los costos del productor agropecuario están en dólar oficial.
“Se filtra la brecha”, desliza y grafica con el encarecimiento de la maquinaria agrícola, los neumáticos o los vehículos. Subraya que hay inflación en dólares y los costos en pesos suben más que el tipo de cambio oficial. Miazzo menciona un componente político: “Los principales economistas de la oposición hablan de una unificación cambiaria en vez de ir sobre la baja de las retenciones, otro dato que marca lo significativo de la brecha”.
Pérdida de competitividad
La manera en que se vienen gestionando las retenciones para la producción primaria y sus derivados “desordenó” el esquema y hasta alteró el diferencial entre materias primas y derivados. Por ejemplo, se achicó para el caso de la soja y afecta a la industria aceitera.
El economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, Jorge Vasconcelos, enfatiza que las retenciones afectan mucho más a las commodities, un segmento en el que no se pueden manipular los precios. Impactan directamente a los productores porque los exportadores les pagan el producto al precio internacional neto de retenciones, detalla.
En el cuarto trimestre de 2022, las exportaciones de manufacturas de origen industrial representaron el 25,1 % del PIB manufacturero, cuando en ese mismo período del 2019 llegaron al 36,4%. Más de 11 puntos porcentuales de caída del sesgo exportador de la industria medido en dólares corrientes.
“El cambio no se explica tanto por las retenciones, sino por las dificultades para abastecerse de insumos importados y el consiguiente encarecimiento -aporta Vasconcelos-. A eso se suman decisiones como la reciente resolución para las importaciones que le quita liquidez a las empresas y le resta recaudación a la próxima administración”.
Retoma el concepto de la “provincia 25″ para referirse al plus de recaudación y de actividad aportado por la demanda de los compradores extranjeros en las zonas de frontera. El efecto no es homogéneo en todo el entramado productivo, sino que recae básicamente en alimentos, bebidas, cosmética y medicamentos. “Esto también se explica por la persistencia de la brecha”, resume.
Para incrementar las exportaciones y aumentar el ingreso de divisas, hay que subir las importaciones. Un informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba da cuenta de que cada dólar exportado por Argentina tiene 11 centavos de contenido importado. Así, para duplicar las exportaciones -como propone el Plan Argentina Productiva 2030- habría que incrementar las importaciones al menos en US$ 10.000 millones.
Ariel Barraud, director del Instituto, ratifica que la imposibilidad creciente de acceder a importaciones al dólar oficial “castiga” al exportador. Aunque “en los papeles” debería poder comprar a ese tipo de cambio, “en los hechos es cada vez más difícil y van al dólar MEP o al blue para cubrirse. Los guía la incertidumbre”, sostiene.
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