No basta con aprender a negociar
El 20 de noviembre fue el Día del Pago Igualitario para las latinas en Estados Unidos. Este tipo de fecha muestra cuánto más tienen que trabajar las mujeres para cobrar lo mismo que ganan en un año los varones blancos no hispanos. Es decir, para que las latinas igualen el salario que ellos tuvieron en 2018, debieron trabajar hasta noviembre de 2019. Casi el doble.
El Día del Pago Igualitario cambia según el grupo étnico: algunas están un poco mejor. Las asiáticas, por ejemplo, tienen una diferencia menor y su día fue el 5 de marzo. Lo mismo pasa con las mujeres blancas. Pero la cosa empeora con las afroamericanas y las nativas. En cuanto una empieza a sumar minorías, el porcentaje de brecha sube y el salario baja.
La brecha salarial de género es la diferencia que hay entre los salarios de los varones y los de las mujeres. En la Argentina, según la forma de calcularla, ellas ganan entre un 24 y un 35 por ciento menos, según un informe publicado recientemente por Cippec.
Ante este problema, suelen aparecer varias sugerencias para solucionarla y la que no falta en ningún curso de liderazgo es la propia apreciación: saber cuánto vale el trabajo de una y cómo negociar el salario adecuado.
Por ejemplo, un lugar que se enfoca en eso es la Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias (American Association of University Women - AAUW, en inglés). Una de sus iniciativas es un programa de capacitación que busca llegar a 10 millones de mujeres para 2022. El curso gratuito y online explica paso a paso cómo negociar el salario ante una oferta de trabajo o cómo pedir un aumento de sueldo.
Son buenos consejos, pero probablemente sean insuficientes. "Las mujeres ganamos menos que los hombres en todo el planeta (y tu mamá, también)", escribieron en 2015 Magalí Brosio y Mercedes D'Alessandro en Economía Femini(s)ta. Una manera de sintetizar que el problema es parte de un sistema.
En el origen de la brecha salarial hay muchos factores. Uno de ellos es que los trabajos en campos tradicionalmente dominados por varones pagan más que los asociados con las mujeres. La maternidad también es una variable. Las mujeres que son madres tienen salarios menores no solo comparadas con quienes no tienen hijos, sino también con hombres que sí los tienen.
También hay motivos que tienen que ver con la cultura de las empresas. Según la AAUW, ciertas prácticas en los lugares de trabajo pueden exacerbar las diferencias salariales, en especial si fallan en ser transparentes con la información sobre los sueldos. "La brecha es menor en los sectores donde la transparencia salarial es obligatoria. Por ejemplo, en el gobierno federal es del 13%; en el sector privado esa cifra salta a 29%", dice uno de los informes de esta organización con cifras estadounidenses.
Por eso, en algunos sectores de Estados Unidos, cada tanto aparecen planillas de Excel en las que las personas dan a conocer de forma anónima el salario de distintas posiciones. Pasó hace poco entre periodistas y los resultados no sorprendieron: los varones blancos ganan más que las mujeres y las minorías, aunque estén en un puesto similar, tengan una experiencia parecida y vivan en la misma ciudad.
Para el informe de Cippec, la brecha salarial es síntoma de varias cuestiones. "Las mujeres trabajan menos horas, en sectores peor remunerados, tienen mayores tasas de empleo no registrado y una menor proporción alcanza puestos de liderazgo, entre otras", enumera el documento.
Como las razones vienen de distintos lados, los recursos para cerrar la brecha salarial son varios. Algunos de ellos son conocidos: legislación para ampliar licencias y políticas públicas para mejorar los sistemas de cuidado. Parece que una mayor transparencia en los salarios también ayuda. Aprender a negociar es útil, pero no es suficiente.
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