Tras 28 años de vida corporativa, se animó a emprender
Juan Bruchou creó un banco digital, quería probar la experiencia de trabajar sin la contención de una empresa
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Se le ilumina la cara al hablar de emprender. Contagia entusiasmo y se trasluce en la entrevista cómo se divierte y le apasiona su trabajo. Juan Bruchou es uno de los pocos casos argentinos de un CEO que después de una larga y exitosa trayectoria de más de 20 años en una multinacional como Citibank, decidió lanzarse a la aventura y crear Brubank, un banco digital que hoy tiene 2 millones de clientes.
“Después de haber trabajado en el mundo, sobre todo en Latinoamérica, me di cuenta que los bancos no estaban dando respuestas a las necesidades de la gente. La experiencia del usuario no era buena y además eran caros. Me pregunté: ¿cómo hago para mejorar esto? Y me pareció que la manera de hacerlo era a través de la tecnología”, cuenta Bruchou.
La necesidad de darle soluciones a la gente, de tener un propósito, de generar un valor y de satisfacer un deseo que sabía que estaba, el de bancarizar a más de la mitad de la población, fueron factores claves para emprender. Por otro lado, quería probarse a sí mismo: ¿cómo sería Juan solo sin el amparo de una gran corporación?
Sin duda, necesitó vencer ese miedo, propio de los empresarios acostumbrados al respaldo institucional y tener la valentía para renunciar a la comodidad del status quo y zambullirse de lleno en la vida del emprendedor.
“El primer desafío fue tomar la decisión. Hay que tener una visión y perseguirla y no tener miedo al fracaso ya que es parte del aprendizaje”, profundiza. Tomar riesgos también es parte del juego.
La cultura del emprendedurismo es completamente diferente a la corporativa: las decisiones se toman rápidamente y hay una visión de generar valor primero, pensar en resultados en el largo plazo y saber que en el camino van a surgir innumerables complicaciones. “Es una cultura horizontal donde se puede decir no sé, necesito ayuda o me equivoqué y donde permanentemente estás cambiando. El jefe no es quien tiene la razón, sino uno más de la organización, que establece una visión o sueño del cual todos participan. Muchas decisiones vienen de abajo hacia arriba. Es la mentalidad del start up: de no creérsela, no burocratizarse y crear una cultura de desafío, innovación y constante aprendizaje “, aclara el fundador de Brubank.
Para él, siempre hay tiempo para emprender. Por eso, recomienda primero formarse, capacitarse y sumar experiencia laboral de unos 4 a 7 años en el mundo corporativo. Una manera de estar más preparado para tomar mejores decisiones y contar con mayores herramientas en el futuro.
Más allá de la incertidumbre y contextos difíciles, lo importante a la hora de emprender es tener una buena idea, llevarla a cabo con pasión y disfrutar el camino. “Hay muchísimos desafíos pero las recompensas son mayores. Y si no te va bien, no es tiempo perdido: es un aprendizaje para el próximo proyecto o para la vida”, señala.
El ADN emprendedor tiene características propias: visión, confianza en uno mismo, paciencia, avidez para tomar riesgos, ser curioso, activo y súper trabajador ya que el día para quien emprende no termina nunca. Y precisamente esas serán las cualidades que se valorarán a la hora de definir a la empresa ganadora de la categoría Emprendedurismo en la primera edición del Premio a la Innovación que organiza LA NACION y Visa, un espacio donde se reconocerá a la creatividad y a las ideas innovadoras plasmadas en proyectos exitosos que muestren un crecimiento en sus ventas en los últimos dos años. El 20 de octubre se conocerán los ganadores de las ocho categorías: Medios de Pago y Ciberseguridad; Emprendedurismo; Tecnología al Servicio de la Comunidad; Proyectos Sustentables; Visión de Futuro; Trascender las Fronteras; Nuevas Tecnologías y Reinvención.
Ejemplos de esfuerzo y pasión para llevar adelante un emprendimiento. Dos atributos que hacen invencible la fórmula emprendedora y convierten los sueños en realidad. Algo que Juan Bruchou como tantos otros aventureros tienen muy claro.