Todas, todos y “todes”. Las paradojas del lenguaje inclusivo
Los problemas que enfrentan las organizaciones en materia de inclusión trascienden un tema de discurso
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“Buenos días a todxs, espero que hayan tenido una buena jornada. Hoy vamos a hablar sobre lengua, género y lenguaje inclusivo que afecta a todes”. La realidad es que la inclusión y diversidad pasa por otros lugares más relevantes que el lenguaje.
Lo mejor es analizar algunos números que pueden dar una perspectiva diferente sobre el tema.
Diversidad de género
Este es un tema acuciante que, si bien ha mejorado en los últimos años, no termina de generar que las mujeres estén representadas en el top management de las empresas de forma equitativa con los varones. ¿Falla la equidad? Sí, definitivamente. Y no es el lenguaje inclusivo. Es una campana de acero que no les permite a las mujeres estar bien representadas dentro de lo que se llama top team o las diez posiciones más relevantes de la empresa. Esto sucede por lo que los ingleses llaman “broken rung” o peldaño roto que termina retrasando la carrera de la mujer. ¿Cómo funciona el broken rung? La inequidad inicial en las carreras de las mujeres tiene un impacto enorme en la proyección futura. Como los hombres superan a las mujeres al inicio de la carrera profesional, hay menos mujeres para contratar o promover en posiciones senior. Y así es como llegamos a que, en Argentina, según el Cippec, 72% de los puestos relevantes de decisión son ocupados por hombres y 28% por mujeres. ¿El resultado? Organizaciones “machirulas” de pura cepa.
Desempleo joven
El desempleo afecta más a los jóvenes argentinos que a los adultos. Según datos del Indec, casi dos de diez jóvenes están desempleados (19,3%). La tasa de desempleo en los jóvenes más que duplica a la de la población adulta en general y viene ampliándose desde 2004. La Argentina es el país con mayor desempleo juvenil de la región.
Por otra parte, el desempleo afecta más a los jóvenes que más necesitan trabajar: los provenientes de hogares de menores ingresos. Mientras el 26% de los jóvenes del quintil más bajo de ingreso es desempleado, solo el 9% de los jóvenes del quintil más alto está en esa situación. El género es otro predictor de vulnerabilidad laboral: el 25% de las mujeres jóvenes están desempleadas frente al 15,4% de los varones. Y estos son datos previos a la pandemia. Cuando tengamos un panorama de lo que quedó pospandemia vamos a ver a los más jóvenes tardando mucho tiempo para conseguir empleo. La Argentina, un país injusto.
Diferencia salarial
Según la OIT (Organización Mundial del Trabajo), la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel mundial es superior al 21%. Dentro de los países latinoamericanos alcanzados por este estudio la Argentina posee la brecha más elevada: entre el 24,1% y 25%.
Por supuesto que esta situación depende de qué sector se esté hablando. En un reporte del Cippec se remarca que la brecha salarial promedio es de 22,7% pero es mayor en actividades mejor remuneradas. Por ejemplo, pese a la paridad de puestos, en actividades ligadas a servicios financieros y empresariales, la diferencia supera el 28%, mientras que en comercio minorista se reduce al 15 por ciento. Y mientras más arriba en la posición directiva, mayor la brecha salarial.
Inclusión de los excluidos
El colectivo transgénero, travestis y transexual en el país es el que más sabe de exclusión. Más del 90% vive en la informalidad laboral y entre 90 y 95% encuentra su sustento en la prostitución. Las personas trans no viven mucho tiempo. La edad promedio de vida es de 35 a 40 años. La informalidad en la que viven y la prostitución las hace vulnerables a enfermedades, violencia y exclusión. A la hora de enfrentarse en el mercado laboral son las primeras descartadas.
Valeria Licciardi es una mujer trans y creó @soynanasoy, una marca de bombachas pensada para cuerpos de mujeres travestis y trans. También lanzó una bolsa de trabajo denominada “Las trans lo hacemos mejor”. “Ironizamos con ese imaginario social que nos piensa solo en trabajo sexual y no puede ver en nosotras otra capacidad” comenta Licciardi. “Por eso con esta iniciativa les venimos a mostrar que también somos buenas en muchas otras cosas. Allí se pueden encontrar desde profesoras de inglés, maquilladoras, electricistas y muchas otras profesiones”.
El mercado laboral mira a otro lugar cuando de una persona trans se trata. “Cuando piden un CV, ¿qué CV puede tener una persona trans? Una persona que fue estigmatizada toda la vida se le hace cuesta arriba. No tiene estudios, ni experiencia, nada. Las que pudimos hacer un recorrido es porque no nos echaron de casa. Desde lo estético es difícil. Si vos tenés un cuerpo grande incomoda.”
Volvamos al lenguaje inclusivo. Es cierto que el lenguaje inclusivo incluye a identidades que no se identifican con uno o con otro. También es cierto que el lenguaje inclusivo no cambia la situación de los excluidos, pero les da visibilidad. Ahora bien, teniendo en cuenta todo lo anterior, el lenguaje inclusivo es una estética bonita de un problema mucho más difícil que hay que resolver primero. Es solamente el envase de un tema mayor.
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