Qué hacer para que la tecnología no barra con lo humano
En la apertura del Summit de Recursos Humanos, Joan Cwaik, autor de Postecnológicos, analizó los desafíos para las empresas y las personas frente al cambio tecnológico constante y dejó siete claves para abordarlos
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El ser humano está inserto en un mundo de cambios tecnológicos exponenciales que redefinen constantemente la forma de trabajar, de emprender y vincularse con otros. En ese sentido, muchas veces se vive con la sensación de haber perdido el control de la vida o de las organizaciones y algunos expertos se han abocado a estudiar la forma de recuperarlo y de convivir sanamente con la tecnología.
En ese marco, Joan Cwaik, autor de Postecnológicos: habilidades para recuperar lo humano, expuso en el noveno Summit de Recursos Humanos organizado por LA NACION. “La humanidad perdió el control frente a una tecnología que crece a ritmos exponenciales”, aseguró el especialista, quien puso sobre la mesa la cuestión de que vivimos en un mundo con una “obsesión” por acelerar nuestras vidas y “las cosas en la vida llevan tiempo y los procesos organizacionales también llevan su tiempo”.
Frente a la pregunta de por qué se da esta pérdida de control, el experto aseguró que hay una brecha entre el crecimiento de la tecnología y el avance de la humanidad: “Estamos en un mundo donde la tecnología crece a ritmos exponenciales y nuestra vida avanza a ritmos lineales”. Cwaik remarcó que la tecnología marcha más rápido que las realidades económicas, sociales y políticas, y para “algunos autores estamos en una quinta revolución industrial”.
“El ser humano no está biológicamente diseñado para cambiar permanentemente”, enfatizó y agregó: “Pareciera que todas las semanas tenemos un nuevo avance tecnológico que nos va a cambiar abruptamente la vida cotidiana, ya que en un abrir y cerrar de ojos pasamos del CD al metaverso, pero es importante entender que tenemos más tecnología a la que nos podemos adaptar o asimilar e incorporar a nuestras empresas”.
¿Cómo recuperar el control?
Cwaik afirmó que, frente al cambio tecnológico, se suelen dar dos actitudes posibles: acelerar constantemente ese avance o frenar. En ese sentido, expresó: “Es importante empezar encontrar cada uno a nivel organizacional, cuál es el ritmo que queremos que nuestra organización recorra”.
El experto aseguró que el ser humano pasó de ser un homo sapiens, al que lo distinguía su capacidad de razonamiento, a ser un homo tecnológico, aquel que tiene una relación imposible de disociar con la tecnología. Sin embargo, animó a convertirse en un homo post-technologicus (postecnológico), donde el objetivo es que “la tecnología no defina a la organización o a la humanidad, sino que la amplifique”.
Citó al Foro Económico Mundial que asegura que el 44% de las habilidades que necesitamos para trabajar cambiará en los próximos cinco años, “algo que nos habla de que tenemos que adaptarnos constantemente”. En ese sentido, propuso su fórmula para lograr esta recuperación del control, vinculada a la adquisición de un conjunto de habilidades:
- “Si antes hablábamos de desarrollar una inteligencia digital organizacional, hoy deberíamos pensar en una inteligencia holística”, aseguró el autor de Postecnológicos: habilidades para recuperar lo humano, explicando que esto no implica no adoptar la digitalización, sino que anima a ver las cosas desde una perspectiva mucho más integral.
- “En un mundo cada vez más aplanado, tenemos que desarrollar un pensamiento global”, planteó Cwaik como segunda habilidad para adquirir, y señaló que, para lograrlo, se deben desarrollar habilidades multiculturales que ayuden a agregar valor y a maniobrar en diferentes territorios.
- “Si antes se hablaba de alfabetización digital, hoy tenemos que desarrollar alfabetización informacional”, agregó el experto, explicando que se vincula a cómo usamos la información y cómo se genera pensamiento crítico con ella: “Estamos viviendo una infodemia, un exceso de información gigante”.
- Una cuarta habilidad es la “agnosfilia”, un concepto nuevo, donde “a” viene del “no”, el “gnosis” del conocimiento y “filia” de amor. “En un mundo donde hay tanto FOMO (N. de R.: por la expresión en inglés), miedo de quedarse afuera, hay que cultivar la agnosfilia a nivel organizacional e individual, que implica desarrollar el amor por el “no saber””.
- Otra habilidad es el pensamiento experimental: “Tenemos que volver al método científico y desarrollar un mindset experimental, ya que la iteración constante es el mantra de las organizaciones del siglo XXI”.
- “La flexibilidad cognitiva es necesaria, ya que permite aprender a desaprender paradigmas constantemente”, añadió Cwaik.
- Por último, aludió al bienestar digital: “A muchos nos enseñaron instrucción cívica en las escuelas, pero nadie nos educa en formar una relación armónica con la tecnología que nos rodea”.
“La tecnología avanza permanentemente, pero la humanidad permanece. La tecnología va a desafiar constantemente al ser humano y tenemos que pensar qué postura vamos a adquirir, para seguir agregando valor a este mundo”, finalizó Cwaik.
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