Nueva grieta económica: los que tienen la vacuna y los que no
Las tasas de vacunación desiguales están creando una nueva divisoria económica. También pueden alimentar los temores de un nuevo berrinche por “ajuste gradual” de la política monetaria de Estados Unidos.
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HONG KONG - En la década 1970 la suerte de la economía mundial, con toda su infinita variedad y complejidad insondable, parecía girar en torno a un solo producto: el petróleo. Exportado por una pequeña camarilla de países, este recurso vital era rehén de fuerzas políticas feroces. Hoy las perspectivas económicas del mundo dependen de modo similar de otro recurso de gran importancia, las vacunas, que también son producidas por un número estrecho de países, son delicadamente políticas y se distribuyen desigualmente. La vacunación generalizada está ayudando a Estados Unidos a entrar en crecimiento, llevando a la inflación de base a su nivel más alto desde 1992. Pero las demoras en la compra, la fabricación y la distribución de vacunas, han dejado a muchas partes del mundo vulnerables a nuevos brotes del virus y problemas económicos. La Reserva Federal establece la política monetaria principalmente pensando en Estados Unidos. Pero sus decisiones y deliberaciones reverberan globalmente y podrían elevar los costos del crédito para economías que están del otro lado de la divisoria de la vacunación.
La economía global debería crecer aceleradamente este año: un 5,6% según el Banco Mundial, que actualizó sus pronósticos este mes. Pero es una “historia de dos recuperaciones”, según señaló Ayhan Kose, del banco. Los países ricos, muchos de los cuales han vacunado a su gente relativamente rápido, están disfrutando de una época de confianza, una primavera de esperanza y así en más. Pero donde la vacunación viene retrasada, especialmente en los países más pobres, algunas economías parecen estar yendo directamente en el sentido contrario.
La divisoria entre quienes tienen la vacuna y quienes no es visible, incluso en una simple comparación de tasas de vacunación y pronósticos de crecimiento. Entre las economías grandes, destacadas por el Banco Mundial, se pronostica que las 10 que tienen las tasas de vacunación más elevadas crecerán 5,5% en promedio este año. Las 10 con las tasas más bajas se pronostica que crecerán sólo el 2,5%. La divisoria también aparece en las revisiones de los pronósticos. Gracias al ritmo de inoculación de Estados Unidos (así como la escala de su estímulo), su crecimiento proyectado para 2021 fue revisado de 3,5% a 6,8% desde que el Banco Mundial difundió por última vez sus pronósticos en enero. Las economías emergentes que han vacunado más aceleradamente que sus pares también han disfrutado de mayores elevaciones de sus pronósticos.
Del otro lado de la divisoria el cuadro es mucho más desigual. En las 29 economías más pobres del mundo (incluyendo 23 países en África subsahariana), sólo el 0,3% de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna. Las perspectivas de crecimiento de este grupo en realidad se han deteriorado desde enero. Sus PBI combinados crecerían 2,9% este año (no 3,4% como se pronosticó hace seis meses). Ese sería su segundo peor desempeño en las últimas dos décadas. El peor fue el año pasado.
La vacunación ayuda al crecimiento al menos de dos maneras. Permite a los países relajar las cuarentenas y cualquier otra restricción a las interacciones sociales que aún inhiben a la economía. Y en los lugares como Nueva Zelanda, que ya han eliminado tales medidas, reduce el riesgo de un brote futuro, aumentando la confianza y dando más impulso al crecimiento. Goldman Sachs, una entidad financiera, ha calculado un “índice de cuarentena efectivo” que combina un conjunto de medidas con datos sobre movilidad obtenidos de teléfonos celulares. Muestra que el ajetreo social ya ha regresado a muchos países con altas tasas de vacunación. Al acelerarse el ritmo de la inoculación, otros países se le sumarán. Por cierto, los países que tienen más probabilidades de tener un desempeño extraordinario en los próximos meses, según ha señalado Goldman Sachs, son los que simultáneamente están avanzando rápidamente en lograr la inmunidad pero siguen manteniendo las restricciones sociales. Aún no sienten los beneficios de relajar las restricciones, pero pronto todos tendrán motivos para hacerlo.
