Sebastián Campanario: "Estamos realmente muy cerca de vivir varias décadas más en una muy buena condición física y cognitiva"
"Tenemos que amigarnos con nuestro yo del futuro, a 20, 30 o 40 años. Al mirar hacia adelante solemos vernos a nosotros mismos como extraños. La discriminación etaria es la única segregación que practicamos contra nosotros mismos. En la medida en que empaticemos con lo que vamos a ser, vamos a integrar positivamente a las personas adultas", dice el periodista y economista Sebastián Campanario.
Autor de la columna Alter Eco en el suplemento económico dominical de LA NACION y colaborador de otras secciones, Campanario trabaja en temas de innovación en general. Su último libro, La revolución senior. El auge de la generación +45, de Editorial Sudamericana, que sale a la venta el 1° de junio, se basa en la necesidad de mantener activas laboralmente a las personas que superaron ese límite. "Mucha gente me pregunta si no es muy poco poner el límite en los 45 años", explica Campanario. "Pero en el mercado laboral esta edad es una bisagra y cambia todo. Entonces, hay una fuerza económica que se pierde, que es fenomenal y que muchas veces tiene que ver con una estigmatización cultural".
En este sentido, la revolución senior está transitando todavía los primeros escalones hacia una adecuada y productiva inserción en la sociedad de la población que supera aquel límite y que, en su visión, aún tiene mucho por aportar a los procesos creativos y productivos. Tanto que, en su visión, "estamos realmente muy cerca de vivir varias décadas más en una muy buena condición física y cognitiva". Plantea que, más allá de que tal vez el límite de vida no vaya mucho más allá de los 120 años en algún momento, "sí vamos a estar a los 70, 80 o 90 años con un nivel de salud física y cognitiva muy superior a la del resto de la historia de la humanidad".
-¿Por qué este tema cobra protagonismo ahora?
-No es nuevo. Existen estudios sociológicos sobre el aging desde hace muchos años. Pero sí hay factores nuevos que hacen que esta agenda tenga un protagonismo renovado. Por un lado, hay sociedades que están más avejentadas que hace dos o tres décadas. Por ejemplo, en Japón, un tercio de la sociedad tiene más de 60 años. En 2050 habrá 50 países con esta estructura demográfica; entre ellos, la Argentina, Estados Unidos, los países europeos, China. En 2030 ya los primeros millennials van a cumplir 50 años y España va a superar a Japón como el país más viejo del mundo. Son algunas razones de peso.
-¿Cómo se manifiesta el interés de las personas?
Comencé el año pasado a conversar sobre estos temas en Twitter , un buen lugar para medir la temperatura de lo que a la gente le importa. Con esa conversación me di cuenta de que había interés por la discriminación etaria y la consideración general de las personas de más de 45 años. El tema empezó a crecer. Se ve que estaba muy subestimado. Tiene muchas aristas interesantes para tratar, relacionadas con el trabajo y la salud, pero también con la nueva economía y el futuro. El mundo +45 va a ganar protagonismo, aunque todavía no está demasiado presente en las discusiones sobre el futuro.
-¿Qué fue lo más llamativo de estas conversaciones a través de una red como Twitter?
-Un gran pedido de actividad de personas de 60 años, o de 70, que no encuentran trabajo o lugares donde capacitarse, para reinventarse, para seguir aprendiendo. Como sociedad no les ofrecemos los contenidos que hacen falta para que puedan ser parte activa.
-¿Algún ejemplo de políticas activas para fortalecer este segmento?
-En China, por ejemplo, hay universidades para millones de personas de más de 50 años, que están muy bien armadas. En Alemania también. Pero en la Argentina hay una demanda que no encuentra oferta.
-Es entonces una muy buena oportunidad para universidades y centros de capacitación.
-Hay muy buenas oportunidades para todo el mercado en general, que tiende a subestimar y tiene todos los prejuicios marcados a fuego. Basta solo con ver algunas publicidades, por ejemplo. En los departamentos creativos de las agencias, la edad promedio es muy baja y tienen que hacer avisos para personas a las que no comprenden.
-¿Qué otro país tiene políticas interesantes?
-La ciudad de Akita, en Japón , se convirtió en age friendly y busca ser un modelo internacional en este sentido. Casi el 30% de su población tiene más de 65 años y se estima que en 2040 este porcentaje llegará al 44%. En Japón prevalece la idea de que los adultos mayores migren de la dependencia a la contribución a la sociedad. También, hay negocios y locales age friendly y campañas para revertir la imagen negativa del envejecimiento. Además, trabajan mucho con el sector privado. En el futuro estiman que este segmento no va a estar jubilado. Se trata de ver la llamada "vida de los 100 años" de manera positiva.
