Seguros: las claves para activar el “modo protegido”
Cuanto más inestable el contexto, más necesario es armar un plan de contingencia; pros y contras de las coberturas que no deberían faltar en una estrategia financiera
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En el escenario más optimista y en el más pesimista, la planificación financiera puede hacer la diferencia a nuestro favor. Los más ordenados y constantes podrán armar, con tiempo, planes ad hoc para hacer frente a imprevistos con un fondo de emergencias, un cierto patrimonio para cubrirle las espaldas a quienes dependen económicamente de ellos y para asegurarse a sí mismo una vejez que no dependa exclusivamente de la seguridad social.
¿Se puede solo? Sí se puede, pero, para empezar a armar esa red de contención, los seguros son una herramienta financiera facilitadora y que limita, de entrada, los “auto sabotajes” y desvíos de recursos a causas menos relevantes pero más cortoplacista o glamorosas, como los gastos en salidas, viajes y ropa, entre otros.
Dos coberturas básicas –aunque no tan difundidas– son suficientes para activar el “modo protegido”: seguro de vida y seguro de retiro. “En la Argentina no está suficientemente desarrollada la conciencia aseguradora. En contextos de recurrentes crisis económicas, se tiende a pensar más en lo inmediato que en la planificación”, analiza de entrada Juan Lladó, gerente general de Life Seguros y de Orígenes Seguros de Retiro.
En las condiciones actuales, una póliza de retiro en dólares –que se integra en pesos– es una manera de dolarizarse al tipo de cambio oficial
Mal que nos pese, la vida y la salud no la tenemos comprada y evitar poner esa variable en un plan financiero es un error. Para una familia con hijos, el seguro de vida de quienes son sostén de ese hogar debería tener un lugar en la planificación, al menos hasta que esos niños puedan ser independientes o hasta que se logre un patrimonio propio suficiente para hacer frente a cualquier eventualidad.
“Un seguro de vida es un plan de respaldo que le permite a quien lo contrata vivir tranquilo, sabiendo que su familia puede recibir resarcimiento económico en caso de que le suceda algo en el futuro”, explica Diego Guaita, CEO de Grupo San Cristóbal. Estas pólizas no cubren a los beneficiarios solo ante la muerte del titular por cualquier causa (enfermedad o accidente), “sino que también dan cobertura ante casos como incapacidad total y permanente (por enfermedad o accidente), y adelanto del capital asegurado ante el diagnóstico de enfermedades terminales o trasplantes de órganos”, detalla el ejecutivo.
Los seguros de vida no suelen ser coberturas muy costosas, especialmente cuanto más joven es el asegurado, y tienen el plus de poder combinarse con ahorro. La ventaja: la cobertura se activa desde el día uno y la indemnización será la contratada independientemente de cuánto tiempo se lleva aportando. Hacer un fondo de contingencia de manera individual puede resultar más “económico”, porque se evitarán cargos y comisiones, pero no necesariamente es más eficiente. Puede ocurrir que no se llegue a tiempo a conformarlo, que se caiga en la tentación de usarlo para otro fin o que se abandone a poco de empezar.
Por ley, los seguros de retiro tienen una rentabilidad mínima asegurada que estipula la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN)
Hay distintos tipos de productos: seguros de vida temporarios o el seguro de vida con ahorro, que tiene una fecha límite a determinar ente el asegurado y la aseguradora, que habitualmente ronda los 70 años de edad. Si a ese momento no hubo ningún evento que active la póliza, el propio titular podrá retirar el capital acumulado en su cuenta de capitalización o ahorro.
Un dato a tener en cuenta: tanto los seguros de vida comunes como aquellos que combinan con ahorro permiten ser deducidos de la base imponible del impuesto a las ganancias. “Se podrá deducir todo lo que se pague hasta el límite anual de $42.921,24. Por lo tanto, si se tienen dos seguros, uno de vida puro y uno de vida con ahorro, se podrán deducir ambos, totalizando un límite de $85.842,48″, detalla Lladó.
Es cierto que el beneficio impositivo –que rige también para los seguros de retiro– no es una suma cuantiosa, pero es un plus más que se puede capitalizar, siempre con el ojo puesto en que la tranquilidad financiera es una suma de pequeños pasos .
Plan de largo plazo
Los seguros de retiro, por su parte, vienen para cubrir el largo plazo. La otra punta de la historia: vivir hasta una edad avanzada y tener que hacer malabares con haberes jubilatorios que están lejos de acercarse al ingreso que se tenía durante el período de actividad.
