Aunque encuentra algunos puntos de contacto con las apuestas tradicionales en acciones y otros activos de renta variable, lo cierto es que las diferencias son muchas y resulta indispensable conocerlas al detalle para no caer en trampas que se pueden evitar
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La semana pasada analizamos los errores más frecuentes que cometen quienes empiezan a invertir en la Bolsa. También vimos cómo evitarlos. Ahora es momento de analizar lo que sucede en la inversión de moda: las criptomonedas.
Si bien se trata de un tipo de inversión que encuentra algunos puntos de contacto con las apuestas tradicionales en acciones y otros activos de renta variable, lo cierto es que las diferencias son muchas y resulta indispensable conocerlas al detalle para no caer en trampas que se pueden evitar.
¡Comencemos!
1) No asustarse con las caídas violentas
En su corta pero intensa historia, el bitcoin ha sufrido más de una decena de caídas superiores al 40% en pocos días y en tres oportunidades se derrumbó más del 80% desde máximos.
En el mercado bursátil tradicional, estos movimientos bruscos a la baja hablan de una aguda crisis financiera de una empresa, un sector o una economía que dejará heridos y, probablemente, quiebras; pero en el caso del bitcoin y de las principales altcoins (como todavía se denomina a las criptomonedas que no son bitcoin) es distinto: debido a que más del 80% de los bitcoin en circulación se encuentra en manos de inversores de largo plazo (holders) que no están dispuestos a vender sus tenencias ni siquiera en momentos de caídas estrepitosas, la presión bajista sobre este criptoactivo se concentra en especuladores de corto plazo, lo que limita el movimiento en el tiempo y permite una recuperación, a veces paulatina y otras, veloz.
Tomemos como ejemplo la última gran caída que se produjo meses atrás: luego de haber tocado un máximo de 64.900 dólares el 13 de abril, el bitcoin bajó por un tobogán que lo llevó a 28.816 dólares el 21 de junio. En poco más de 3 meses, había derrapado un 56%. En ese momento, los vendedores de corto plazo se quedaron sin criptomonedas para seguir liquidando y, ante la escasez de oferta, el precio comenzó a escalar rápidamente hasta los 50.000 dólares de cotización al momento de escribir esta columna. El rebote desde el mínimo de junio fue superior al 73%.
¿Quiénes perdieron? Las personas que se dejaron llevar por el miedo y pensaron no solo que la baja continuaría, sino que podría ser el final del bitcoin.
Al menos por ahora, la volatilidad a veces extrema forma parte del día a día del criptomercado. Por lo tanto, la persona que invierte debe prepararse mentalmente para que las emociones no la traicionen. Concebirnos como inversores de largo plazo en activos bien estudiados y diferentes entre sí nos permite sortear esos obstáculos y elegir un camino más seguro en todos los sentidos.
2) No tercerizar la custodia gratis
Otra diferencia importante de los criptoactivos con las inversiones bursátiles tradicionales consiste en la autocustodia: podemos enviar nuestras tenencias a una wallet o monedero físico propio para eliminar riesgos innecesarios.
Cuando decidimos depositar nuestras tenencias (bitcoin, ether, ada o cualquier otra criptomoneda) en un exchange, debemos saber que estamos tercerizando la custodia de activos no regulados, por lo que somos vulnerables frente a la posibilidad de que surjan controles agresivos de las autoridades que nos impidan retirar el capital o de que el custodio sufra un hackeo. Por eso, si de todas maneras optamos por la comodidad de dejar nuestras tenencias en un tercero, entonces busquemos uno que nos permita invertir nuestras criptomonedas y cobrar un interés por el riesgo asumido. Caso contrario, mejor transferirlos a una wallet propia y dormir tranquilos.
3) No operar de más
Así como muchos se asustan ante los derrumbes del bitcoin y las altcoins, también están los que se sienten atraídos por sus subas vertiginosas, que amagan con llegar hasta el cielo. Este tipo de inversores suele mirar los gráficos e imaginar cuánto dinero habrían ganado si hubiesen comprado un activo en sus precios mínimos y vendido en máximos, para volver a comprar en mínimos y, una vez más, hacer la diferencia. Se trata de una fantasía. Algo que parece sencillo con el diario del lunes, pero no lo es.
En la práctica, nadie nos avisa cuando se termina una suba o cuando llega el rebote después de una caída más o menos fuerte, por lo que difícilmente encontremos un activo que sea fácil de tradear.
Propongo el siguiente razonamiento: si el bitcoin subió 300% el año pasado y acumula un alza superior al 70% este año, la ganancia de los holders (tenedores de largo plazo) resulta a todas luces notable, mientras que los cortoplacistas debieron acertar en varias oportunidades para obtener una ganancia aún mayor.
Realizar operaciones de compraventa (trading) resulta siempre más arriesgado. Como expuse en la columna “Por qué no recomiendo hacer trading de acciones y criptomonedas”, las estadísticas juegan en contra de los traders, según la regla 90-90-90: el 90% de los traders pierde el 90% de su patrimonio en un lapso no superior a los 90 días de operaciones.
Conclusión
El criptomercado continúa en plena expansión. Ya superó los 2.2 trillones de dólares de capitalización y su presencia es cada vez mayor en los medios y en el ámbito de las finanzas en general.
Gracias a las tasas de rentabilidad que se manejan, parece muy probable que la cantidad de inversores e inversoras que se acercan al ecosistema cripto siga en aumento, como así también el número de principiantes y sus mochilas llenas de errores por cometer, pero también por evitar, si se animan a seguir aprendiendo. Este espacio es justamente para eso.
Espero que me sigan contando sus experiencias en los comentarios.
¡Hasta la semana próxima!
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