Tito Loizeau: emprender hasta los 90 para tener mejor vida
"Me la pasaba trabajando y me di cuenta de que estaba perdiendo a todo el mundo, estaba tan enfocado en mi trabajo que no tenía tiempo para nada y hasta llegué a pesar 105 kilos", confesó ante el auditorio Tito Loizeau, emprendedor serial y director de la agencia Caramba!. En su presentación, habló del conflicto que plantea trabajar 12 horas al día para luego retirarse a los 60 años.
Para eso, comenzó hablando de su padre, un empresario maderero que trabajó todos los días de su vida con el objetivo de retirarse por completo y poder disfrutar de su dinero en viajes. "Vivíamos en pleno centro y él se iba todo el día a trabajar a Lanús desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche, incluidos los sábados", contó, y aclaró que el deseo de su padre era vender la compañía a un valor que le permitiera retirarse y disfrutar de todo lo que no pudo mientras trabajaba. "Mi papá se retiró a los 65 años, nunca lo vi enfermo, porque tenía una razón por la que no se podía enfermar. Desde ese momento, se empezó a enfermar y murió a los 70", relató.
La muerte de su padre le generó un clic a Loizeau: estaba haciendo lo mismo que él. "Empecé a emprender desde joven. Hasta los 40 tuve un estudio contable, negocio con el que me iba bien, pero no era feliz. Tuve una fábrica de sillones, hasta que creé un sitio de descuentos que devino en una agencia de marketing profesional llamada Promored", describió el también creador de Barbie Store y la productora CienPies. En 2007 la agencia llegó a distintos países de América Latina, con 11 oficinas, 350 empleados y 5000 promociones para grandes clientes.
Sin embargo, Loizeau continuó trabajando hasta que una mañana se despertó con media cara paralizada. "Me diagnosticaron una parálisis facial periférica, que pasó a ser una neuralgia", contó, y confesó: "Estaba persiguiendo el mismo paradigma de mi papa". El emprendedor entendió que el objetivo de retirarse a los 50 o a los 60 siendo millonario no era el correcto.
"Me pregunté por qué hacía lo que hacía y la respuesta no era porque quería ser feliz", reconoció, y explicó que, poco tiempo después de sufrir la parálisis, encontró un estudio de Harvard que decía que son las conexiones humanas lo que hacen más feliz a la gente. Pero Loizeau solo tenía tiempo para trabajar. "Estaba perdiendo amigos, familia, a todo el mundo", reconoció.
En paralelo, quiso descubrir por qué en determinados lugares del mundo hay tanta cantidad de centenarios vivos. "En todos hablan de una dieta y vida activa, pero todos tenían un factor en común: todas las personas tenían un motivo para levantarse a las mañanas. Todos trabajan, porque el ser humano, cuando no tiene una razón para levantarse, se desprograma y muere", relató. Por esto, Loizeau se propuso trabajar y emprender hasta los 90 años, sin dejar de lado su vida personal ni su propia salud. "Empecé a trabajar en este cambio y me propuse trabajar solo entre 20 y 30 horas a la semana", explicó.
Para eso, dio a los asistentes una serie de tips, entre los que se destacan la necesidad de formar equipos en los que se pueda confiar. "Una cosa es tener gente, otra es tener equipos a los que pudiera delegarles mis cosas y confiar", destacó. Por otro lado, habló de crear una cultura que permita delegar el trabajo y compartir un porcentaje de las acciones para que los empleados se sientan dueños. Y agregó: administrar los activos para que no generen un exceso de pasivos y organizar la agenda de una manera distinta: primero establecer los horarios en los que se estará con la familia, amigos o se harán actividades personales y, a partir de eso, organizar el trabajo.
"Me llevó cuatro o cinco años armar mi agenda de una manera distinta. Hoy organizo los encuentros con mis hijos, hago deporte a la mañana y a partir de ahí veo a los clientes. Me di cuenta de que si no hacía las cosas bien conmigo mismo, no iba a poder llegar. No sé cómo va a terminar, pero por lo menos pongo la estadística a mi favor", concluyó.
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