-¿Hay mediciones con respecto al poder de compra de esta generación?
-Solo en los Estados Unidos hay un poder de compra de los baby boomers, que hoy pasaron los 60 años, de unos 15 billones de dólares. Es, en general, un mercado que está creciendo porque con todos los avances científicos y tecnológicos nuestra expectativa de vida sana está aumentando mucho en el corto plazo. Vamos a vivir más décadas en plenitud física y cognitiva.
-¿Cómo se relaciona la cuestión de género con el tema de la edad?
El interés es parecido al que había por la agenda de género hace unos seis años, cuando era incipiente pero suscitaba mucha emocionalidad y se manifestaba a flor de piel en la sociedad. Con el segmento +45 empezó a pasar algo parecido y escribí varias notas. Otro factor de importancia es que tenemos una agilidad reciente por lo que fue y es la batalla de género y otras batallas inclusivas, que hacen que tengamos ciertas conexiones neuronales formadas como para dar una batalla inclusiva por el tema etario.
- Sin embargo, las empresas suelen expulsar a quienes tienen más edad y buscan nuevos perfiles con nuevas habilidades.
-Se da la paradoja de que la persona tiene más décadas por delante en plenitud física y cognitiva, pero, por otro lado, hay un mercado que tiende, por un tema de presión de costos, a tomar gente cada vez más joven. Hay un Triángulo de las Bermudas de varias décadas, entre los 40 y los 70, que conforma una agenda nueva. Nadie sabe muy bien qué hacer: ni las empresas, ni los gobiernos ni la sociedad. Entonces, hay una presión para que la persona se vaya del mercado laboral. En la Argentina, un 80% de las búsquedas discriminan directamente a las personas de más de 50 años.
-¿Qué importancia tiene en el plano económico?
-Hay muchos economistas que están viendo este tema como algo todavía mucho más relevante que la automatización. Por ejemplo, el expresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos Ben Bernanke dice que el tema etario es el gran desafío económico de las próximas décadas para todo el capitalismo en general. El economista norteamericano Tyler Cowen dice que es mucho más relevante desde el punto de vista económico tener buenas políticas para integrar a las personas de más de 40 o 50 años al nuevo mercado laboral que el riesgo de la automatización, que se lleva muchos más titulares en los medios.
-Etiquetar a las personas en un segmento, ¿no es peligroso?
-Sí, de hecho, la palabra aging es discriminación contra cualquier tipo de edad: millennials, centenialls, etcétera. No solo se refiere a las personas mayores. Hay muchos estudios en el campo de la psicología y de la sociología; es muy difícil, cuando se llena un cuestionario largo, predecir la edad de las personas a partir de las respuestas. El tema de la estigmatización es completamente cultural y de prejuicio. No es un tema que esté basado en una realidad concreta.
-Todas las fuerzas laborales contribuyen entonces a construir el PBI de los países...
-La Argentina tiene un déficit de ingenieras e ingenieros y personas capacitadas en las habilidades STEM (sigla en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática). Si se obliga a una persona con este entrenamiento a jubilarse a la edad que le corresponde, según dicta la ley, está en la plenitud de su capacidad cognitiva y se pierde el valor que agrega esa persona al PBI.
-¿Qué alternativas se están pensando en otros países?
-Los pioneros en estos temas son los países nórdicos, Alemania y Japón, que tienen una estructura demográfica más envejecida. Algo que se está analizando es que el retiro no sea de un día para el otro. Es decir, la persona está trabajando cinco días a la semana y de repente se jubila. La idea es que haya una cuestión mucho más gradual, a la medida de cada persona. Eso debería contemplarse en la legislación. Además, ¿qué pasa si a los 50 o 60 y pico la persona empleada está para tomarse unos meses sabáticos? ¿Por qué no puede hacerlo?
-De hecho, en 2017, un proyecto de ley enviado al Congreso por el Poder Ejecutivo, en el marco de una reforma laboral, proponía la posibilidad de una licencia sin goce de sueldo de 30 días corridos por año, "por razones particulares planificadas".
-Estos temas van más allá de los adultos mayores. El trabajo está cambiando completamente y necesita varias adecuaciones en su marco regulatorio.
-¿Es útil para los seniors, pero también para todos los profesionales en general, tener un oficio que pueda sostenerlos en caso de quedarse afuera del mercado laboral?
-Sí. Además, cuando los oficios se combinan con plataformas y con las nuevas tecnologías, tienen un gran potencial y un nivel de eficientización enorme para aprovechar.
