“Nuestro miedo con la Argentina es que estamos yendo a un régimen de inflación más alta”, dice Ernesto Revilla, economista jefe del Citi
El responsable de América latina de la entidad cree que “la situación fiscal es muy difícil” y que la suba de precios llegará a 75% este año
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NUEVA YORK.– Ernesto Revilla, economista jefe para América Latina de Citi Research, muestra gráficos con proyecciones. Espera que la economía mundial se desacelere –con Estados Unidos, como China, creciendo por debajo de sus promedios históricos–, que la presión inflacionaria global siga, pero que hacia el segundo semestre poco a poco los precios de las commodities energéticas empiecen a desinflarse, aunque no tanto las relacionadas con los alimentos. Cuando hace foco en la región, muestra gráficos de inflación: la Argentina es el único país de América latina –junto con Venezuela– que no figura. No caben en la escala.
“La Argentina es un outlier (caso atípico) macroeconómicamente en la región”, concede Revilla a LA NACION. El economista prevé que el tipo de cambio oficial salte a $160 para fin de año y alcance los $250 para fin de 2023. En contrapartida, espera una relativa estabilidad cambiaria en la región, porque asume que la economía de los Estados Unidos no entrará en recesión, sino que tendrá un aterrizaje suave. “Si hubiera un aterrizaje duro, veremos más depreciación de los tipos de cambio en la región. Un escenario de suba de tasas también le pone presión al mercado de deuda. Pero por ahora seguimos viendo un escenario de aterrizaje suave”, explica.
–¿Cómo ve la situación de la Argentina?
–Todavía tiene muchos desbalances macroeconómicos diagnosticados hace mucho tiempo. Sobre todo el déficit fiscal. La situación fiscal sigue siendo muy difícil: sigue gastando más de lo que le ingresa. Se suele cubrir esa diferencia con el mercado, pero como los mercados están cerrados, se cubre con emisión, que es muy inflacionaria. Y le pone presión devaluatoria a la moneda. Nuestro miedo con la Argentina es que estamos moviéndonos a un régimen de inflación más alta. Esperamos una inflación de 75% para fin de año, hace algunos meses esperábamos 50%. La inflación se transforma en un problema más rápido de lo que esperamos. Y le pone presión al tipo de cambio.
–¿Cuán relevante es que la Argentina cumpla las metas del FMI?
–Muy importante y relevante. Es un camino que no garantiza el éxito, pero incrementa las probabilidades de un mejor entorno económico. El mercado ha ido perdiendo confianza en que se alcancen las metas. Pero está por verse. Parece ser que tanto el FMI, como el mercado y hasta la población, ya más bien están esperando cuál va a ser el siguiente conjunto de reformas en el futuro para poder alcanzar las metas. El mercado esta en un wait and see, esperando ver qué pasa con las políticas y con las elecciones el año que viene.
–¿Qué esperan del próximo gobierno?
–Es difícil decirlo. Por un lado, tenemos shocks externos muy profundos. Estamos viviendo una secuencia de shocks, que con uno sólo de ellos sería suficiente para darnos incertidumbre del futuro. Pero tenemos cuatro: la pandemia, la desaceleración de China, el alza de tasas de la Fed y la guerra entre Rusia y Ucrania. En el caso de la Argentina todavía es más difícil, porque las condiciones internas hacen que haya una gran variedad de posibles escenarios después de la elección. Dependerá de las políticas que quiera seguir el nuevo gobierno, pero también del apoyo de la población que vayan a tener esas políticas. Existen una gran cantidad de escenarios: desde continuar con el status quo, hasta reformas más profundas en la parte fiscal y en la parte estructural.
–¿Qué reformas ven indispensables?
–Claramente el tema fiscal. Eso requiere un gran debate en la sociedad sobre cuál es la mejor manera de hacerlo: si con impuestos más progresivos o a través de medidas sobre el gasto.
“La reforma fiscal requiere de un gran debate en la sociedad sobre cuál es la mejor manera de hacerlo: si con impuestos más progresivos o a través de medidas sobre el gasto”
–¿Puede haber un contagio de la crisis de la Argentina a otros países de la región?
–Es menos probable ahora, porque el deterioro económico de la Argentina lleva muchos años. De una muestra que vimos de varias décadas, el país ha pasado un tercio de eso en recesión. Eso ha provocado que algunos vecinos se hayan desconectado más de la vulnerabilidad argentina.
–¿Cómo ven la elección en Brasil?
–La de Brasil es una elección muy importante, es la economía más importante de América latina. Pero el mercado no está preocupado, porque piensa que gane Bolsonaro o Lula va a haber un compromiso de seguir mejorando la posición fiscal. Pero por supuesto tenemos este giro a la izquierda de muchas economías de América latina, que muchos analistas políticos interpretan no como un giro a la izquierda, sino como un giro fuera de los gobiernos de turno, rupturista con el establishment. En Brasil falta mucho tiempo, lo más importante es que independientemente de quién gane, haya un compromiso por reducir el déficit público. Que al igual que la Argentina, eso lo comparten, es el mayor reto de la economía.
–¿Qué esperan que pase con los precios de las commodities?
–Hacia el futuro, las previsiones podrían ser benéficas para la Argentina, porque prevemos que los precios del petróleo debieran comenzar a bajar para la segunda mitad del año, porque va a haber menos demanda global por la desaceleración y porque va a haber mayor oferta, porque a este nivel de precios muchos productores quieren producir y vender. Y por otro lado, si el conflicto entre Rusia y Ucrania es uno largo eso podría mantener elevados los precios de las commodities agrícolas. Eso va a ayudar desde el punto de vista externo a la Argentina.
–Más allá de los shocks, ¿este escenario global es de oportunidad para le región?
–Sin duda. América latina tiene una gran oportunidad de atraer inversión que está saliendo de lugares más conflictivos. Llevamos una tendencia global desde la presidencia de Trump, por el conflicto entre China y Estados Unidos, pero después con la pandemia, y ahora con la guerra en Ucrania, esos tres distintos episodios van en el mismo sentido, que es ajustar las cadenas de suministro y ponerlas más cerca de donde está la demanda. América latina está idealmente posicionada porque es una región de paz. Está más lejos de los conflictos del mundo, es una región cada vez más educada, con el nivel de jóvenes en edad universitaria que está creciendo, y es una región que no está necesariamente alineada a un polo político un otro. Tendría enormes ventajas en el futuro.
–La Argentina está afuera de este mapa, ¿no?
–(Ríe) Todos los países comparten parte de los beneficios y tienen ciertos retos.
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