En esta clase de países los datos económicos actuales aún se ven deprimidos por restricciones e inhibiciones, pero pronto se verán relajadas dado el ritmo de vacunación. Sin embargo, en otros países, tales como Taiwán, nuevos brotes de Covid-19 aún no han aparecido plenamente en los indicadores económicos más importantes, que se mantienen elevados. J.P. Morgan tiene un modelo “nowcast” (“ahoranóstico”) que trata de predecir dónde se encuentra la economía hoy, basado en encuestas y datos mensuales, y muestra a Taiwán creciendo a un ritmo anual de alrededor del 9% en el segundo trimestre. Pero en realidad el banco cree que la economía de Taiwán se habrá reducido en ese período. En contraste, el área del euro según J. P. Morgan muestra una tasa de crecimiento de más de 7% a ritmo anual este trimestre como consecuencia de la amplia vacunación. Sin embargo, su modelo nowcast está prediciendo crecimiento de menos del 3%.
Dada la importancia de la brecha de vacunación global, vale la pena preguntarse a qué velocidad se está cerrando. Japón, Corea del Sur, Brasil, Turquía y México habrán aplicado al menos una inyección a la mitad de su población para agosto, según Goldman. Sudáfrica y la India no alcanzarán ese nivel hasta diciembre. En ambos países, sin embargo, mucha gente ya se ha recuperado del virus, dándoles algún nivel de inmunidad natural. Michael Spencer, del Deutsche Bank, considera que la India, por ejemplo, podría alcanzar un nivel de inmunidad del 70% en menos de nueve meses, contando todos los que se infectaron o tuvieron una primera dosis de vacuna.
Una recuperación desigual es mejor que ninguna. Pero la fortaleza del crecimiento de algunos países podría crear problemas adicionales para otras partes del mundo. Por ejemplo, el boom de Estados Unidos ha impulsado hacia arriba sus precios al consumidor en un 5% en mayo, comparado con un año antes, y esto podría aumentar las presiones alcistas de los precios en otras latitudes. Esta inflación podría retroalimentarse, forzando a bancos centrales a responder. Turquía y Brasil han ajustado su política monetaria en los últimos meses, pese a los problemas que continúan de la pandemia. El 11 de junio el Banco Central de Rusia elevó las tasas de interés por tercera vez desde marzo. Su gobernadora, Elvira Nabiullina, citó las tasas de vacunación así como “las políticas monetarias y fiscales extremadamente laxas en las principales economías” como motivos de la elevación de la inflación rusa al 6%. Le preocupa que una inflación más elevada en Rusia y en otros países pueda resultar más persistente de lo que “se percibe a primera vista”.
Incluso, la inflación temporaria podría desacomodar a los mercados financieros haciendo dudar a los inversores de la disposición de la Fed a mantener barato el crédito. Eso podría incrementar la prima de riesgo que los mercados emergentes pagan por su endeudamiento. “No nos preocupa necesariamente la inflación”, remarcó Kose, cuyo equipo pronostica un alza de la inflación global del 2,5% el año pasado a 3,9% en 2021. “Pero nos preocupa cómo pueden estas presiones inflacionarias complicar la orientación de la política” en los mercados emergentes, especialmente en aquellos que tienen grandes cantidades de deuda en moneda extranjera.
Los responsables de la política en esos países temen que se repita el “berrinche de la reducción gradual” en 2013, cuando la Fed habló de reducir (o “reducir gradualmente”) sus compras de activos y eso llevó a un alza abrupta de los rindes de los bonos estadounidenses y un doloroso abandono de activos de mercados emergentes. Nadie prevé que la Fed reduzca el ritmo de su compra de bonos en la reunión del 15-16 de junio. Pocos incluso prevén que se hablará seriamente de una reducción gradual. Pero varios funcionarios de la Fed han comenzado a “hablar de hablar sobre reducir gradualmente”, como dijo el mes pasado Mary Daly de la Fed de San Francisco.
La inflación global este año seguirá muy lejos de las tasas de dos dígitos de la estanflación en la década de 1970. Pero así como la crisis del petróleo entonces colocó a los responsables de la política ante dilemas incómodos, obligándolos a elevar las tasas de interés en situación de debilidad económica, la escasez de vacunas de este año podría crear incomodidades similares para los funcionarios. El precio de la vacunación desigual puede ser austeridad y ajuste monetario prematuros en algunas partes del mundo no protegidas. Los países que tarden en vacunar pueden verse apurados a ajustar.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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