-¿Qué se viene para el futuro?
-En la discusión sobre el futuro hay muchos puntos ciegos y muchas trampas y prejuicios. En general, se pone énfasis en la tecnología y no en el cambio climático o en cuestiones políticas y demográficas. Y la verdad es que la demografía, de todas esas avenidas de cambio, es la más predecible: más o menos sabemos cómo va a ser esta estructura en 2030 o en 2050, por ejemplo. Los países van a estar mucho más envejecidos. Pero, aun contemplando el hecho de que sepamos que esto va a ocurrir, eso no quiere decir que las empresas y los países se estén preparando bien para esto. En general, son cambios muy lentos y hay pocos incentivos para analizarlos y tomar medidas. Mirar a 2040, por ejemplo, para un presidente, un político o un empresario, es algo demasiado lejano.
-¿Se puede prever correctamente el tema demográfico?
-Hay un caso que una vez me contó Andrei Vazhnof, un físico siberiano [con el que Campanario escribió un libro llamado Modo esponja]. Las principales universidades norteamericanas, cuando fue el baby boom norteamericano -una explosión de natalidad en la década de 1960-, construyeron edificios que después quedaron vacíos por mucho tiempo. Es decir que sobreestimaron el tema del baby boom. Las mentes más brillantes del mundo estuvieron ciegas ante el tema demográfico. Con esto quiero decir que por supuesto que es muy difícil de prever, pero no es imposible si se estudia bien el tema. Es necesario.
-¿Cuánto puede llegar a extenderse la vida?
-En general, se habla mucho sobre si vamos a ser inmortales o si vamos a vivir cientos de años. Es un gran foco de atención porque da pie titulares muy rimbombantes, pero la realidad es que estamos realmente muy cerca de vivir varias décadas más en muy buena condición física y cognitiva. Quizás el límite de vida no se mueva de los 120 años durante mucho tiempo, pero sí vamos a estar a los 70, 80 o 90 años con un nivel de salud física y cognitiva muy superior a la de todo el resto de la historia de la humanidad.
-¿Qué hay de cierto en que los 60 son los nuevos 40?
-No, no estoy de acuerdo con eso. Los 60 van a ser muy distintos a los que conocemos. No se trata de poner una carga negativa al proceso de envejecimiento. Pensar que no se va a envejecer es falso. Lo que hay que decir es que va a ser una vejez muy distinta a la que siempre estuvimos acostumbrados a ver.
-¿Cuán importante es que las personas se mantengan activas, más allá de la edad que tengan?
-Es vital, pero también es una problemática que atraviesa todas las edades cuando esto no sucede. Se trata de otra batalla inclusiva que tiene que dar la sociedad. Al no darla, es increíble la cantidad de casos que hay de ansiedad, depresión o todavía mas graves. Permanecer en actividad es física y mentalmente saludable a todo edad.
-¿La edad influye en la capacidad de ser personas creativas e innovadoras?
- Sí. Hay una correlación muy grande entre creatividad, innovación y la experiencia que uno tiene. Creatividad es unir puntos de una manera nueva, con un valor agregado. En la medida en que sos una persona con más experiencia, con más años, tenés muchos más puntos para unir. Hay muchos trabajos que muestran que la plenitud creativa no se alcanza a los 20 o a los 30, sino más adelante en la vida.
-¿Hay un momento determinado para emprender?
-En este campo, en general, hay un estigma muy grande. Tendemos a celebrar a los muy jóvenes emprendedores, con muchos concursos que los estimulan, pero la edad media para emprender exitosamente es de más de 40 o 45 años. En ese momento tenés una madurez emocional que quizá no tenías a los 25 o 30 años. Por supuesto, hay casos exitosos que todos conocemos, pero en el promedio, el emprendimiento tiene más posibilidades cuando tenés más experiencia.
* Sebastián Campanario es periodista y economista. Escribió Otra vuelta a la economía con Martín Lousteau. La revolución senior es su quinto libro. Fue premio Konex 2017 en divulgación
Tres propuestas
- Hablar más. Potenciar la conversación sobre estos temas para derribar mitos, estereotipos y prejuicios. Cuanto más se hable, mejor. Dejar de lado valores negativos asociados con la adultez
- Políticas públicas. Plantear políticas públicas y estrategias organizacionales que tomen en cuenta los profundos cambios que tendrán las pirámides demográficas en las próximas décadas
- Mi yo del futuro. Empatizar más con nuestro yo del futuro. Seremos en unos años las personas que hoy se discriminan por edad
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