Turno noche. La jornada laboral ya tiene su tercer tiempo
El día de trabajo flexible ya no se ciñe al clásico 9 a 18; los cambios que trajo la pandemia flexibilizaron la organización laboral y la tendencia es hacia la consolidación de un nuevo pico de productividad poscena
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La sobremesa nocturna es (casi) un nuevo turno laboral. Lejos quedaron los “horarios de oficina” tradicionales que dividían la jornada en dos franjas productivas, la de la mañana y la del posalmuerzo. Pandemia, cuarentenas e impulso del trabajo remoto mediante, una nueva investigación de Microsoft Research arroja una tendencia que parece consolidarse: cada vez es más común que los empleados que trabajan por vía remota tengan picos de trabajo alrededor de las 10 de la noche.
Microsoft ya había comenzado a detectar pico de actividad en los chats de Microsoft Teams entre las 18 y las 20 (tradicionalmente considerado horario fuera de la oficina), sin embargo, lo que esta nueva investigación indica es que los usuarios de Teams envían un 42% más de mensajes a través del chat fuera de su horario laboral, y que en 30% de sus propios empleados registran un nuevo pico laboral, en promedio, a las 10 de la noche. Esto último surge de acuerdo con trackeos realizados en los teclados de trabajadores que se prestaron a este estudio con la idea de indagar aún más en este fenómeno.
Transformación en marcha
Este “triple pico” de productividad laboral indicaría de esta manera la tendencia hacia una nueva configuración de la jornada de trabajo, que se sigue transformando tras los coletazos pandémicos aún sin un formato claro y definitivo.
“La pandemia cambió la vida y el ritmo del mundo entero. Transformó dinámicas, prácticas, procesos, rituales y muchas de las formas que teníamos establecidas hasta entonces. En algunos casos, la pandemia creó rutinas más heterogéneas y en otros, creó nuevas y diferentes franjas de actividades dentro de la jornada”, explica Miriam Frías, chief people & culture officer de Shifta.
Son múltiples los factores que pueden explicar por qué se consolida esta modalidad “triple pico”. Sofía Contreras, fundadora de la Academia SC de Negocios y Productividad, señala el peso que ha tenido el reacomodamiento de tareas. “Por ejemplo, la posibilidad que emergió de hacer cortes durante el día para estar en otro lugar por algo que necesitamos resolver o demanda nuestra atención”. Asimismo, estos años permitieron que muchas personas apostaran por horarios de trabajo por fuera de lo socialmente establecido en términos de productividad (el famoso 9 a 18). “Quizás estén usando sus ritmos circadianos naturales para el trabajo (por ejemplo, los que rinden mejor de noche)”, aclara.
De hecho, las cuarentenas llevaron a que esa tradicional división en la jornada de trabajo quedara totalmente mezclada.
“Miremos por ejemplo, el caso de aquellos trabajadores con hijos. Al virtualizarse la escolaridad, tuvieron que reordenar su propia agenda diaria laboral para acompañar y cuidar a sus propios hijos”, explica Sofía Geyer, especialista en comportamiento humano y consultora en creatividad e innovación. En esos casos, la noche se convirtió de repente en un momento donde en silencio y sin distracciones muchas madres y padres pudieron completar parte de las tareas laborales que no podían hacer durante el día.
Asimismo, en otros casos, emergió naturalmente la flexibilidad muchas veces tan buscada: “Trabajadores que prefieren poder tener libre una mañana para su ocio o gestión del hogar y poder cumplir con tareas laborales de manera asincrónica”, destaca Geyer.
Una nueva rutina
Sin presencialidad y con equipos distribuidos, emergieron otros factores que también pueden haber contribuido a una nueva organización de la jornada de trabajo. De hecho, otros estudios de Microsoft indican que el día laboral de los usuarios de Teams aumentó en promedio poco más de 45 minutos.
El exceso de reuniones es también un factor a considerar –las estimaciones señalan en promedio un 200% más de reuniones a partir de la pandemia–, lo que da como resultado horas “extras” para terminar el trabajo que no se puede hacer durante el día.
Para Frías, muchas empresas debieron acelerar su transformación digital y profundizar en prácticas y procesos que permitieran medir al talento por sus resultados y no por un horario fijo o geografía. “Esto abrió mucho más la franja horaria de desarrollo de actividades. Se rompieron barreras de ubicación, las empresas aceleraron procesos de contratación en el exterior. Esto modificó muchos hábitos y rutinas”, destaca. “Cuando los horarios laborales de los integrantes del equipo varían, esa llamada que para vos es a las 16 para tu coequiper puede ser a las 22″, ilustra como ejemplo Contreras.
Efecto búho
El informe también se pregunta si este nuevo ensamble afecta de alguna manera el bienestar de las personas. “Este ‘tercer pico’ es diferente de los otros dos porque plantea la pregunta: ‘¿Se trata de flexibilidad o se trata de que el trabajo invada las horas personales de alguien?’”, reflexiona Shamsi Iqbal, investigador principal sobre productividad e inteligencia en Microsoft Investigación y Microsoft Viva Insights.
Según Geyer, no es posible afirmar tajantemente que trabajar de noche afecte negativamente a una persona.
“Más allá del aspecto biológico, depende muchísimo de cada persona y de las rutinas de su familia o su núcleo cercano. Quizá no le impacta en el rendimiento laboral, pero sí a nivel vincular”.
Para Contreras, si las personas están trabajando diariamente durante los 3 picos, no se trata de una rutina sana. “Los seres humanos necesitamos descansar, si no descansamos y mantenemos ese ritmo de trabajo a todo ritmo mañana, tarde y noche estaremos a un paso del burnout. En cambio, si este nuevo escenario sirve para balancear la vida, es un escenario positivo”.
En definitiva, como suele pasar con la tecnología, una vez más fueron más veloces los procesos y las herramientas que la capacidad para poder manejarla de forma eficiente. “Muchos profesionales y empresas comenzaron a tomar mayor conciencia de que en el nuevo contexto es necesario educarnos para poder seguir desarrollándose ante nuevas dinámicas”, apunta Frías.
Uno de los principales cambios y desafíos es la dificultad para cortar de trabajar.
Al borrarse las barreras entre el hogar y la oficina también se vuelve mucho más difícil soltar la computadora para pasar a otra cosa o salir. “¿Cuándo empieza y cuándo termina el día laboral? Con el trabajo en casa a menudo sentimos el impulso de volver a la computadora cuando surge algo”, afirma Contreras.
Probada la efectividad del trabajo a distancia y cómo el formato remoto permitió ahorrar tiempo de traslados y viajes, la contracara es no encontrar el límite. “Existen mayor cantidad de horas donde nuestro propio cuerpo está expuesto a la hiperconexión, sedentarismo y excesos. Todavía nos estamos hallando y reconstruyendo en el nuevo mundo híbrido. Nadie tiene todavía la receta mágica del ideal del bienestar laboral hoy”, concluye Geyer.
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