En los primeros dos meses del año, acumularon subas de más del 10%, por encima de la inflación, como ocurrió en 2021; desde este mes empezó a regir la nueva escala del “impuesto al lujo”
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Tras haber acumulado un aumento del 72% en 2021, según datos de la Asociación de Concesionarias de la República Argentina (Acara) -por encima de la inflación anual del 50,9% que midió el Indec-, los precios de los autos 0km siguen acelerando: en lo que va de este año subieron más de 10% en muchos casos y ya no quedan modelos que cuesten menos de $2 millones en el mercado local.
La información se desprende de la lista de precios oficiales que publica Acara, con datos actualizados al 24 de febrero último. El cero kilómetro más económico en venta hoy en la Argentina es el Toyota Etios Abio, modelo lanzado por la automotriz japonesa a principios de enero (un utilitario de dos asientos desarrollado sobre la base del Etios, el auto chico de la marca). Cuando fue presentado en enero costaba $1.994.000 y a fin de febrero su precio oficial (IVA incluido) era $2.092.000.
El segundo auto más barato del mercado, según los precios oficiales, es el Fiat Mobi Like (con motor 1.0), a $2.120.300. El tercer lugar en la lista en este momento corresponde al Fiat Cronos, líder en ventas en 2021 y en lo que va del año, con 10.204 unidades patentadas en el acumulado enero-febrero: su variante de entrada (1.3 Attractive manual) se ubicaba en $ 2.272.900. Cerró 2021 con un precio oficial de $2.061.800 (10,2% de diferencia).
El cuarto modelo más económico en el listado es el Chevrolet Joy 1.4 manual, en versión cinco puertas, a $2.273.900 (costaba $1.904.000 en 2021, un 19,4% menos).
Cabe aclarar que por las demoras en las entregas y los faltantes de modelos, los precios oficiales no siempre se consiguen en las concesionarias y la demanda sostenida puede generar sobreprecios, según explican en el sector.
Las restricciones que enfrentan las automotrices en cuanto a disponibilidad de dólares para importar unidades terminadas, unido a los problemas logísticos y al faltante de insumos que enfrentó la industria en todo el mundo desde que se desató la pandemia, modificaron la fisonomía del mercado local. Hoy, los modelos producidos en el país encabezan las ventas, con siete de los 10 más patentados. Y las terminales debieron hacer ajustes en su oferta de productos: ante la escasez de dólares, optan por concentrarse en importar las gamas más rentables en lugar de modelos de entrada.
En febrero, detrás del Fiat Cronos se ubicaron el Peugeot 208 (1796 patentamientos) y la pickup Toyota Hilux (1609). El Peugeot 208, fabricado en la planta de Villa Bosch por Stellantis, arranca en $2.569.900 en su versión 1.2 Like de entrada de gama (el precio de lista en 2021 era $2.295.900). En el caso de la Hilux producida en Zárate, su variante más barata tiene un precio de lista de $3.870.000 (en 2021, $3.594.300 según Acara).
Desde marzo y por tres meses -hasta que se actualicen nuevamente los montos, el 31 de mayo próximo- comenzó a regir la nueva escala de impuestos internos a los autos, el tributo conocido como “impuesto al lujo”. Según estableció la AFIP, los modelos de entre $2.648.609 y $4.889.740 de precio salido de fábrica pagarán la alícuota del 20%. Al público, son los autos que cuestan más de $3,7 millones, al sumarle el IVA y la comisión de venta que aplica el concesionario. El segundo tramo del impuesto, con el 35% de alícuota, corresponderá a los vehículos desde $4.889.740 de precio de fábrica (más de $6,5 millones al público).
La entrada en vigencia de las nuevas escalas representará un aumento adicional de un 10% para los modelos del segmento medio que ya son alcanzados. Y caer en la primera categoría para un auto que hasta la fecha no pagaba el impuesto interno significa un incremento de más del 20% en el precio al público. Por ese motivo, las automotrices tienden a comprimir muchas veces sus precios dentro de la misma gama de un modelo -a pesar de las diferencias de equipamiento- para que no superen el límite del tributo. De todas formas, cada vez son más los vehículos que pagan el “impuesto al lujo”, sin ser autos de alta gama, precisamente.