No faltan ni petróleo ni alimentos; falta liderazgo moral
NUEVA YORK.- La mayor escasez mundial no es de petróleo, agua potable ni comida, sino de liderazgo moral. Comprometida con la verdad -científica, ética y personal- la sociedad puede superar las crisis de pobreza, enfermedades, hambre e inestabilidad. Sin embargo, el poder aborrece la verdad y la combate sin tregua. Hagamos una pausa para expresar gratitud hacia Václav Havel, quien falleció este mes, por permitir a una generación la oportunidad de vivir en verdad.
Havel fue un líder crucial en los momentos revolucionarios que culminaron con la libertad en Europa del Este y el fin de la Unión Soviética. Sus obras de teatro, ensayos y cartas describieron la batalla moral por vivir con honestidad bajo las dictaduras comunistas. Arriesgó todo para vivir -como él decía- honesto consigo mismo y heroicamente honesto con el poder autoritario que reprimió a su sociedad y aplastó la libertad de millones.
Pagó cara su elección, pasó varios años en prisión y muchos más bajo vigilancia, acoso y censura por sus escritos. Pero el brillo de la verdad se difundió. Cuando colapsó la red de mentiras en noviembre de 1989, miles de checos y eslovacos se lanzaron a las calles a proclamar su libertad y arrastrar al dramaturgo encarcelado al Castillo de Praga, como el nuevo presidente electo de Checoslovaquia.
Ese año fui testigo en persona del poder de vivir en la verdad, cuando los líderes del movimiento polaco Solidaridad me pidieron que ayudase a Polonia en su transición a la democracia. Conocí a muchos en la región que me inspiraron. Esos valerosos hombres y mujeres guiaron a Polonia en sus primeros pasos en libertad, tuvieron éxito gracias a su combinación de coraje, intelecto e integridad.
Ese año el poder de decir la verdad creó una deslumbrante sensación de posibilidad; probó la ruina de una de las hegemonías más recalcitrantes de la historia: la dominación soviética de Europa del Este. Adam Michnik, como Havel, radiaban la felicidad de la verdad sin miedos. Le pregunté en julio de 1989, cuando el régimen comunista polaco comenzaba ya a desintegrarse, cuando llegaría la libertad a Praga. Respondió: a fin de año. "¿Cómo lo sabe?", pregunté. "Justo la semana pasada estuve con Havel en las montañas -me dijo-. No tema. La libertad está en camino." Su predicción fue correcta.
Así como las mentiras y la corrupción son contagiosas, también la verdad moral y el coraje se contagian de un paladín a otro. Havel y Michnik pudieron en parte lograr el éxito gracias al milagro que Mikhail Gorbachov, el líder soviético que emergió de un sistema envenenado y sin embargo valoraba la verdad por encima de la fuerza. Y Gorbachov pudo triunfar en parte debido al increíble poder de la honestidad de su compatriota, Andrei Sakharov, un gran físico nuclear que arriesgó todo con audacia para hablar con verdad en el mismo corazón del imperio soviético y lo pagó con años de exilio interno.
Esos pilares del liderazgo moral también se alimentaron de otros ejemplos, incluido Mahatma Gandhi, quien tituló su autobiografía La historia de mis experimentos con la verdad . La vida de Havel nos recuerda los milagros que un credo tal puede conseguir; también nos recuerda un hecho más sombrío: las victorias de la verdad nunca son definitivas. Cada generación debe adaptar sus cimientos morales a las condiciones continuamente cambiantes de la política, la cultura, la sociedad y la tecnología.
La muerte de Havel llega en un momento de demostraciones masivas en Rusia para protestar contra el fraude electoral; violencia en Egipto por la lucha de activistas democráticos contra militares profundamente enquistados; un levantamiento en la China rural contra funcionarios locales corruptos, y policía con blindaje personal que desmantela violentamente los sitios de protesta del movimiento Occupy en las ciudades estadounidenses. El poder y la verdad continúan trabados en combate alrededor del mundo.
La lucha actual, en gran medida, enfrenta a la verdad con la codicia. En el mundo de hoy la riqueza se traduce en poder; y se abusa del poder para aumentar la riqueza personal, a expensas de los pobres y el ambiente. Cuando quienes detentan el poder destruyen el ambiente, inician guerras bajo falsos pretextos, fomentan el malestar social e ignoran las dificultades de los pobres, parecen no tener conciencia de que ellos y sus hijos también pagarán un alto precio.
A diferencia de estos titanes del disenso, tenemos las herramientas de los medios sociales para difundir las ideas, superar el aislamiento y movilizar a millones en favor de la reforma y la renovación. Muchos disfrutamos de las protecciones del derecho a reunirnos y opinar, si bien son imperfectas y frágiles y obtenerlas ha sido inevitablemente difícil. Esto es algo importantísimo y sumamente beneficioso; tenemos la suerte de contar con la imperecedera inspiración de la vida en la verdad de Havel.
1989
Fue el año en el que surgió el movimiento denominado Revolución del Terciopelo, que terminó con el régimen comunista en la entonces Checoslovaquia.
© Project Syndicate 1995-2011
El autor es profesor de Economía y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia.