"No se puede concebir un país sin industrias"
El presidente de Newsan, fabricante de electrodomésticos de la Argentina, dice que hay que proteger ciertos sectores
Rubén Cherñajovsky es coleccionista de arte. Todo vale para mostrar una parte de las obras que atesora. Colgadas del techo, de las paredes, apoyadas en los muebles o instaladas en una vitrina. Da lo mismo.
Se trata de un paseo gratuito por el arte contemporáneo hasta llegar a la oficina de Cherñajovsky, presidente de Newsan, la principal fabricante de electrodomésticos y productos electrónicos del país. Cuesta enfocarlo en el negocio al dueño en el país de marcas como Sanyo, Atma, Noblex, Philco, JVC, Pioneer, Microlab, Siam y Braun. Señala una obra y cuenta la historia del artista antes de concentrarse en la empresa que acaba de volver a fabricar heladeras en el remodelado predio de Siam en Avellaneda o en la planta que produce un millón de televisores en Ushuaia.
Cuesta, pero, finalmente, habla del negocio. "No hay marcha atrás en el proceso de industrialización. No hay posibilidades de concebir una Argentina sin industrias. Por la estructura de la población no se puede pensar un país que pueda vivir del campo y dos o tres servicios básicos, es imposible. Hay que establecer entre los políticos, empresarios y los gremios políticas de largo plazo para poder hacer las inversiones que permitan amortizarlas. Eso se hace sólo con políticas de largo plazo.
-Ése ha sido un déficit en el país.
-Sí. Si se mira para atrás se ven ciclos aperturistas, proteccionistas, etcétera. Hay que terminar con esos ciclos y mantener las políticas por mucho tiempo, sea industrial, educativa o de lo que quiera.
-¿Ve un país más industrial?
-Sí, pero es un proceso lento. Los países que se desarrollaron bien, como Corea, fueron muy alentados para que eso suceda. Yo conocí los principales fabricantes de televisores coreanos en 1978 y eran empresas básicas... y mire lo que son ahora. Hay que apoyar mucho a las industrias.
-¿Y acá se las apoya?
-Es lo que trato de hacer. El caso de Siam es un prototipo porque no es sólo hacer un negocio, sino hacer una empresa que estaba destruida.
-¿Cuánto invirtió?
-En todo el curso del desarrollo va a demandar una inversión de 100 millones de dólares. Pero está en la primera etapa. Trajimos dos plantas llave en mano, una de Fagor, que estaba en Italia, y la otra de Daewo. Vamos a fabricar las mejores heladeras del mercado.
-¿Cómo sigue el proyecto?
-Pensamos en fabricar todos los productos de línea blanca y en algunos otros que no son línea blanca.
-¿Cómo surgió el proyecto Siam?
-Una vez en Ushuaia, una delegación de la UOM nos pidió que apoyáramos el proyecto de la cooperativa de Siam. Y ahí lo empezamos a mirar y terminamos acordando con la cooperativa, que antes fabricaba termotanques. Ahora es subcontratista nuestra en la planta. Fue un trabajo enorme, con muchos obstáculos y con un crédito del Bicentenario. En la Argentina es difícil hacer. Pero se hizo.
-¿Sólo fabricarán Siam ahí?
-No, seguramente Atma y quizás algo Noblex y Philco. En otras plantas fabricamos Sanyo, que es socio de nuestra empresa, distribuimos JVC, Pioneer y fabricamos a clientes corporativos como Sony, LG y Lenovo.
-¿Cómo es la calidad de los productos fabricados en el país?
-Son internacionales; incluso en algunos sectores tenemos más modernidad y automatización que en plantas de primer nivel mundial dado que en China es más barata la mano de obra que la tecnología.
-¿Qué les contesta a quienes dicen que esta industria ensambla?
-Esta industria tiene un continuo proceso de actualización. Lo que cuesta entender, y por eso llaman a nuestra producción ensamble, con un sentido peyorativo, es que el sector electrónico necesita tomar componentes y con ésos producir otros producto. Pero la industria que está en Tierra del Fuego tiene una escala diferente, pero con una tecnología de la más avanzada del mundo.
-¿Eso no es ensamble?
