Un buen “triaje” contra las urgencias permanentes
Nuestro cerebros procesan el estrés en modos similares, pero cómo reaccionamos a este puede ser modificado
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Levante la mano quién, al ser consultado por cómo está de carga de trabajo, contesta habitualmente “estoy enloquecido”, “en el horno”, “pasada” o “tapado de cosas”. Sé que somos muchos, por no decir ¿la mayoría?. El problema con esto es que, cuando estamos en alguno de estos modos, somos menos capaces de ocuparnos bien de todo eso que está ocurriendo.
Cuando vivimos en modo “apagar incendios permanentes”, nuestras hormonas ligadas al estrés escalan y comandan la situación, nuestras funciones de ejecución, ubicadas en la corteza prefrontal cerebral, decrecen. Nuestra memoria, nuestro juicio y nuestro control de impulsos se deteriora y las áreas del cerebro ligadas a la rabia y la ansiedad se activan. Todo esto lo explica Darria Long, médica emergentóloga en su charla TED An ER doctor on triaging your “cracy busy” life. “Podés estar tan ocupado como una guardia de emergencias de hospital sin sentir que estás enloquecidamente ocupado”, dice y explica cómo lograr priorizar aún en los escenarios más desafiantes.
Nuestro cerebros procesan el estrés en modos similares, pero cómo reaccionamos a este puede ser modificado por nosotros. Long propone pasar del “modo enloquecidamente ocupado” al modo “listo para actuar”. Cuando estamos enloquecidos sobre-reaccionamos a todo lo que ocurre con el mismo nivel de intensidad. Por el contrario, cuando estamos listos podemos hacer un “triaje”, término que proviene del ambiente médico para priorizar atención por nivel de urgencia. Y no estamos hablando de saber hacer bien la lista de pendientes, sino poder reconocer lo que es una verdadera una amenaza de lo que no lo es. En “modo enloquecido” se responde a todo intensamente, mientras que nuestras tareas tienen matices. Long advierte: lo más ruidoso o lo que encandila no siempre representa al código rojo en nuestro “triaje”, hay que saber bajar el ruido para entender. También explica que existe el código negro: hay veces en las que no podemos hacer más nada. Debemos dejar lo que no se puede solucionar y seguir adelante. La segunda idea para poder salir del modo bombero es diseñar para que las cosas se pongan difíciles. Los imponderables, las complicaciones, lo urgente y lo que no sale como esperábamos es parte de nuestra vida. Diseñar agendas y procesos que contemplen esto nos ayudará a saber cómo resolver. La ciencia nos muestra que cuantas más opciones tenemos más tardamos en actuar, nuestro cerebro se agota más y se torna menos capaz de tomar buenas decisiones, por eso, pre cocinarlas, para decir menos y mejor nos mueve hacia adelante y nos quita la presión de la decisión permanente.
El monólogo catastrófico que a veces nos hacemos y nos paraliza, también se puede cambiar poniendo el foco intencionalmente en lo que tenemos que resolver o en quien tenemos que ayudar. Al hacerlo, sacamos a nuestro cerebro del túnel sin salida, ensanchamos nuestras percepciones y usamos la información que tenemos para actuar.