Radiografía del negocio del litio, la esperanza que viene del norte
El país es el cuarto exportador mundial del mineral y tiene el tercer mayor volumen de reservas, solo superado por Chile y Australia; hay dos proyectos en etapa de producción, con planes de expansión en marcha, y otras seis iniciativas en construcción
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Es el oro blanco que brilla en el noroeste y quiere convertirse en un gran generador de dólares para la Argentina. Junto a la producción agropecuaria y los hidrocarburos de Vaca Muerta, el litio es un mineral que, de la mano de la demanda global asociada a las nuevas tecnologías de movilidad sustentable, prometen posicionar al país como un jugador de peso en el mundo que viene, con la esperanza de atraer inversiones internacionales.
Las proyecciones ubican la cadena del litio como uno de los complejos de mayor capacidad exportadora en el mediano plazo. Según datos oficiales, en 2022 las exportaciones de litio superaron los US$696 millones, una cifra que más que triplica (creció un 234%) a los US$208 millones de 2021. De acuerdo con los números de la Secretaría de Minería, representó el 18% del total de exportaciones mineras del país.
Pero el potencial es mucho mayor. La Argentina, junto a Chile y Bolivia, integran el ‘triángulo del litio’, una región compartida la zona andina, al noroeste del país, que comprende entre otros al Desierto de Atacama (Chile) y los salares de Uyuni (Bolivia), Atacama (Chile) y del Hombre Muerto (Argentina), entre otros. Según estimaciones sectoriales, esta zona concentra casi dos tercios de todo el litio disponible en el planeta. Sin embargo, la secuencia de la presencia de litio a su producción a gran escala incluye pasos que complejizan la cadena.
“El litio es un metal híper abundante, pero el tema es ver dónde es viable extraerlo, porque lo que se busca es que esté concentrado y analizar con qué está mezclado”, explica el economista Rafael Skiadaressis. Y mientras la Argentina ocupa el cuarto lugar en el ranking mundial de productores de litio, detrás de Australia, Chile y China, y si bien el potencial es mayor, las estadísticas deben ser analizadas según la viabilidad de la explotación del material.
De acuerdo con los números del Servicio Geológico de los Estados Unidos, la Argentina es el segundo país con mayor volumen de recursos de litio a nivel mundial, con 20 millones de toneladas, solo superado por Bolivia (20 millones) y por encima de Estados Unidos (12 millones), Chile (11 millones), Australia (7,9 millones) y China (6,8 millones). Sin embargo, solo se consideran dentro de las reservas de litio aquellos recursos comprobados y cuya explotación es económica y técnicamente viable en el presente, de acuerdo con las prácticas mineras y productivas en el momento. “Esos son números que van cambiando, a medida que avanzan las tecnologías y progresan nuevos proyectos de exploración, porque eso es lo que determina si hay un concentrado de litio que sirve para explotar”, completa Skiadaressis.
En cuanto a las reservas, la Argentina ocupa el tercer lugar del listado mundial, con 2,7 millones de toneladas, según los datos de 2023 del Servicio Geológico estadounidense, y es superado por Chile (9,3 millones) y Australia (6,2 millones), dos países con un fuerte desarrollo en su explotación minera. En todos los países considerados, la evolución de las reservas de litio crece año a año (en la Argentina eran 850.000 toneladas en 2015), a medida que crecen las inversiones en el sector y se desarrolla tecnología que vuelve más eficiente y menos costoso la explotación del mineral. Bolivia, el país con mayor volumen de recursos, no tiene proyectos de producción a escala industrial del litio.
De esos recursos y del tratamiento del litio se extrae el carbonato de litio, el principal compuesto exportado en el país, que luego es utilizado como uno de los insumos principales en la fabricación de baterías. Según estimaciones sectoriales, por cada gramo de litio extraído se obtienen 5,32 gramos de carbonato de litio. Ese tratamiento químico en centros industriales demanda el tratamiento de la salmuera en grandes piletas (las clásicas fotos con distintos colores evidencian diferentes etapas en la evaporación), y su tratamiento luego con su tratamiento químico para la obtención del carbonato u otros componentes. El proceso en conjunto demanda la utilización de agua dulce, un factor escaso en áreas áridas, algo que genera rechazos y cuestionamientos por el impacto ambiental y los riesgos de contaminación.
La explotación en la Argentina
Concentrado en el norte del país, la actividad en torno a la producción de litio involucra fundamentalmente a las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, cuyos gobernadores firmaron un Comité Regional e integran, junto a la secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación liderada por Mercedes Marcó del Pont, la Mesa del Litio, un espacio de diálogo sectorial que busca fomentar las inversiones en el rubro.
