Empresarios, deportistas y activistas conversaron sobre la relación entre empresa y medio ambiente en el quinto y último capítulo del ciclo 2024 de Management 2030
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En el mundo de los negocios, los responsables de llevarlos a cabo tienen que hacerlo teniendo en cuenta al planeta. Ese fue el disparador del quinto y último capítulo del ciclo 2024 de Management 2030, desarrollado bajo el título “Sostenibilidad: del triple impacto a la regeneración” y moderado por José del Río, secretario general de Redacción de LA NACION.
A lo largo del encuentro, referentes empresariales, deportivos y activistas debatieron hasta qué punto las acciones individuales pueden generar un cambio global, y por qué importa mantener el optimismo en un escenario diagnosticado como fatal.
Verónica Marcelo, Gerenta General de Natura Argentina, rompió el hielo con una afirmación que, especialmente hoy, no resulta tan obvia como muchos creen. “Siempre que se habla de hacer el bien se alude a las grandes acciones. Pero el cambio está en las acciones diarias que cada uno decide concretar en el día a día”.
Coincidió con ella Laura di Cola, cocinera especializada en el desperdicio de alimentos. “El 60% del desperdicio de alimentos sale de los hogares”, aseveró. “Está en cada uno dejar de tirar -o tirar menos- alimentos y traerlos de vuelta a la mesa. Depende de cada uno cambiar”.
Derribar la ignorancia y fomentar la funcionalidad
Desde otro punto de vista, pero con la misma filosofía, Domingo Speranza, arquitecto del sector corporativo y presidente de Newmark Argentina, explicó que resulta fundamental tener un enfoque práctico y funcional a la hora de construir y edificar.
“Los edificios en las ciudades tienen el mayor impacto en la huella de carbono”, señaló. “La sostenibilidad no va solamente por el lado de no generar residuos o reducirlos, va también por el lado de cómo se consume la energía y cómo se compensa su uso. La operación del inmueble necesita implementar más políticas en esta línea”.
Alexia Rattazzi, directora ejecutiva de PANAACEA, ONG dedicada a las personas con condiciones del espectro autista, se sumó a la conversación para subrayar que todo espacio debería ser completamente accesible para cualquier persona que lo quiera transitar.
En este sentido, la directiva explicó que existen cuatro grandes barreras que es urgente derribar: las físicas, que aluden a que, por ejemplo, alguien en silla de ruedas pueda moverse y llegar a todos los lugares de un espacio a través de rampas o ascensores; las comunicacionales, que refieren al idioma y señalética necesarias para llegar a donde uno quiere llegar; las sensoriales, que repercuten especialmente en personas dentro del espectro autista o con hipersensibilidad; y las actitudinales, relacionadas con los prejuicios, mitos, estereotipos y, en definitiva, ignorancia alrededor de un tema.
Rattazzi puso foco en este último tipo de barrera: “La ignorancia es lo que hace que volvamos a perpetuar los mismos errores, porque cuando uno se entera de algo y aprende, con la nueva información se le habilita un mundo de decisiones distintas”.
Ni ayer ni mañana, hoy
Después, del Río invitó a participar de la ronda a su tocayo en versión inteligencia artificial, y el diálogo escaló a un lugar particular. El programa de IA creado por Accenture Argentina para responder preguntas dijo que el agua es un recurso natural crucial en la vida del hombre, pero que, debido a su mala gestión, está bajo amenaza.
El deportista Yago Lange, que vivió en un barco con sus hermanos y cuya vida profesional se desarrolló en torno a este elemento, se sintió interpelado a contestar algo más. “El planeta al que llamamos tierra es 70% agua. Nosotros somos más de 70% agua. Es mucho más simple de lo que pensamos: al agua la necesitamos para vivir, no hay alternativa”.
Recién retornado de cruzar el océano, el joven remarcó que vio contaminación y microplásticos en todos lados. “Sin ir más lejos, ayer estaba en la costa del río en San Isidro y está súper contaminado. No hay que irse al medio del océano para verlo. Industrias como la pesquera lucran del agua y destrozan la biodiversidad marina”, manifestó. “En Argentina hay menos de tres áreas marinas protegidas. Necesitamos el apoyo de los gobiernos, de los políticos, necesitamos a la industria, necesitamos a la educación, porque los que van a ocupar cargos son los jóvenes que hoy van al colegio o a la universidad. Necesitamos hablar más de estos temas”.
