Suba del dólar: ola de aumentos, se suspenden entregas y vuelve el fantasma del desabastecimiento
La disparada del blue ya se tradujo en problemas en los stocks y en falta de precios en los supermercados; se están reactivando comportamientos típicos de períodos de hiperinflación
- 5 minutos de lectura'
La corrida del dólar revivió el fantasma del desabastecimiento. Supermercados, mayoristas y distribuidores de alimentos coinciden en reconocer que la disparada del blue de las últimas horas no solo se tradujo en nuevas listas de precios, con aumentos que rondan el 10%, sino que también se están reflotando comportamientos típicos de períodos de hiperinflación. Las entregas se suspenden o, en el mejor de los casos, se cuotifican, el mejor negocio es stockearse de mercadería, los pesos le queman a todo el mundo y el crédito comercial está prácticamente desaparecido.
“En principio, no debería haber grandes cambios porque el dólar oficial no se mueve y todas las operaciones de alimentos están basados en el oficial, ya sea materias primas, producto terminado o insumos productivos. Sin embargo, el tema a seguir es el abastecimiento. Cada vez más proveedores nos pisan las entregas y prefieren volcar más mercadería al canal tradicional, donde pueden pasar los aumentos. La situación es especialmente complicada con los productos más commodities, como las harinas y los aceites”, explicaron en una cadena de supermercados.
En los mayoristas también ponen el acento en la amenaza del desabastecimiento. “El tema de abastecimiento está cada vez más difícil. El programa de Precios Justos está activo, con muchas dificultades de entregas. Actualmente, vendemos más de lo que recibimos, esto es muy preocupante para nuestro negocio. Son momentos delicados”, explicaron en una cadena mayorista que también empezó a trabajar con la venta al cliente final.
La idea de que la inflación corre a dos velocidades muy diferentes según el canal de ventas es confirmada por las mediciones que dan cuenta de la evolución de las ventas de los alimentos en supermercados, almacenes y autoservicios chinos. Según el relevamiento de Scentia, en agosto el consumo en las grandes cadenas pegó un saltó del 14,1% en unidades, lo que contrasta con la caída del 3,2% en las ventas de los autoservicios.
“Los aumentos que los proveedores no pueden canalizar con los supermercados por los acuerdos como Precios Justos se vuelcan a los comercios chicos. Y se están dando casos inéditos como listas que cambian todo el tiempo, incluso en el mismo día te pueden llegar dos listas nuevas”, explicaron en una distribuidora de alimentos.
Para los comercios más chicos, tan nocivos como los aumentos de precios son los problemas en las entregas. “Si tenés una relación de larga data con un proveedor, lo que te están haciendo es cuotificarte la entrega. Pedís diez cajas y te dan cinco. Nadie te deja stockearte. Y en estos casos, el precio es lo de menos. Terminás convalidando cualquier precio porque sabés que el mejor negocio es sacarte de encima los pesos”, explicaron en una distribuidora.
Desde la Federación de Almaceneros bonaerense, su titular Fernando Savore señala que en la “reposición” de mercadería que hacen -y que puede ser cada 15 días- detecta “subas permanentes”. Hace una mención especial del arroz: “Hace 30 días desapareció. No hay. Lo que se puede conseguir son marcas no consocidas: medio kilo que vendía a $390 lo repuse a $500. Corremos detrás de los precios”, dijo.
“Los clientes están peor -agrega Savore-. Arrancó el mes comprando una determinada cantidad que ya sabe que no podrá comprar”. Desde el viernes hasta ahora se “agudizó” el faltante de fideos y galletitas. “El abastecimiento se va a complicar, ya lo sabemos, se agudiza cada vez más. Ya escuchamos que el precio del dólar blue no debería tener incidencia en los productos de primera necesidad pero no es así, desde una pinza al dulce, golpea a todo”, añade.
La voz del interior
En el interior del país se repite el panorama con aumentos de precios y entregas suspendidas en varias categorías. Germán Romero, presidente del Centro de Almaceneros de Córdoba, confirmó a LA NACION que, desde el viernes, hay “subas” en productos básicos. “Hay algunos rubros que casi no se entregan, como productos de limpieza; en leche en polvo nos dicen que no tienen cajas para envasar”, detalla. En los almacenes no hay una conducta “defensiva” de los consumidores “todavía”, indica.
Por ejemplo, con datos relevados por el Centro en los últimos cuatro días hábiles, los incrementos son: 10% en aceite de girasol de 900 centímetros cúbicos (cc), 9% en arroz largo, 14% en azúcar blanco, 18% en dulce de leche, 16% en galletas saladas, 11% en harina de trigo, 11% en manteca y 14% en fideos secos.
Fabián Hryniewicz, presidente del Centro de Almaceneros de Formosa, ratifica: “No hay precios y las entregas de productos están raleadas. Hay pedidos que llegan a la mitad y, dependiendo de la compañía, son las subas. Por ejemplo, hay dulces que se descargaron con 50% de alza y, en lácteos, entregan una parte del pedido. Están las que avisaron que esta semana no van a repartir. Ya estamos acostumbrados. Las pymes terminamos pagando la especulación”.
Los supermercadistas de cadenas nacionales y regionales sostienen que el “salto brusco” del dólar en las últimas horas todavía es reciente. “No sabemos si habrá posición restrictiva de la industria”, dicen, y admiten que no saben qué pasará con los pedidos hechos entre ayer y hoy y “si habrá cambios en los plazos de pago”.
“En la anterior movida, hubo amenazas y hasta casos concretos en que se acotaron los tiempos de pago. Otra cosa es lo de Precios Justos, donde se resiente más rápido”, agrega Víctor Palpacelli, presidente de la Federación Argentina de Supermercados.
Otras noticias de Comunidad de Negocios
Más leídas de Negocios
La batalla de los semiconductores. TSMC camina por la cuerda floja de la geopolítica
Editora ejecutiva del Pulitzer Center. Marina Walker Guevara: “Las audiencias valoran el periodismo de investigación y la vigilancia del poder”
Secretos de productividad. ¿Todos tenemos que ser influencers?
El costo de la duda. Las deepfakes ponen a prueba la confianza del consumidor