A pesar de la crisis, Confiterías Boston quiere retomar su plan de aperturas y exportación
MAR DEL PLATA.- De aquel proyecto de noviembre de 2016, con anuncios de inversión con más locales y proyectos de exportación, a esta realidad de un único local activo y otro tomado. La tradicional Confitería Boston transcurrió el último año en clima de conflicto, con medidas de fuerza, despidos de personal y cierre de sucursales, pero sus actuales dueños aseguran que la marca mantiene peso y anticipan que en este primer trimestre pondrían en marcha un plan de expansión, abriendo su primer punto de venta fuera de la ciudad.
"Creo que la marca es muy fuerte, a nivel nacional tracciona muy bien y, más allá del año duro que vivió, con la conservación del producto intacto, tal cual nació, con la empresa se puede avanzar", asegura Juan Manuel Lotero, uno de los responsables de Pastelera Tecomar, la firma que se hizo cargo de esta cadena gastronómica reconocida por sus medialunas. "Tenemos un muy buen producto y una muy buena marca", insiste, confiado en la posibilidad de recomponer el rumbo.
Confiterías Boston tuvo repercusión nacional por la toma de locales por parte de su personal debido a salarios adeudados. A mediados de enero último la Justicia ordenó el desalojo de la sucursal de Urquiza y la costa –tomada durante 230 días– y queda aún ocupada por trabajadores la que están en las calles Buenos Aires y Belgrano, frente a Plaza Colón. Solo está abierta la sede de Avenida Constitución, donde además se concentra la producción para esa boca de ventas y otras tercerizadas a través de hoteles y balnearios.
Lotero explica a LA NACION que hace poco más de dos años compraron esta empresa "rota", con un patrimonio negativo y deudas por más de $30 millones. "Tenía sus problemas, el objetivo era sanearla y salir a armarla", dice, y aclara que en el medio "pasaron dos millones de cosas".
"Confiterías Boston no tendría precio si estaba sana y no hubiese estado a la venta", explica Lotero, que junto a sus socios confiaron en un plan de trabajo que –remarca– se encontró con un contexto de país distinto, con otro tipo de cambio, tasas más altas y pérdida de fuentes de financiamiento. "Hoy es imposible entrar a un banco más que a depositar, no hay financiamiento de ningún tipo", resalta.
Habla entonces de un primer "estrangulamiento" para el plan de negocios original porque se cayó el pre acuerdo que tenían con un banco de primera línea que acompañaría el proyecto de modificación del modelo. Y recuerda que, en ese contexto de dificultades, aparecen las primeras presiones gremiales.
"Terminamos en esa toma de locales, que derivó en un corte de facturación", describe. Compara a la empresa con un enfermo en terapia intensiva: aquel corte de cajas no hizo más que restarle funciones vitales. Así llegaron a la decisión de entrar en concurso preventivo y despedir a parte del personal. "Hasta entonces solo se había echado a un empleado", recuerda Lotero.
También niega denuncias gremiales sobre vaciamiento de al empresa en favor de Xocolata, otra cadena del mismo rubro de la que él es dueño. Asegura que "nada de eso ocurrió".
En este proceso, los nuevos dueños se desprendieron de dos bocas que tenían en los shoppings Los Gallegos y Paseo Diagonal. En la sucursal de Avenida Constitución, la única que no fue tomada, quedan 15 de los 22 empleados originales. Otros 70 ya habían sido despedidos o continúan en conflicto.
Cuestiona Lotero que la primera toma de local se hace con deudas del 40% del mes en curso. "Nosotros tomamos la empresa y al otro día pagamos sueldos que debía el dueño original", dice. Las negociaciones en el Ministerio de Trabajo no prosperaron y así se llegó a esta realidad, de una empresa reducida a menos de la mitad de su formato original.
El empresario confirma a LA NACION que ahora, después de lo vivido, siguen enfocados en expandir la empresa hacia otros lugares. Buenos Aires podría ser el primer destino y a muy corto plazo. Mientras tanto, la reventa a través de balnearios, hoteles y otras bocas tercerizadas dinamizan la producción.
Admite Lotero que el conflicto afecta a la marca, pero confía en el futuro. "Estamos vivos, en un plan de expansión factible de concretar", afirma, aun cuando el contexto económico es mucho peor al que complicó en los inicios de este recorrido. Incluso confía en aquel proyecto original de exportar las medialunas.
Reconoce que el país "está muy golpeado" pero garantiza que saldrán a buscar oportunidades "a nivel nacional y también en el exterior".
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