“El seguro de retiro sirve para el largo plazo, para proyectar una renta vitalicia para complementar la jubilación y, por sus condiciones, sirve para afrontar situaciones de emergencia, ya que permite hacer un rescate total o rescates parciales, sin descuidar el plan futuro para complementar ingresos a partir de la jubilación”, describe Guaita, y añade: “Para ser simples, es comparable a una caja de ahorros, porque se puede rescatar ese patrimonio y garantiza un rendimiento que permite preservar y aumentar ese capital”.
Para coberturas en dólares, se garantiza un rendimiento del 1% anual, pero la realidad es que en los últimos diez años fue del 6% anual promedio
Pensar a largo plazo en un país con 100% de inflación anual, una docena de tipos de cambio diferentes y sin apego por cumplir las normas escritas parece poco tentador. No ocuparse de sentar de algún modo las bases del futuro bienestar económico –aun en la inestabilidad argentina– es un error de cálculo que se paga caro. Como todo producto financiero, un seguro debería ser un ingrediente más en una estrategia bien diversificada.
La gran ventaja de los seguros en este sentido es que “fuerzan” el ahorro, la inversión y el interés compuesto aun en quienes no logran desarrollar ese hábito. Un “empujón”, como definió el Premio Nobel de Economía Richard Thaler.
“Si bien no hay una edad estipulada para este tipo de coberturas, cuanto antes se lo contrate, mejor; porque, tratándose de un producto que rinde mejor a mediano y largo plazo, otorgará un mayor rendimiento”, explica Lladó.
Guaita opina en el mismo sentido: “Los seguros de retiro son una excelente opción para obtener buenos rendimientos, mantener liquidez (ya que se pueden retirar en cualquier momento) y, además, contar con ventajas impositivas, dado que se encuentran exentos del impuesto a los bienes personales y una parte de los aportes se pueden deducir de Ganancias”.
En las condiciones actuales, una póliza de retiro en dólares –que se integra en pesos– es una manera de dolarizarse al tipo de cambio oficial y beneficiarse cuando el mercado cambiario corrija la brecha actual con el dólar libre.
“En San Cristóbal Retiro contamos con una póliza de retiro en dólares, pero que se suscribe y rescata en pesos. Esta alternativa permite brindar cobertura al capital de nuestros asegurados respecto de la devaluación del tipo de cambio y además acceden a un rendimiento en dólares superior a otros instrumentos de ahorro”, aporta Guaita. “Hoy tenemos una rentabilidad anual del 5,9% en dólares para nuestro Plan Inversor Gold Convertible”, agrega.
Por ley, los seguros de retiro tienen una rentabilidad mínima asegurada que estipula la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN). Para coberturas en dólares, “garantiza un rendimiento del 1% anual, pero la realidad es que este rendimiento en los últimos 10 años fue del 6% anual promedio”, según detalla Lladó.
En el caso de coberturas en pesos, la tasa garantizada por la SSN para las inversiones es publicada mensualmente, y es equivalente al 75% de las tasas de plazo fijo reconocidas por los principales bancos, actualmente ese numero oscila en el 3,55% mensual.
Seguro de salud
Para completar una planificación que aporte tranquilidad en tiempos de incertidumbre una tercer cobertura que está ganando espacio lentamente es la de salud. En medio de recortes de prestaciones por parte de las empresas de medicina prepaga y de incrementos en las cuotas que llevan a que muchos tengan que optar por bajar de plan o incluso quedarse solo con la obra social, un seguro puede resultar un buen complemento.
“Entendemos a los seguros de salud como un complemento ideal de las obras sociales y prepagas, ya que el asegurado, ante la ocurrencia del evento contemplado en la cobertura, podrá disponer de una suma de dinero independientemente de la prestación que reciba de esas entidades”, describe Matías Manzo, gerente de Seguros de Personas de Sancor Seguros.
Los seguros de salud son más económicos que una prepaga y, aunque claramente no brindan el mismo servicio para lo que es consultas y prácticas ambulatorias, dan resguardo ante situaciones complejas. “La cobertura contempla intervenciones quirúrgicas, cirugías de baja, mediana y alta complejidad, cobertura de reintegro por gastos de prótesis, hasta la suma asegurada contratada y trasplantes de córnea, riñón, corazón, páncreas, médula ósea, entre otros”, explica Manzo.
¿Cuándo se activan estas pólizas? Una vez ocurrido el evento –una cirugía, por ejemplo– o una vez diagnosticada fehacientemente la enfermedad que esté amparada en la cobertura contratada.
En todos los casos, sean seguros de personas o patrimoniales (auto, hogar, etcétera), es clave hacer un análisis previo de la compañía, pedir referencias y cerciorarse que están bajo la orbita de la Superintendencia de Seguros.
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