Se les fue la suerte: el desesperado relato de los dueños de quinielas
Los agencieros le piden al Gobierno poder abrir los sábados y ser considerados pymes para obtener beneficios fiscales
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Sus clientes permanecen encerrados en sus casas, la plata en el bolsillo tampoco sobra para el juego y, como si fuera poco, los fines de semana -dos de los días en que más venden- no tienen permitido abrir. Desde que comenzó la pandemia, las agencias de lotería atraviesan una “crisis económica apremiante” agravada por la falta de ayuda estatal.
“Dependemos directamente del Estado; no podemos abrir las puertas porque no tenemos el sistema de la lotería. A diferencia de otros comercios no esenciales, como una casa de ropa que tiene su mercadería en el local, nosotros no podemos transgredir porque no hay lotería”, remarcó María Martorello, agenciera y secretaria de la Cámara de Agencias Oficiales de la Lotería de la Ciudad (CAOLBA).
Los reclamos son dos. Por un lado, poder abrir los sábados, ya que “son muy importantes en esta época de tan bajas recaudaciones”. Y, fundamentalmente, ser consideradas pymes para poder adherir a las moratorias fiscales y créditos especiales en el contexto de la pandemia.
A pesar de que las agencias son un negocio familiar en el cual se emplea entre dos y tres personas, las loterías están encuadradas ante la AFIP como “operadores de Juego”, al mismo nivel que los casinos, las salas de tragamonedas o los bingos. Por esa razón, desde las cámaras que nuclean la actividad señalaron “la discriminación a la que nos hallamos expuestos por no haber sido reconocidos como Mipymes” y explicaron que “hemos perdido los amplios beneficios que aún hoy se asigna” en dicha categoría.
“Los costos operativos no dejan de aumentar, la gran mayoría de las agencias tienen entre uno y dos empleados con gastos de sueldos, cargas sociales, seguro de vida del personal, dependiendo así cientos de familias. Sumado a ello, el alquiler del local, expensas, servicios de luz, teléfono, agua, internet y cable terminan siendo costos que debemos afrontar aunque no podamos abrir nuestros negocios”, enumeró Diego D’Agostino, presidente de CAOLBA.
En 2020 estuvieron más de 125 días con las persianas bajas. En tres ocasiones recibieron el programa de Asistencia para el Trabajo y la Producción (ATP), pero fue la única asistencia antes de quedar a la deriva nuevamente.
En la capital porteña existen alrededor de 1200 agencias oficiales bajo la órbita de la Lotería de la Ciudad, que tanto directa como indirectamente emplean a unas 3000 personas. Cruzando la General Paz hay cerca de 4500 agencias que dependen de la Lotería de la Provincia de Buenos Aires, que emplean unas 15.000 personas.
“Nosotros tenemos un rango etario de clientes que va de los 45 para arriba; no es un público que se renueva asiduamente. Los de riesgo hoy están resguardados por la pandemia y parte de eso afecta la recaudación. Además, la inflación en el país y la falta de efectivo que hay entre la población también nos afecta mucho. No somos generadores de precios, no podemos remarcarlos. Tenemos una tarifa fija, que es la que pone el cliente, los $50, $100, $500 que puede. Hoy en día la mayoría de nuestro rubro funciona con los vueltos que van quedando de las compras diarias. Pero, si todo aumenta, no hay vuelto que sobre”, señaló Marcelo Iglesias, presidente de la Cámara de Agentes Oficiales de Lotería y Afines Bonaerense (CAOLAB).
Durante la cuarentena más estricta la recaudación llegó a ser de menos del 25% en comparación con la habitual. Ahora, si bien cerca de la mitad de las agencias logra su subsistencia, otro 50% “tiene que manotear de sus ahorros” para seguir operando. Tampoco tienen la opción de recargar SUBE: al estar habilitado solo para trabajadores esenciales, los clientes no llegan a ser un 40%. “Nos obligan económicamente a despedir gente”, sentencian.
Además de las restricciones y la imposibilidad de acceder a los beneficios que tienen otras pymes, se suma otra amenaza: la inflación. “A nosotros la recaudación nos aumenta un 15-20% anualmente, que es lo que incrementa la provincia de Buenos Aires. Los agencieros comisionamos sobre esas ventas, entonces suben un 20% también. Pero tenemos la contra de la inflación anual, que llega a ser del 40-50%. Todo lo que recaudamos va directo al Estado, es algo que también los beneficia”, se preguntó Iglesias.
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