Nuevas medidas económicas: el Banco Central convocó a una reunión especial y ya está en marcha la suba de tasas
La entidad monetaria desacelerá el ritmo de devaluación y subirá la tasa de interés de 140% a 154% efectiva anual
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El sorpresivo dato de inflación de abril (8,4%), muy por arriba de lo que esperaban hasta las consultoras más pesimistas, obligó al ministro de Economía, Sergio Massa, a mostrar acción durante el fin de semana. Reunió a 14 funcionarios el sábado, y el domingo temprano a la mañana anunció medidas “antiinflacionarias”, sin mucha profundidad y contradictorias entre sí, según admiten hasta los propios técnicos con los que habla Massa.
Los anuncios más relevantes estuvieron centrados en la política monetaria. El directorio del Banco Central (BCRA) aprobó hoy una suba de tasas de interés nominal anual (TNA) de 91 a 97%, lo que implica una aumento de tasa efectiva anual (TEA, si se deja la inversión durante un año y se acumulan los intereses) de 140% a 155%. La tasa mensual efectiva (TEM), por lo tanto, pasó de 7,5% a 8%, en un intento de hacer más atractivos los plazos fijos de hasta $30 millones. Los instrumentos para depósitos mayores a este monto subieron de una tasa nominal de 85,5% a 90% (de 128,5% a 138% TEA, o 7,5% TEM).
Por otro lado, la medida que más captó la atención en el mercado es el hecho de que se “administrará el ritmo del crawling peg”, que es la política que usa el Banco Central para devaluar el tipo de cambio de manera controlada. El Ministerio de Economía, sin embargo, no aclaró si “administrar” significaba acelerar la devaluación o atrasarla. Según pudo saber LA NACION, si el objetivo del BCRA es “desacelerar la inflación”, se debería contener la suba del tipo de cambio, aunque parezca una contradicción por la escasez de reservas.
En la entidad monetaria entienden que, aunque se acelere el ritmo de devaluación, los dólares no van a llegar, simplemente porque no hay. Por lo tanto, intentar hacer más atractivo al tipo de cambio oficial no traerá beneficios y, por el contrario, le establecerá un piso alto a la inflación mensual. “Por más que devalúes, no ingresan dólares. Ni cuando devaluó Mauricio Macri en su gestión entraron dólares, solo ingresaron divisas por la deuda. Este año es peor por la sequía. Es un año indiferente a cualquier política monetaria”, admiten cerca de Massa.
Esta estrategia, igualmente, todavía debe ser discutida con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que es el único actor capaz de darle unos meses más de aire al Gobierno, pese a que Massa hable de otras fuentes de ingresos de dólares, como China, Brasil y otros fondos soberanos. En Economía no garantizan el visto bueno del Fondo, que en general pide “no regalar los dólares” a un tipo de cambio bajo. Por ahora, la principal batalla de Massa con el FMI está centrada en poder intervenir con reservas en los tipos de cambios financieros. El ministro ya dijo que esa medida es “irrenunciable”.
En el equipo de Massa saben que la situación “es muy compleja” y que solo gracias a la habilidad del jefe todavía “no voló todo por los aires” y “evitó una catástrofe”, una visión compartida por el establishment económico y el mercado financiero en general. “Imagínate la situación económica actual con un ministro como Nicolás Dujovne”, dicen en su equipo.
Massa, sin embargo, no se conforma. Sabe que políticamente no genera votos un logro que no se puede mostrar, sobre todo cuando la realidad todavía es muy mala y empeorará en los próximos meses.
Pero el ministro de Economía no pierde el optimismo y anuncia medidas “antiinflacionarias”, que incluyen bajar la tasa de interés del programa Ahora 12 “para sostener el nivel de consumo” a 86% de TNA, cuando la teoría para bajar la inflación requiere justamente desacelerar esa demanda y fomentar el ahorro en pesos. En realidad, el equipo económico de Massa sabe que la baja de tasas en ese punto no tiene mucha incidencia, si al mismo tiempo los bancos no aumentan el límite de crédito que se puede gastar en el programa.
La otra medida anunciada con poca sustentación fue la aceleración de “la aprobación de SIRA para la importación de bienes de capital” y que el Mercado Central “sumará el rol de importador directo de alimentos” para ordenar a los formadores de precios. Sin reservas en el Banco Central, ¿con qué dólares se va a importar?
La consultora Equilibra, que fundaron Diego Bossio y Martín Rapetti, economistas cercanos a Massa, explicó en su último informe que, con las reservas netas “bajo el nivel del agua, el Gobierno se quedó sin margen para avalar importaciones por encima del exiguo ingreso de dólares”. Y agregó: “La disyuntiva entre acumular divisas y permitir las compras externas, generando una recuperación de la actividad, ya no existe: actualmente, el único camino existente es reducir las importaciones para no continuar perdiendo reservas, lo que profundizaría las presiones cambiarias y financieras existentes. Esto hace que los sectores demandantes de divisas (principalmente la industria y el comercio) no puedan sostener los niveles de actividad de 2022″.
Por lo tanto, el actual ministro de Economía podría ser candidato a presidente en un contexto en el cual se espera que la actividad económica caiga 3,1% del PBI, según el último relevamiento de expectativas del BCRA. En cuanto a la inflación, el banco Goldman Sachs aumentó su proyección para este año a 130% del 110% esperado previamente, tras conocerse el dato de abril.
“A pesar de un amplio conjunto de controles de precios en la economía, la dinámica de la inflación sigue empeorando. La credibilidad de la política es débil y los intentos del Gobierno de contener los aumentos de precios no han tenido éxito. En última instancia, el entorno de alta inflación en la Argentina refleja profundos desequilibrios de política macroeconómica estructural y el riesgo de una pérdida aún más severa del control monetario y de precios es considerable”, dice el informe que escribió Sergio Armella, de Goldman Sachs.
La otra fuente de divisas en el cortísimo plazo es la del agro, aunque en un nivel bajísimo por la sequía. Según la consultora Anker, desde que se instauró el nuevo dólar agro, se liquidaron US$2400 millones. En el BCRA dicen que está en línea con lo esperado, que son US$5000 millones durante los dos meses que dura la medida. “Más que eso no hay, por más que se les suba el tipo de cambio”, admiten.
La sequía impactó al país por partida doble. Además de que dejarán de ingresar casi US$20.000 millones este año, la recaudación por derechos de exportación se desplomó. Esto implica que, por más que el Ministerio de Economía ajuste el gasto en pleno año electoral, el déficit fiscal sigue subiendo y se requiere más financiamiento del Banco Central. De aquí se explica que la entidad haya realizado adelantos transitorios por $520.000 millones en los últimos tres meses y que haya asistido con liquidez en el mercado de secundario a los inversores, para que después ellos se den vuelta y financien al Tesoro en las licitaciones de deuda. La inflación, por lo tanto, lo que más lastima el bolsillo de los argentinos, no cederá en los próximos meses, por más medidas “antiinflacionarias”.
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