-Ese proceso que hacemos se tiene que hacer en algún lugar del mundo: en Brasil, en la ciudad de Manaos, en México o en alguno de los países asiáticos. No hay otro lugar. Hacerlos acá nos permite aprender de tecnología y ocupar nuestra gente. Y luego, con tiempo, empezar a integrar componentes nacionales.
-¿En qué otro sector están?
-En Campana tenemos una empresa que hace pequeños electrodomésticos. Es casi una industria plástica.
-Siempre se califica al sector como muy demandante de dólares para la compra de componentes en el exterior...
-El sector importa por 3500 millones de dólares y facturamos por 5000 millones de dólares; hay una diferencia de valor agregado de 1500 millones. Si usted cierra Tierra del Fuego, si mantuviera la demanda y la quisiera satisfacer, se necesitarían alrededor de 20 o 30% más de dólares de los que son necesarios para traer los componentes. La crítica por las divisas no tiene argumento.
-Pero el Gobierno les pidió demandar menos dólares...
-Sí, queremos integrar componentes para demandar menos divisas.
-¿Qué se puede localizar?
-Un control remoto, baterías, la industria plástica, fuentes de alimentación, memorias, los cables o los motores eléctricos que se hacen, pero pocos. Es un proceso que se conjuga con el Gobierno, pero para localizar, primero había que tener las industrias, en escala y en nivel.
-¿Es difícil la localización?
-Sí, pero también era difícil hacer una industria, y lo hicimos. Hace dos meses terminamos de construir un centro logístico que nos demandó 24 millones de dólares. Recién tenemos la estructura básica como para abastecer la demanda. Ahora empieza el proceso de localización de componentes.
-¿Cómo hacen las pymes para abastecerlos en un país en el que no hay crédito?
-Creamos un fideicomiso al que las industrias le aportamos entre un 2 y 4% de nuestras importaciones. Con ese dinero pensamos en desarrollar proyectos de exportación o proveedores locales para insumos.
-¿La calidad de los productos, especialmente en productos tecnológicos como televisores o computadoras, ha mejorado?
-Sí. Estamos al nivel de los mejores productores del mundo. Y lo logramos con mucho control de calidad. Producimos para marcas internacionales que nos controlan en las plantas. Además, al producir para grandes marcas, la empresa va aprendiendo mucho. Son socios tecnológicos nuestros las mejores empresas tecnológicas del mundo.
-La gran crítica que les hacen es que los electrodomésticos son caros en la Argentina..
-Hicimos un trabajo en el que comparamos los precios de la electrónica con los de otros sectores y nos encontramos con que, relativamente, tenemos mejores costos.
-Pero son caros...
-Hay que revisar muchos costos para alcanzar mejores precios. Por ejemplo, hay impuestos y costos ocultos y logísticos para trabajar.
-También se puede devaluar.
-No somos devaluacionistas. Esta compañía trabaja mucho en la estructura de costos; y el país debería hacer lo mismo. Tenemos pendiente el desafío de la competitividad. Y acá tratamos de hacerlo todo el tiempo; todos los días.
-¿Brasil es una amenaza o no?
-Depende cómo se lo mire, deberíamos tratar de que sea complementario. Ellos son proteccionistas.
-¿Tienen muchos robos?
-Sí, hay robos, y creemos que es mejorable. Una de las iniciativas es hacer un corredor seguro en la ruta 3.
-¿Qué cosas atacaría para mejorar la competitividad?
-En la medida en que cada sector piense en sus intereses y no haya una cosa sistémica, esto va a ser difícil. Tenemos muchos aspectos que tienen que ver con el Gobierno, con intereses sectoriales o con proveedores.
-¿Cómo se llevaría esta industria con una economía abierta?
-Depende del nivel de apertura. Si uno quiere tener una industria, algo va a tener que protegerla. Yo viajo mucho, y los países más importantes defienden sus industrias. Sólo tenemos que elegir qué industrias queremos, dejar de discutir y avanzar. Y exigir a los empresarios que inviertan, al Gobierno que tome las medidas para eficientizar, y a los gremios para que se encolumnen con políticas de mayor productividad, capacitación, identificación con las empresas. Y así se construye.
-¿Cuándo va a fabricar el iPhone de Apple en el país?
-Cuando Apple decida. Trabajamos para convencerlos. Pero tienen otras prioridades, con escalas más grandes, postergan la decisión.
-¿Es optimista?
-Sí. Soy optimista.