Un registro de 30 días para revalorizar nuestro tiempo
Dorie Clark, profesora de la Universidad de Duke, propone crear un registro diario para conocer y optimizar la forma en que invertimos nuestros minutos cada día; sus principales hallazgos
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Aunque es algo que suele importarnos, es difícil saber si realmente estamos haciendo un uso eficiente de nuestro tiempo. A veces, sentimos que estamos trabajando mucho porque estamos siempre ocupados. Pero, ¿estamos realmente dedicando nuestro tiempo a las cosas correctas? Sin datos certeros es difícil tomar decisiones. Por eso Dorie Clark, profesora de Estrategia de la Universidad de Duke, propone hacer un registro de 30 días de cómo usamos las 24 horas diarias, para contar con una idea certera y completa de la inversión de nuestros minutos.
El registro del tiempo requiere un trabajo extra, es verdad. Así que si 30 días parecen muy cuesta arriba, quizás podemos empezar por 10 días de registro. En su libro The long game: how to be a long term thinker in a short term world (El juego largo: cómo ser un pensador a largo plazo en un mundo cortoplacista), propone tener una hoja sobre el escritorio con una agenda diaria o un Excel abierto con las horas del día, que nos ayudarán a recordar y tomar registro tres o cuatro veces por día (podés poner alarmas que te recuerden hacerlo).
Tres descubrimientos
Luego de hacer el experimento, tuvo tres descubrimientos que le importaron especialmente. Saben que esta columna es enemiga acérrima del multitasking, pero la autora da ejemplos de tareas que denomina “multitasking estratégico”, que le sirvieron para sentir que “aprovecha” su tiempo. Por ejemplo, caminar y escuchar podcasts, limpiar la casa y aprender de un audiolibro o cocinar mientras se descubre un disco nuevo, entre tantas otras.
En segundo lugar, descubrió que combinar redes personales con profesionales le permitía invertir su tiempo en relaciones que le daban disfrute y, al mismo tiempo, podía cumplir sus metas laborales. Luego de los 30 días de registro, eligió más proyectos donde podía combinar relaciones significativas con el mundo del trabajo.
El tercer descubrimiento del registro del tiempo fue que ciertas tareas tienen un peso psicológico desproporcionado. No es el tiempo que nos insumen, sino lo que sentimos al hacerlas y el agotamiento psíquico que conllevan.
En su caso era hacer ciertos trámites y chequear sus mails. El conocimiento obtenido del seguimiento del tiempo puede ser invaluable. Nos permite mirar la cantidad y calidad de lo que ocupa nuestra agenda. Comprender, por ejemplo, dónde pueden realizarse múltiples tareas con éxito o reconocer qué actividades son estresantes para tomar decisiones más inteligentes sobre cómo delegar o reorganizar.
Sin datos, es fácil pintar una imagen errónea de cómo empleamos nuestro tiempo, ya sea exagerando inadvertidamente la cantidad de horas que trabajamos o asumiendo que estamos perdiendo más tiempo del que realmente perdemos.
Sonido recomendado para leer esta columna: Treasure, Bruno Mars