Señales de alerta de que tu ambiente de trabajo es tóxico
Desde jefes que se adjudican todo el mérito hasta un entorno laboral que hace un culto de la urgencia: estas son las diferentes formas de toxicidad en el trabajo y cómo manejarlas
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Para muchas personas, lo que hacen es parte central de lo que son. Pero sin importar qué tanto nos identificamos con nuestra profesión, las tareas y responsabilidades que tenemos son solo una parte del trabajo que implica el cargo que ocupamos. El resto —esas partes que ojalá nos hagan sentir a gusto y querer ir a trabajar— tienen más que ver con la cultura que rija en nuestro lugar de trabajo, específicamente entre nuestros jefes y nuestros colegas. Y por eso es preocupante que haya tantos ambientes laborales que resultan ser tóxicos.
Jefes tóxicos
Cualquiera que haya tenido un jefe tóxico sabe cuáles son las actitudes que hacen que terminemos quejándonos con nuestros compañeros de trabajo o actualizando el CV. Los jefes no son los únicos responsables de la cultura que rige en un espacio laboral, pero son los que marcan el tono. Estos son algunos de los típicos comportamientos de un jefe tóxico:
- Adjudicarse el mérito y repartir las culpas: el éxito de un líder se mide por el trabajo de la gente a su cargo, así que cuando un proyecto tiene éxito, debería agradecérselo a su equipo, y no darse a sí mismo palmaditas en la espalda. Como contracara, cuando las cosas salen mal, deberían compartir la culpa, y no levantar el dedito acusador. Al fin y al cabo, el éxito del esquipo depende de un buen o mal liderazgo.
- Gritar, criticar y castigar: si alguna vez un jefe te gritó, es muy probable que se te haya quedado grabado y te acuerdes incluso muchos años después. Eso es porque las interacciones negativas dejan una marca más fuerte. Los jefes tóxicos se dejan llevar por sus emociones, y para motivar a sus subalternos, en vez de elogiarlos apelan a generar temor al castigo. (¿Y saben qué?: No funciona.) Un buen jefe sabe que los errores son oportunidades de aprendizaje.
Una toxicidad inesperada
Un jefe que grita y se adjudica el éxito de tu trabajo es una señal de alerta bastante obvia, pero hay algunos comportamientos laborales tradicionalmente considerados “saludables” que llevados al extremo se vuelven tóxicos:
- Productividad tóxica: pensemos en la “cultura de la urgencia”, que glorifica cosas como quedarse hasta cualquier hora, dormir poco y parecer siempre “muy ocupado”. En otras palabras, una cultura que confunde trabajar todo el tiempo con hacer valer el tiempo. Poco sorprende entonces que esas actitudes generen estrés, ansiedad y finalmente cuadros de burnout, o agotamiento laboral.
- Lealtad tóxica: todo jefe espera lealtad de su empleados hacia la empresa, pero esa justificada pretensión puede llegar demasiado lejos cuando a los empleados se los presiona para que actúen contra sus principios o sacrifiquen su bienestar por el bien de la empresa. Los jefes tóxicos suelen exigir ese tipo de compromiso “por encima de todo” hacia la empresa, algo que por lo general, el algún momento, se les vuelve en contra.
- Positividad tóxica: esto tal vez sorprenda. Al fin y al cabo, ¿ser positivo no es justamente algo positivo? Pero la positividad se vuelve tóxica cuando niega los sentimientos y experiencias de las personas. Si un empleado está atravesando una situación difícil, decirle que “mire el lado positivo” o “el vaso medio lleno” los carga con la responsabilidad de soportar algo que para ellos es disfuncional o está directamente roto. Los lugares de trabajo sanos y con buenos líderes abordan los problemas de sus empleados con comprensión y empatía, y les dan espacio para expresar sus emociones negativas.
Cómo desintoxicarse de tu ambiente laboral
No hay una lista definitiva de todas las características de un lugar de trabajo tóxico, pero si algunos de los elementos antes mencionados nos resulta familiar, existen maneras de salvaguardarse de esa toxicidad laboral.
Como escribió un columnista de Fast Company, David M. M. Taffet, “la toxicidad solo puede neutralizarse siendo amables con nosotros mismos”. Por eso lo primero es tener en claro qué comportamientos no estamos dispuestos a tolerar. También ayuda tener preparada de antemano nuestra reacción ante determinadas situaciones: “Si pasa tal cosa, yo voy a…”.
Como señala el columnista Nazan Artun en Fast Company, ya que la ansiedad es consecuencia de hacer demasiado foco en el futuro, las estrategias preventivas pueden ayudar.
Si trabajamos en un ambiente tóxico, lo más probable es que al final del día nos sintamos vacíos y exhaustos, así que conviene hacerse un poco de tiempo entre el trabajo y la llegada a casa para no trasladar esa toxicidad a la vida doméstica. Y si todo eso falla, es hora de actualizar el CV y tener en cuenta todas estas alertas rojas en tu próximo trabajo.
Por Kathleen Davis, Fast Company
Traducción de Jaime Arrambide
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