En la actualidad, el país cuenta con dos proyectos activos en etapa de producción, que en conjunto ofrecen el 5,9% de la producción global de este mineral, de acuerdo con los datos de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM). De esta manera, la Argentina se ubica como el cuarto productor global.
Uno de los dos proyectos activos es el de Salar de Olaroz, en la provincia de Jujuy, cuya operación está liderada por un joint venture entre la firma australiana Allkem Limited (resultante de la fusión entre Galaxy Resources y Orocobre), el grupo japonés Toyota Stsusho Corporation (TTC) y la empresa miera estatal Jujuy Energía y Minería S.E., a través de la firma Sales de Jujuy. Esas instalaciones alcanzaron en el último trimestre de 2022 tuvo una producción récord de 4253 toneladas de carbonato de litio, según datos difundidos por la compañía, que implican un crecimiento del 17% con respecto al trimestre anterior. En ese sitio, a su vez, se ejecutaron US$172 millones de un total de US$330 millones de inversión para expandir la producción en una segunda etapa, que proyecta incrementar de 20.000 a 50.000 toneladas la capacidad de producción.
Kilómetros al sur, en Catamarca, funciona el otro proyecto activo de extracción de litio en la Argentina. Se trata del complejo Minera Fénix, operado por la firma estadounidense Livent en el Salar del Hombre Muerto, que exporta el mineral extraído a sus plantas productoras en China, Europa y los Estados Unidos. Presente hace 25 años en el país, Livent tiene en marcha un proyecto de expansión para la puesta en marcha de una segunda planta de producción de carbonato, cuya primera etapa espera completarse en el primer semestre de este año. Ese plan, que implica según la firma desembolsos por US$1100 millones (ya se ejecutaron US$640 millones), tiene como objetivo triplicar la capacidad de producción local, y pasar de las actuales 20.000 toneladas anuales a 40.000 en 2024 y 60.000 a fines de 2025, con la incorporación de un nuevo bloque de exploración. En 2022, este centro productivo recibió la visita de ejecutivos de Tesla, la firma de autos eléctricos liderada por Elon Musk, que tiene a Livent como uno de sus proveedores para los componentes de sus vehículos.
Por fuera de estos dos proyectos en etapa de producción, existen otras decenas de iniciativas en diferentes instancias, desde la exploración incipiente hasta la construcción de las instalaciones para comenzar a operar. Y mientras el boom del litio genera una revolución en los distritos cercanos similar a la que produjo Vaca Muerta en la localidad neuquina de Añelo, los plazos se dilatan: según estimaciones de CAEM, alrededor del 1% de los proyectos pasan de la etapa de exploración inicial a producción, y el proceso de pasar de la fase de factibilidad hasta el inicio de la producción puede llevar entre tres y seis años.
Actualmente hay otras seis iniciativas en etapas de producción. En Jujuy, la firma Minera Exar, un joint venture entre la china Ganfeng Lithium, la canadiense Lithium Americas y la empresa provincial, avanzan con un proyecto en Caucharí-Olaroz, que demandó una inversión de US$741 millones, y proyecta una capacidad de 40.000 toneladas anuales, con finalización estimada para este año. En Salta, el grupo francés Eramet retomó en 2022 la construcción de una planta de litio en el salar Centenario-Ratones, con una inversión de US$400 millones, que tendría una capacidad de 24.000 toneladas, que entraría en actividad en 2024. En esa misma provincia, la firma Ganfeng avanzó con otra planta en el salar de Llullailaco (US$600 millones), con la intención de instalar también paneles solares; mientras que la surcoreana Posco inició las obras en su centro en Sal de Oro, que implicarán un desembolso de US$800 millones para producir carbonato e hidróxido de litio. Los otros dos corresponden a iniciativas en Catamarca, a cargo de Allkem (Sal de Vida) y la minera china ZiJin (Tres Quebradas). En cuanto a los capitales nacionales, la firma Alpat (Alcalis de la Patagonia), del empresario del juego Cristóbal López, anunció un desembolso de US$250 millones para ampliar la producción en su planta de San Antonio Oeste (Rio Negro) de soda ash (carbonato de sodio), un insumo clave para la producción de litio. Sin embargo, ninguna de las dos firmas que actualmente están procesando el mineral en el país le compran a Alpat, y utilizan a cambio la soda ash importada.
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