Tres maneras de repensar
Entre las habilidades más mencionadas para lograr adaptarnos al famoso presente VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) está la del pensamiento crítico. No es fácil pensar fuera de la caja que nos armamos que responde a "nuestra verdad", consumimos noticias que reafirman nuestras convicciones, nos rodeamos de cuatro o cinco aplaudidores y listo: el resultado es un fiel reflejo de la intolerancia de la que nos quejamos a diario y muchas veces alimentamos, queriendo o no.
Estoy terminando Think again, the power of knowing what you don’t know (2021, Viking) que es el nombre del nuevo libro del psicólogo Adam Grant, escritor del best seller Originals, why non conformists moves the world (2016) y uno de los psicólogos más consultados por líderes globales, especializado en comportamiento y psicología en las organizaciones. Su nuevo libro que nos invita a repensar cómo y desde dónde vivimos nuestras convicciones y cuánto valor hay en repensar lo que sabemos y lo que nos sabemos, qué pasa cuando pensamos con otros y a no tomarnos tan en serio. Grant explora por qué los emprendedores y ejecutivos, y realmente todos, quedamos atrapados en la trampa de la mentalidad cerrada, no dispuestos a cambiar nuestras suposiciones y creencias incluso cuando la evidencia grita frente a nuestros ojos. En un mundo turbulento, dice, "la capacidad para repensar y desaprender importa mucho más que la inteligencia". Entonces, ¿cómo podemos cuestionarnos a nosotros mismos de la manera más inteligente posible?. "No repensar pone en marcha un ciclo de exceso de confianza, que nos impide dudar de lo que sabemos y sentir curiosidad por lo que no sabemos. Quedamos atrapados en una burbuja de supuestos defectuosos para principiantes, donde ignoramos nuestra propia ignorancia", dice.
El libro da estrategias, ideas y ejemplos sobre cómo la humildad ante las ideas, la apertura a otros modos de concebir el mundo y la cocreación son herramientas poderosamente innovadoras. Elijo para contarles hoy tres ideas principales del libro.
Primero: piensen siempre en al menos una razón por la que podríamos estar equivocados. Dice Grant, "una de las formas más fáciles de tratar de frenar el exceso de confianza es pensar en una sola razón viable por la que podrías estar equivocado. Cuando se forme una opinión o se emita un juicio, preguntate qué tendría que pasar para probar que es falsa". Me gustó mucho este punto, es un baño de humildad que te muestra qué perfectibles, incompletas y rústicas son muchas de nuestras ideas.
El psicólogo cuenta el ejemplo de BlackBerry, la empresa que en 2009 representó casi la mitad del mercado de teléfonos inteligentes. El BlackBerry, creía firmemente su creador Mike Lazaridis, era un dispositivo para enviar y recibir mails; la gente nunca querría llevar consigo el equivalente a una computadora en el bolsillo. Muchos de sus ingenieros creían lo contrario. Para 2014, la participación de mercado de BlackBerry había caído a menos del 1%. ¿Qué habría pasado si hubiera cuestionado sus suposiciones y las hubiese puesto a prueba?
La segunda idea no es nueva, pero creo que muchos podemos desarrollar esto con mayor seriedad y esmero. El autor de Think again propone desarrollar una red de confianza de gente que te desafíe constantemente. Es muy poco probable que podamos ver todos nuestros puntos ciegos, sin importar cuán conscientes seamos de nosotros mismos. Para asegurarnos de "saber lo que no sabemos", necesitamos un equipo y compañeros que estén dispuestos a recordárnoslo. Grant los llama algo así como "Dadores de desacuerdos" (disagreeable givers). "Te dan feedback duro y te critican porque se preocupan y quieren mejorar tu forma de pensar", dice. La forma favorita de Grant de identificar a este tipo de personas en una entrevista de trabajo es hacer alguna versión de esta pregunta al final de la entrevista: si fuera a reinventar nuestro proceso de contratación, ¿qué harías de manera diferente? Las personas dispuestas a estar en desacuerdo a menudo te darán el feedback más honesto sin temer repercusiones. Esa última parte es clave: para que los "donantes desagradables" sean más efectivos, deben operar en una cultura psicológicamente segura que trate los errores como oportunidades de aprendizaje.
El tercer ejercicio es encontrar el disfrute en estar equivocado. Este es quizás el consejo más difícil. Grant nos invita a vivir los pifies como los vive un científico. Cuando Daniel Kahneman, el psicólogo ganador del Premio Nobel, descubre un aspecto de su pensamiento que está mal, dice Grant, su reacción es más como alegría: significa que ahora está menos equivocado que antes. ¿Quién se anima a pensar más como un científico y menos como un predicador de verdades?.
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