No hay fórmulas, el liderazgo se aprende a remo

Trabajo en equipo, liderazgo, rotación de roles y confianza son algunos de los conceptos que los estudiantes del posgrado en Conducción de Recursos Humanos de la Universidad Católica Argentina (UCA) reforzaron en una actividad de remo.

En una tarde de verano, con un sol que salpicaba los edificios de Puerto Madero, los estudiantes del posgrado se preparaban para embarcarse en una aventura acuática. La consigna: poner en práctica, a través del deporte, algunos conceptos que vieron en el aula.

"Hacía tiempo que con Zenón Biagosch, el director de nuestra escuela hasta el jueves último, y con Julián de Diego, director del posgrado, teníamos ganas de implementar alguna actividad del estilo. En escuelas de negocios de Estados Unidos y Europa suelen aplicar este tipo de dinámicas, por ejemplo, con grupos de teatro, orquestas de música y otras que realizan actividades deportivas y de recreación", dice Fernando Gentico, coordinador de la Escuela de Negocios de la UCA.

Hace varios años que se están poniendo en marcha dinámicas que, en un principio, nada tienen que ver con los Recursos Humanos, y sin embargo se puede aprender mucho de ellas. Sin ir más lejos, la Asociación de Recursos Humanos de la Argentina (Adrha) organizó hace un tiempo una jornada lúdica completa donde el juego era la herramienta fundamental para adquirir capacidades de liderazgo.

Por otro lado, ex rugbiers, entrenadores de la selección nacional de hockey y hasta los protagonistas de la tragedia de los Andes suelen concurrir a foros de RR.HH. con el fin de trasladar vivencias y habilidades de liderazgo a los presentes.

Esta vez, el Yacht Club de Puerto Madero fue el punto de encuentro. Si alguno de los estudiantes le temía al agua, casi no tuvo tiempo para arrepentirse; los minutos corrían y había que explotar al máximo la actividad organizada por la empresa A Puro Remo. Se formaron tres equipos de nueve integrantes cada uno, se repartieron los chalecos salvavidas y cuando se dieron cuenta ya estaban sentados en los botes, escuchando atentamente al instructor.

"¡Los que reman adelante marcan el ritmo!" "¡Escuchen las instrucciones del timonel!" "¡Miren la cabeza de los dos que van adelante para seguir el mismo ritmo!" "Sumerjan superficialmente los remos, ¡y al mismo tiempo!" Eran las instrucciones que repetían constantemente y que el equipo debía poner en práctica para avanzar y no quedarse remando en el lugar.

Coordinación, trabajo en equipo y liderazgo eran los tres conceptos que probablemente resonaban en la cabeza de más de uno de los estudiantes. En el caso de Claudia Tomás, analista de Recursos Humanos de Mary Kay Argentina y Uruguay, esta actividad le evocó varias situaciones laborales cotidianas. "En el trabajo en equipo suele suceder que, por diversos motivos, sus miembros trabajan con distintas intensidades, en forma intermitente o arrancan en el listado de miembros, ¡pero nunca más aparecen! En el bote, los ritmos y las intensidades al remar ciertamente influyeron en el avance", dice Tomás.

Y cuando parecía que todo marchaba viento en popa, la actividad se fue haciendo más compleja. En primer lugar se cambió el timonel, lo que implicaba responder a un nuevo líder. En segundo, todos los integrantes del equipo fueron alternando sus lugares en el bote para probar distintas funciones y descubrir cuál era la conformación más eficiente. Y en tercero hubo que remar con los ojos vendados, por lo que no quedaba más que hacer caso a las indicaciones del timonel.

"En mi rol de team leader me encuentro todos los días ante desafíos como éste. Uno de los puntos clave es la comunicación: el líder tiene la responsabilidad de transmitir el mensaje con claridad y de forma tal que llegue adecuadamente a cada uno de los miembros para el logro de los objetivos planteados", explica Leonardo Rodríguez, de IBM.

Finalmente, la actividad se cerró con una regata en la que hubo que poner en práctica todo lo aprendido, pero con la adrenalina que aporta una competencia. "Mi bote venía ganando, pero nos desconcentramos y nuestra líder no supo o pudo redireccionarnos y terminamos terceros. En cambio, compañeros de otros botes elogiaron la manera en que su líder los guió hacia el éxito. Como decimos en mi empresa: la velocidad del líder es la velocidad del equipo", concluye Tomás.