Desde una perspectiva menos activista y más empresarial, Verónica Marcelo sugirió ver al cuidado del ambiente como una oportunidad de negocio. “Es cuando conviene que hay interés en sumarse, en asumir el desafío. Para acelerar el cambio hay que apelar al corazón, pero también al bolsillo”.
Desde la cocina, con el concepto de “cocina circular”, Di Cola explicó que subirse o no subirse a la corriente pro-ambiente y anti-desperdicio depende de un mindset. “Es entender que la basura no es un lugar para el alimento. Cuando hago sopa de batatas, por ejemplo, aprendí a aprovechar también la cáscara. Ahora la uso para hacer chips de batata, mientras hago la sopa, y en la mesa es lo primero que vuela, porque gusta”.
Aunque Lange reconoció que estos temas “están cada vez más en la mesa”, advirtió que todavía falta mucho camino. “Las regulaciones no están. Hay una interacción necesaria entre el gobierno y la industria necesaria, pero las decisiones no son las correctas y eso nos afecta a todos. Por eso necesitamos que la sociedad aprenda de estos temas y pida políticas públicas para cuidar el océano”.
Apreciar la belleza en el corto plazo
¿Cómo se imaginan al planeta en 2030? Con esa pregunta, Charlie, el robot diseñado por Accenture presente en cada edición del ciclo, se introdujo en la conversación. Lange fue el primero en querer responderla.
“Hace un tiempo empecé a elegir estar más conectado con la belleza de las cosas. Sin dejar de lado la cantidad de problemas que existen, tratar de estar en sintonía con la naturaleza, con el agua, con los animales que, estén o no en peligro, siguen estando”, reflexionó. “En vez de proyectar al 2030 prefiero ver qué estoy haciendo yo por la causa en el día a día. Cuáles son mis acciones y decisiones diarias para lograr algo más saludable, sin ser tan extremista”.
También con la idea de relativizar el largo plazo, Marcelo recordó que, cuando se empezó a hablar de los famosos “compromisos de cara al 2030″, ese año parecía estar a una eternidad de distancia y, sin embargo, hoy está cerca. “Hoy faltan menos de seis años para que sea 2030, y aunque todavía tenemos un margen para actuar, el cambio lo tenemos que activar ya”.
Efecto “wow”, curiosidad y nuevas expectativas
Para dar cierre a esta edición de Management 2030, Sofía Vago, CEO de Accenture Argentina también presente a lo largo del ciclo, se acercó a la mesa para, junto a del Río, sacar algunas conclusiones y decretar un, por ahora, final. Ambos coincidieron en que, a raíz de la inclusión de los programas de IA (entre ellos el robot Charlie y los varios “ayudantes”), se generó, tanto en la audiencia como en los invitados, una suerte de efecto “wow”.
“De distintos rubros, y especialmente de aquellos que no son del palo de la tecnología, muchos invitados se quedaron recalculando y, posiblemente, pensando que, con el asentamiento de la IA, hay un nuevo desafío en la agenda”, observó del Río.
A esto, Vago respondió que en solo 12 meses la IA puede avanzar sustancialmente y que, de cara al evento Management 2030 del próximo año, se van a poder esperar muchas experiencias más. “La tecnología evoluciona rápido. Queremos mantener a nuestros programas actualizados y, a medida que tenemos acceso a las nuevas herramientas, aplicarlas a nuestros ayudantes de IA y mostrarlas”, concluyó la directiva. “Creo que logramos generar curiosidad y eso es lo más importante de todo”.
El potencial detrás de la curiosidad, siendo esta un sinónimo de apertura, es una de las conclusiones más reiteradas al final del día. Ratazzi, de PANAACEA, eligió una frase de Albert Einstein para resumir el significado de esta característica que, fomentada, puede convertirse en una fuerza colectiva: “La mente es como un paracaídas, solo funciona si está abierta”.
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