Quién fue Patricio Farcuh: sushi, la relación con Moyano y las cuentas en las paredes
Astuto con las finanzas. Excéntrico en los negocios. Narcisista y futbolero. Experto en las relaciones comerciales. En sus 43 años de vida, Patricio Farcuh se movió con habilidad para tejer una red de empresas que fueron de los recursos humanos y la organización de eventos hasta la logística y el servicio postal. Con Oca como su último gran paso, dejó una carrera vertiginosa que quedó siempre vinculada al universo de Hugo Moyano.
Los números y el mundo de los negocios acompañaron a Farcuh desde joven. Estudió la carrera de Contador Público en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, y luego completó un MBA ejecutivo en el IAE Business School de la Universidad Austral, curso que completó en 2006.
Cultor de un alto perfil, se ufanaba de sus logros y su experiencia laboral. En la biografía que firmó en su sitio web personal, se definió como "un joven emprendedor argentino que posee un gran entusiasmo, interés y perseverancia por las nuevas tecnologías, la innovación, el medioambiente y la economía sostenible".
Personalista, allí cuenta que aulas de la Universidad Austral y la UBA llevan su nombre, "lo cual habla del profundo impacto que produjo su paso por las mencionadas casas de estudio". Fuentes de la casa de estudio donde cursó su posgrado corrigen la información: durante un tiempo, ese salón se llamó Grupo Rhuo.
Quienes lo conocieron daban cuenta de su gran capacidad intelectual para las finanzas. Excéntrico y obsesionado por el trabajo, solía tener las paredes de sus oficinas escritas: eran las cuentas que apuraba a mano alzada, sin esperar a buscar un cuaderno o una hoja de papel.
Su espacio de trabajo definía también muchos de sus gustos y de sus hábitos en las largas jornadas laborales. En el baño de su oficina tenía un jacuzzi, su espacio elegido para relajar. Tenía también allí batas y ojotas, atuendo con el que a veces se movía dentro de su bunker. Para el horario del almuerzo, tenía predilección por la comida japonesa, y solía contar con un sushiman personal, para que preparara sus piezas elegidas.
El ascensor que conducía a su oficina estaba espejado, y contaba con máquinas de humo como la que habitualmente dan ambiente a discotecas, casamientos o fiestas de 15. Allí, Farcuh tenía su espacio musical personal, donde se entretenía con otro de sus hobbies: ser DJ.
Lo obsesionaba la seguridad. Desde el ingreso de las oficinas hasta el ascensor espejado, el recorrido estaba flanqueado por un sistema de cámaras de seguridad, que cubrían todo el espacio y no dejaban rincón al descubierto.
Los negocios y el deporte también definían ese espacio. En las paredes de la oficina supo tener enmarcada una camiseta de Independiente con el logo de Oca en el pecho. Enojado y furioso, la descolgó tras su pelea con Moyano. También mostraba, enmarcada, las varias páginas de la carta documento en la que aseguraba ser dueño de la empresa, en el marco del conflicto que lo enfrentó con el sindicalista.
Farcuh y una carrera meteórica
Activo en el mundo de los negocios, Patricio Farcuh creó su primera empresa en 2002. Con varias startups en esos años, se dedicó al rubro de los recursos humanos, las búsquedas laborales, la educación ejecutiva, el facility management y la organización de eventos.
En 2011 fundó el Grupo Rhuo (Recursos Humanos Organizados), paraguas bajo el cual agrupó a todas sus unidades de negocios y se posicionó como uno de los referentes locales del sector. Habitual organizador de encuentros y congresos, era conocido por su constante esfuerzo de rodearse de referentes internacionales: el expresidente francés Nicolas Sarkozy, el economista Joseph Stiglitz o el entrenador Josep Guardiola son algunas de las figuras que mantuvieron contacto con él.
A fines de 2013 concretó su gran paso. En una operación estimada en alrededor de US$60 millones, adquirió Oca, la empresa postal de más de 6000 empleados que en más de un 90% estaban afiliados a Camioneros, el gremio que de Hugo Moyano.
Farcuh y su relación con Moyano
"No sé por qué dicen que es mi testaferro". Ante cada pregunta, Farcuh se defendía y negaba rotundamente cualquier vinculación profesional con el gremialista Hugo Moyano y sus hijos, con quienes incluso compartió viaje a Sudáfrica para ver el Mundial de 2010. Las fotos lo muestran compartiendo tribuna con referentes del gremio de Camioneros y barras de Independiente, el club que los unió.
Su vínculo con Moyano, dijo en una entrevista en LN+, era "profesional". En el mundo político y empresario la sospecha –nunca fundada- planteaba un vínculo mucho más estrecho.
Oca, la mayor empresa postal privada del país que había sido encabezada y expandida por el magnate Alfredo Yabrán en los ’90, fue, posiblemente, la empresa de su vida: aún hoy, su perfil público en Linkedin lleva la foto de la coupé Chevrolet con los colores de la empresa que hace décadas le permitió a Juan María Traverso dominar varias temporadas del Turismo Carretera.
En 2014, el violeta de Oca desembarcó en el rojo de Independiente, con pago de US$2,5 millones. En total, su marca estuvo tres temporadas sobre el pecho de la camiseta del club de Avellaneda, y desembolsó unos $127 millones de aquel entonces.
Eran años de estrecha relación entre el empresario y el gremio de Camioneros: intercambios millonarios comprobados por la Unidad de Información Financiera, la venta de un hotel en Pinamar a una empresa del grupo (Farcuh negó su vinculación con esa transacción) y donaciones millonarias al Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, el equipo de camiseta blanca y verde que fue fundado en 2008 y tiene a Pablo Moyano como presidente.
El titular del grupo Rhuo siempre rechazó esas acusaciones. Dijo que fueron hechas cuando él no tenía "la administración de hecho" de la empresa y que fueron cheques transferidos "cuando me usurparon la compañía".
Ese evento, relató Farcuh, fue el supuesto quiebre de la relación con la familia Moyano. Según el empresario, entre 2016 y 2017 fue víctima de una operación violenta por la cual referentes de Camioneros y ejecutivos internos alineados con Moyano intentaron "usurparle" la empresa. El episodio, denunciado por Farcuh en la justicia con la presentación de grabaciones ante el juez federal Marcelo Martínez de Giogri, incluyó una discusión entre Moyano y Farcuh, en la puerta de su despacho en el edificio de Oca, en Balvanera. Tras aquel conflicto, el juez asignó una custodia de la Gendarmería a Farcuh.
Los últimos años del empresario lo vieron protagonista de la debacle financiera de Oca, que incluyó una millonaria deuda con la AFIP, Experta ART y el gremio de Camioneros. La justicia lo apartó de la compañía y en abril de 2019 se decretó la quiebra.
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